«El despertar de los muertos», de Gareth Wood

El despertar de los muertos. Gareth Wood
Dolmen Editorial (Barcelona, 2010)

Aunque estemos en épocas cercanas a la Navidad, en las que el amor y la felicidad se extienden por la todos los rincones del planeta, no está de más, en verdad nunca lo está, que uno se mantenga alerta ante cualquier hecatombe que pueda hipotecar el futuro de la raza humana. Sobre todo aquella que aún está viva.

Por eso no está mal, incluso en fechas como estas, poder escribir algo sobre uno de los géneros más sorprendentemente en boga del momento, la literatura zombi. Este mes de diciembre nos acercamos a El despertar de los muertos del autor canadiense Gareth Wood. Una buena pieza para nuestra librería Z aunque nos proponga una historia que nos deja a medias.

El argumento sigue el clásico inicio de una historia de zombis. En este caso el alzamiento de los muertos se ambienta en territorio canadiense, cosa por otro lado bastante inédita en un género donde el vecino paisaje estadounidense domina claramente. Allí seremos testigos, a través del diario que escribe su protagonista, de la aparición de los muertos vivientes y de cómo el mundo humano conocido se va “al garete” amenazado por el hálito putrefacto y hediondo que emanan los zombies, hambrientos, por otra parte, de carne humana.

La novela se organiza, según mi parecer, en dos grandes bloques. El primero se podría considerar como una road movie zombie en el que asistiremos con pavor al inicio del fin, a las primeras noticias de ataques zombis a través de la prensa internacional y a la desesperada huida de Calgary que el protagonista y su hermana Sarah llevarán a cabo una vez que el contagio se generalice mundialmente y la seguridad sea imposible en una gran ciudad. Este es sin duda el bloque más desesperadamente interesante de la novela. Acompañamos a los dos supervivientes en una huida de la muerte y hacia la vida a través de las carreteras canadienses. Veremos como las condiciones de vida se van degradando a medida que la vida humana se extingue y el número de no-muertos crece. Sera una huida atroz e inhumana que nos hará disfrutar de las escenas de acción, de los rescates de supervivientes y de las situaciones descritas en la novela. En su fuga los protagonistas harán todo lo posible para ayudar a todas aquellas personas aún con vida que hallan en su camino, incluso a los animales, y para hacer el máximo daño posible a las hordas de muertos vivientes que asolan su país. Es esta la mejor parte de la novela, pura traslación a la literatura de las mejores películas de zombis, a las que el propio Wood recurre como referencia, haciendo al protagonista recordar el film El amanecer de los muertos de George A. Romero, en el momento en que se disponen a rescatar a un grupo de supervivientes que se han refugiado en una gran superficie comercial rodeada de muertos vivientes. Es sin duda alguna una clase magistral de acción zombi en la que Wood deja patente su admiración por el cine Z(ombi), y en la que veremos a los supervivientes, cuyo número no dejará de aumentar a lo largo de la huida, intentando llegar a algún sitio seguro donde poder “rehacer” sus vidas, si es que eso es posible.

El segundo bloque de la novela se inicia con la llegada de los protagonistas a uno de los reductos de civilización del planeta dirigido por militares, lo únicos que han podido defender sus posiciones ante un enemigo que ya está muerto. En esta parte la intensidad de la novela decae. Parece como si el autor no supiera qué hacer con sus protagonistas una vez que han llegado a “tierra firme”. Wood descarta aquí una historia más relacionada con la recuperación y organización de un mundo post-despertar-zombie, a cuya temática le dedica más bien poco (apasionante, sin duda, las escasas noticias que el diario del protagonista, nos filtra, gota a gota, sobre la reorganización política y militar de algunos países como Canadá, Estados Unidos, Francia o Inglaterra, en las que no aparece España, sin duda alguna un territorio devastado hasta sus cimientos por las hordas de redivivos e incapaz de hacer frente a ninguna de las crisis que se le echen encima, y menos aún a un holocausto zombi). Wood opta, entonces, por repetir la fórmula de la primera parte, y nos relata alguna de las operaciones militares, en las que participarán diversos protagonistas de la novela. Es digno aquí resaltar la incursión militar organizada para liberar a grupos de supervivientes localizados en algunos de los edificios de la ciudad de Calgary y la liberación de una prisión, de nuevo al más puro estilo cinematográfico. Sin embargo esta segunda parte deja al lector con la sensación de que Wood no sabía muy bien hacia donde encarrilar la historia, una vez que los supervivientes han llegado a la “tierra prometida” protegida por el ejército.

Aún así la novela nos hace pasar un muy buen rato. Aunque su nivel no es todo lo regular que la primera parte del libro nos podría hacer pensar, es la historia más cinematográfica que he tenido la ocasión de leer. Es un acierto de Wood trasladar el ritmo, las situaciones, las acciones y el enfoque de la pelis de zombis a su novela. Lo que permite al lector imaginarse y visualizar la historia tal y como si estuviera en la butaca de un cine cualquiera. Notando el andar y el aproximarse de los no-muertos, advirtiendo la terrible hediondez de los cuerpos en clara descomposición, imaginándose el maquillaje que los actores mostrarían en cualquier “buena” película del género y, en definitiva, escapando de una pesadilla, de una crisis terrorífica y mortal que, de una forma global, se cierne sobre el destino de la humanidad.

Jorge Pisa Sánchez
http://cinelatura.wordpress.com

Jorge Pisa Sánchez

Jorge Pisa Sánchez (Barcelona, 1976), licenciado en Historia. Ha escrito dos libros en la colección Breve Historia de la editorial Nowtilus y ha colaborado en diversos proyectos y revistas digitales. Dirige la sección de teatro de la web www.indienauta.com y el blog Culturalia.

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