La arquitecta madrileña Izaskun Chinchilla fue uno de los nombres destacados de la primera edición de la Noche Found!, el encuentro entre creadores organizado por CaixaForum, en el que también participaron, entre otros, Sunny Graves, Sonido Tupinamba, Slurp TV o Paula Bonet y Aitor Saraiba.
Chinchilla recordó en Barcelona que “el mundo no está vacÃo hasta que llega un arquitecto para llenarlo†y, asÃ, aseguró que su estudio, con el que lleva 15 años, pone especialmente el foco en valores como la fragilidad y la levedad. La madrileña, que sostiene que su objetivo es dirigirse a un público no especializado, resumió su trayectoria en tres ejes: la ecologÃa, la sociologÃa y la tecnologÃa.
Un discurso crÃtico ante la tecnologÃa, considera Chinchilla, es esencial para transformar espacios frÃos en lugares acogedores. Y ahà la escritura juega un papel fundamental para esta arquitecta. Dice que los creadores pueden dibujar algo no visto antes, pero que la cultura no puede acercarse al usuario como un simple consumidor. Por eso, con algunos de sus clientes, han querido “construir valores†en cada proyecto, adaptando la economÃa circular o potenciando la sensibilidad de género.
Durante su conferencia, Izaskun Chinchilla mostró algunos de sus proyectos más destacables, como Organic Growth, una propuesta para la 2015 City of Dreams Pavilion Competition de Nueva York, en la que su estudio recicló paraguas rotos, viejos taburetes, y ruedas de bicicletas accidentadas para rediseñar un espacio que es, a la vez, paseo y ágora abierta.
Han querido potenciar desde el principio los “modos de falloâ€, aprovechando el margen de error para intervenir, precisamente, en la transgresión de tipologÃas que intentan encerrar el concepto de arquitectura en modelos herméticos. “Intentamos pasar de la composición estética a la experiencia del usuarioâ€, insistirá. “Y lo hacemos celebrando la belleza de la imperfecciónâ€. Por eso muchas de sus soluciones, basadas en patrones, pasan por la cerámica, los múltiples tejidos, el uso de una madera recogida de lo que sobra del bosque, en una tala espontánea y no expansiva, o el uso del ladrillo que muchos veces se esconde, tras las numerosas reformas, en los viejos edificios.
En ese intento de desmitificar la anatomÃa de la obra, y apostar por un cierto continuismo, el estudio de Izaskun Chinchilla ha aplicado una suerte de sistema ortográfico en la rehabilitación del Castillo de Garcimuñoz, en Cuenca. De alguna manera, cuenta, “las nuevas piezas arquitectónicas son tan pequeñas y ligeras como los puntos y las comas de un textoâ€, y asà pueden dialogar las diferentes circunstancias históricas, sociales y culturales que cohabitan el edificio. La unidad, aquà como en la escritura, nace del acento que aporta cada capa, de desvelar los palimpsestos, no de la homogeneización del espacio.