Entrevista a Roberto Ampuero, autor de «El caso Neruda»

El caso NerudaRoberto Ampuero (Valparaíso, Chile, 1953) presenta en España su última novela, El caso Neruda (La otra orilla), que es, además, la primera de las aventuras de Cayetano Brulé, su detective cubano afincado en Valparaíso y que ya ha protagonizado otras 5 novelas.

Gracias a este salto en el tiempo que nos lleva hasta 1973, descubrimos los primeros pasos de Brulé como detective de la mano del poeta Pablo Neruda, quien le encarga su primer caso. La narración le sirve a Ampuero para adentrarnos en un momento histórico en Chile (que está a punto de ver derrocado a Salvador Allende) y devolvernos el aroma del thriller hecho a fuego lento.

Roberto AmpueroHas tardado cinco novelas (esta es la sexta), 15 años, en narrarnos el primer caso de Cayetano Brulé. ¿Por qué has decidido ir hacia atrás en el tiempo?

Noté que los lectores de Cayetano Brulé (sólo en Chile más de 200.000, sin incluir el hecho de que todas mis novelas están además pirateadas) querían saber el origen de Cayetano, de cómo se había convertido en detective, y noté también que dentro de las novelas el mismo personaje se encontraba a veces con preguntas sobre su pasado a las que no podía responder. Fue ahí que me dije: este personaje está vivo, está en diálogo con otros personajes y sus lectores, y tiene derecho a revelar su pasado, a mostrar su memoria, a proyectarse en el tiempo. Y fue así como surgió esa necesidad de contar el origen del detective caribeño que vive en Valparaíso y viaja por el mundo. ¿Sabes lo que fue impresionante? Que la historia inicial calzara a la perfección con la historia real de las cosas y la historia ficticia esbozada hasta ese momento en las novelas de Cayetano Brulé.

Desvelas la influencia que tuvo Neruda en el futuro de Brulé y la manera en que le inculcó el arte de la investigación a través de las novelas protagonizadas por Maigret, un detective que encajaría muy poco en Valparaíso. ¿Se vería mejor a Brulé en Europa que al detective de Simenon en Chile?

Pablo Neruda es quien forma a Cayetano Brulé como detective, en 1973, meses antes del derrocamiento del gobierno socialista de Salvador Allende. Neruda le pide a este joven caribeño asentado en Valparaíso que investigue un enigma de su vida y le recomienda leer a Simenon para aprender a ser detective. La literatura, le dice, enseña a veces más que la vida. Y claro, Cayetano aprende a ser detective trabajando para el Nobel y leyendo novelas policiales. Creo que Brulé funciona como investigador en Europa pues conoce, no sólo las claves culturales de América Latina, sino también las de ciertos países de Europa, como de España, Alemania o Italia.  Un detective, segun Brulé, debe moverse como pez en el agua en muchos ambientes como para ser exitoso.

Darle voz a Neruda, incluso incluir textos a modo de confesiones sobre el dolor infligido a las mujeres que le amaron, debió ser tarea complicada. ¿Cómo te enfrentaste a ello?

En El caso Neruda me interesaba el poeta que vuelve a Chile después de haber sido embajador de Allende en París. Es un Neruda que siente que le queda poco de vida por el cáncer que lo aqueja y porque también le queda poca vida al gobierno de su amigo Salvador Allende. Me interesaba ese Neruda solitario al final de su vida, el que, mirando el Pacífico, explora ensimismado su propia vida. Y como fue un hombre de muchas pasiones y mujeres, me interesaba que fuesen ellas, a través de su propio recuerdo, que lo describieran. Me interesaba que Neruda se viese críticamente a si mismo a partir de las mujeres que fueron sus grandes amantes porque él tuvo relaciones muy controvertidas con ellas.

NerudaNo es el poeta un personaje que salga muy bien parado, debido a su historial amoroso, el abandono de su hija, sus dudas, sus remordimientos… ¿Qué reacciones ha provocado entre los nerudianos la aparición de El caso Neruda?

Bueno, no hay muchos libros sobre Neruda con tantos lectores. Y en Chile todos saben algo de Neruda. La novela construye un Neruda que es tan legítimo como el que construyen las biografías de él. No ha habido voces criticas. Neruda es una gran figura y convive perfectamente con las versiones sobre su vida. Pero yo creo que esta novela baja a Neruda del pedestal de santo en que muchos lo colocan y lo convierte en un ser de carne y hueso, de luces y sombras, de generosidades y mezquindades, en un gran artista mucho más complejo, real y entrañable que el Neruda de bronce que algunos intentan imponer. Creo que la gente esta leyendo El caso Neruda con tanto interés porque presenta a un Neruda de carne y hueso, a un poeta que fue capaz de amar y odiar, de entregarse por entero a una causa y ser un calculador frío, un artista que supo manejarse entre la poesía y la política y a veces cometió los peores errores, como celebrar a Stalin y a Batista. Pero Neruda es un genio de la poesía, invadió el mundo con su arte y amó y traicionó, y amó y fue infiel, y todo eso lo recoge El caso Neruda desde la óptica de la ficción.

Juegas con la hipótesis de que Neruda tuviera otra hija, a la que desea encontrar. No es algo tan descabellado, si repasamos el historial sentimental del poeta. Los escritores que juegan con este tipo de cartas suelen dejar a los lectores ante muchas incógnitas respecto al nivel de realidad que se expone. ¿Cómo lograste atar todos los hilos para que esa «posible historia» fuera una «historia posible»?

Todo se dió por arte de magia: la forma en que calza la prehistoria de Cayetano con sus novelas publicadas con anterioridad, el encuentro de Neruda y Cayetano, la misión que el poeta le entrega. Lo importante para que la novela se estructurara como una historia real (los lectores preguntan si la mujer de la foto es la hija de Neruda, que sólo existe en mi ficción, aunque quizás es real, como piensan otros) fue que Neruda no apareciese como una figura acartonada, hablando siempre frases lindas como si recitara, infalible. Tenía que ser un ser humano de carne y hueso, con recuerdos y dolores, con arrepentimientos y deseos insatisfechos, con sentimiento de culpabilidad y conciencia de que sus días estaban contados. Eso lo hizo crecer ante los lectores, así como el hecho de que forma a un joven como detective para que investigue su vida, la del poeta.

Nos llevas a 1973, año decisivo en la historia de Chile, algo a lo que Brulé no es ajeno, tanto por sus vivencias como por lo que va captando a través de la prensa y la repercusión internacional en sus viajes. Pablo Neruda, en su novela, define el momento de Chile como «el Vietnam silencioso». ¿Has dejado muchos de tus recuerdos volcados en esos pasajes?

Bueno, yo viví el golpe, escapé del cerco de los militares en torno al Pedagógico de la U de Chile, en Santiago, ayude a ocultar figuras del gobierno de Allende y después salí al exilio. Viví todo eso, lo conocí y sentí de cerca, más aún, sentí miedo profundo en aquellos días en que aviones bombardeaban La Moneda y helicópteros disparaban contra barriadas, cuando los soldados y la policía política mataba a gente de izquierda, la detenía o torturaba. Esos recuerdos no se van nunca, y por ello están en esta novela y por ello resultan tan reales.

Salvador AllendeHay otros personajes históricos y conocidos que intervienen en el libro, como Paquito D’Rivera, en el episodio cubano o el mismísimo Salvador Allende, poco antes del Golpe de Estado, que mantiene una reunión con Neruda de la que es testigo Brulé. ¿Utilizaste esta técnica para hacer más creíble la trama y los movimientos del detective, haciéndole testigo de la época?

Y está también Heberto Padilla, poeta disidente cubano, con cuya viuda somos amigos, y también Markus Wolf, el legendario «hombre sin rostro» del espionaje germano-oriental, con cuya hija me reuní en Berlín hace unos días.  También el excelso músico Paquito D’ Rivera, con quien converso a menudo, y Allende, una figura admirable por su honestidad, eso de morir por una idea ya no existe en los políticos, que a menudo solo buscan ventajas y prebendas en la política. El caso Neruda une a figuras de ficción y de la historia real mundial, y por ello tiene también ese poder de que muchos lo lean como una historia real.

También nos resuelves algunas dudas sobre Ángela, la esposa de Brulé, quien se marcha a Cuba a hacer la Revolución. ¿Entraba en tus planes despejar incógnitas sobre el pasado del personaje?

Absolutamente. Es importante para los lectores y para los personajes que se topan con Cayetano Brulé, y para él mismo.

Chile, México, Cuba, Alemania Oriental, Bolivia… Has utilizado escenarios internacionales y mostrado la situación de cada país de una manera muy eficaz, y dejas entrever el momento político mucho más próximo entre países de ambos continentes. ¿Consideras que en la actualidad hay más distanciamiento entre Europa y América Latina?

Claro que lo hay. Y es obvio: Europa mira hoy más hacia Europa Oriental, de la cual estaba divorciada desde 1945. Por otra parte, América Latina, cerca ya del bicentenario de su independencia, parece haber aprendido poco de la historia. Enfrenta casi los mismos problemas, las mismas diferencias sociales astronómicas, la misma marginación de los pobres, la misma monodependencia de ciertos productos, la inestabilidad de siempre, sus divisiones internas. En fin, para el Bicentenario, América Latina no debe celebrar mucho entre fanfarrias y fuegos artificiales, sino reflexionar muy seriamente sobre algo de lo que no le gusta hablar: sus fracasos.

La parte alemana de la novela es la más cercana al thriller clásico (asesinatos, una femme fatale con la que Brulé tiene un tórrido romance). ¿Es, quizás, el momento en el que rindes tributo de manera más directa a Simenon?

A Simenon y a Le Carré, a la literatura y el cine de la Guerra Fría. Markus Wolf es un personaje también de John le Carré.

El caso Neruda ha sido todo un éxito en Chile, un país en el que los índices de lectura no son muy positivos. ¿Crees que es debido al género al que pertenece la novela, a la curiosidad que aún despierta Pablo Neruda, al reflejo de la época en la que suceden los hechos o a la suma de todos esos ingredientes?

Creo que los lectores responden con entusiasmo ante historias bien narradas. Todas mis novelas han tenido siempre una gran acogida de parte de los lectores. Y en América Latina la novela está desempeñándose muy bien, y ahora acaba de aparecer en España, y pronto se publicará en Italia y Alemania, donde ya hay gran expectativa.

Van 6 novelas con Cayetano Brulé. ¿Tendremos más casos de tu detective cubano?

Brulé es incansable. Cada vez que lo paso a reposo para escribir novelas como Los amantes de Estocolmo, Pasiones griegas o Nuestros años verde olivo, vuelve al ataque con nuevas historias.

José A. Muñoz
www.webdelibros.blogspot.com

José A. Muñoz

José A. Muñoz (Badalona, 1970), periodista cultural. Licenciado en Ciencias de la Información, ha colaborado en varias emisoras de radio locales, realizando programas de cine y magazines culturales y literarios. Ha sido Jefe de Comunicación de Casa del Llibre y de diversas editoriales.

6 Comentarios

  1. Eficaz entrevista. Provoca la curiosidad del lector y satisface las exigencias de la mercadotecnia.

  2. ¡Gracias, Maria!…

    En los medios tenemos que movernos siempre entre dos aguas, de ahí que resulte complicado hacerle una entrevista a un autor cuando el libro no le ha gustado al periodista (si este quiere mostrarse sincero, evidentemente). Te aseguro que no fue el caso y que salí muy complacido de la lectura.

    Con la entrevista se pretende acercar los puntos de interés de la novela que más curiosidad me producen como lector, para que quien la lea conozca los mares en los que navega el autor de la obra. Ampuero aún no es muy conocido en España, por lo que una entrevista más profunda resultaba harto complejo, así que concretamos sobre el libro que acaba de publicar. No me gustaría que se viera como una entrevista promocional (aunque no hay que negar esas «exigencias de la mercadotecnia» que mencionas), sino como un acercamiento a la obra y a las inquietudes del autor.

    En cualquier caso, cierto es que el juego está ahí y que unos le sacan más partido que otros. A título personal, me complace curiosear más allá de lo que puede extraerse de una nota de prensa o de una lectura en diagonal. Y si eso puede condicionar para que una sola persona decida acercarse a un libro o se interese sobre el tema o el escritor, ya me doy por satisfecho.

    ¡Saludos, lectora!

  3. He leído el libro, lo encuentro que solo un envidioso puede desacreditar una persona tan destacada universalmente y que ya no vive y que no tiene como defenderse de las calumnias de este escritor, inventando pasiones, sentimientos y situaciones que quizás jamás fueron pensadas por Neruda. Al leer el libro, me pregunté, quién tiene el derecho de inventar pensamientos y acciones tan íntimas y recrearlas cómo si hubiesen sido realidad. Sólo un escritor compatriota de Neruda, políticamente adversarío y envidioso de su éxito, ésta es la forma de perjudicar su imagen y confundir a los lectores que no conocen la histroria de Chile ni al verdadero hombre como lo fue Neruda.

  4. Sr. Muñoz, Gracias por esta excelente entrevista. Estamos ahora leyendo El Caso Neruda con un grupo de estudiantes de español (adultos todos), y les encanta el libro. Es buenísimo para inspirar conversación sobre la historia moderna de América Latin y la obra de Neruda. Además de ser una novela policiaca, es una obra bien escrita que le ofrece al lector lenguaje rico e ideas para pensar. Voy a compartir su entrevista con ellos también para enriquecerles todavía más la experiencia de leer esta obra de Ampuero.

    Oh, y quisiera decir que al respecto a lo que escribió Melva Castro: Es evidente que la señora no entiende para nada el propósito de la literatura que es crear ficciones interesantes y artísticas con elementos reconocibles. El libro de Ampuero no es biografía, es una novela. Así que tranquilícese, por favor! Me pone a pensar en estas excelentes líneas de Neruda: «Me gustas cuando callas…»

  5. ¡Muchas gracias, Dorothy!

    Creo que un buen síntoma de que la novela es excelente, es que alguien pueda llegar a considerar lo que narra como algo que realmente sucedió y que ha sido tergiversado, o que lo lea como un libro de Historia. Ampuero se debe sentir muy orgulloso por haber conseguido ese efecto, como se deduce del comentario de la lectora anterior.

  6. De acuerdo, José, usted es muy solidario y muy amable. Estoy completamente de acuerdo. Esta crítica de la susodicha lectora es evidencia del éxito del libro como obra de arte… Dicho eso, no creo que la gente deba criticar un libro por no alcanzar lo que no finge ser. Es como criticar una pintura por no tapizar adecuadamente la pared, ¿no? Gracias por el intercambio.

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