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Casi parece una convención. Pero sigue exaltándome tanto como el primer dÃa. Por disponibilidad horaria realizo mis entrevistas con autores de Seix Barral los lunes a las cuatro de la tarde. Cojo el metro, pasan los diez minutos de rigor.
Próxima estació: Urquinaona. No fumis al metro. No baixis a les andanes.
Tranquilos, no pretendo suicidarme. Aire puro, el famoso quiosco. En el centro de la ciudad no aprecio ningún tipo de pelotazo inmobiliario. Barcelona es sutil. No tiene poceros, aunque en su entramado urbano es fácil localizar especulación a granel maquillada bajo el detestable sabor a progresismo de feria por parte de un Ayuntamiento demasiado acostumbrado al poder para ejercerlo de manera útil en beneficio del ciudadano.Â
SÃ, porque este tiempo, y aciertas al definirlo con el adjetivo hortera, coincide con la explosión de dinero y una tolerancia general amplÃsima hacia los elementos turbios que genera la economÃa. En España circulan más billetes de 500 euros que en toda Europa, y eso significa dinero negro. En este paÃs si te comprabas un piso el notario, la persona encargada de certificar que el proceso se adecua a unos parámetros establecidos, se levantaba de la mesa y se iba para que las personas intercambiaran dinero negro. La sensación general era de que como todo el mundo lo hace, todo vale, y eso propiciaba que si alguien robaba a dos, otro podÃa robar a tres.
Este serÃa un debate que sobrepasa la mera explicación del libro. En mi opinión toda esta vorágine se inicia en los setenta con la generación que tenÃa el deber de convertir España en una democracia. Creo que estamos en un paÃs donde vendemos ideas que no creemos.
La percepción general que existe en España en torno al delito urbanÃstico es, en primer lugar, que es un delito sin vÃctimas. No perjudica a nadie y genera un beneficio comunitario. Sobre esta falsa percepción hay gente que ha ganado mucho dinero. El magnate de la novela usa la prensa en sentido funcional.
Desde un primer momento puedes atribuir un rostro público a los personajes, sin que con ello quiera decir que esa fuera tu intención.
La gente los identifica con su propio imaginario. Construimos una galerÃa de personajes de nuestro teatro particular para interpretar la realidad. Con un personaje tan exagerado el efecto cómico es la posibilidad de identificarlo.
No son guiñoles porque son perfectamente reconocibles. El caso del Gorila es paradigmático. Un futbolista que decide colgar las botas, se enfunda un traje simiesco y no dice nada, y aún asà es respetado, un poco como esos señores de Crónicas Marcianas que sólo soltando sandeces lograban el aplauso del público y ser reverenciados por una amplia masa social.
La incorporación de la mujer en los estamentos directivos ha sido un camino muy complicado que acarrea el precio de justificarse constantemente.
Algo que contrasta mucho con la mujer del magnate, tÃpica española crecida en el franquismo que de repente se encuentra con el oro y el moro.
Exactamente, pero ella dice que no es la tÃpica mujer de gángster. La visión de la mafia que Coppola muestra en El Padrino es muy intelectual. Los soprano lo trataron mejor, aunque no deja de ser desde una perspectiva muy operÃstica. Se mata a alguien, se funde la imagen en negro y parece que deshacerse de un cadáver sea lo más sencillo del mundo, y no es asÃ.
Toni MartÃnez
¿Cómo planteaste la estructura del relato? Da la sensación que el texto fluye y hasta recuerda en algunos instantes A sangre frÃa de Truman Capote.
En los últimos años algunos narradores han aplicado una fragmentación similiar a la que encontramos en Grúas asesinas. Recuerdo el caso de Rant de Chuck Palhaniuk.
En Padre de familia la estructura es muy difÃcil. Cada episodio dura 24 minutos y hay 30 gags. Conseguir que la acción no sufra pausas es una heroicidad.
En tu caso logras que las declaraciones de los protagonistas vayan enlazándose.
Exacto. Las diez primeras páginas eran fundamentales para enganchar al lector y permitir su acceso a la dinámica del relato.
Corremos el peligro de ser vÃctimas de una solución polÃtica heterodoxa como sucede en Italia con Berlusconi.
Con Clara Usón comentábamos que dentro de unos años muchas novelas publicadas en los últimos años quedaran como literatura documental de nuestro tiempo porque se escribieron antes de la crisis.