I racconti di Canterbury
(Pier Paolo Pasolini, 1972)
Basada en la obra de Geoffrey Chaucer
Guión: Pier Paolo Pasolini
FotografÃa: Tonino Delli Colli
Montaje: Nino Baragli
Vestuario: Vanni Castellani
Música: Ennio Morricone
Intérpretes principales: Hugh Griffith, Laura Betti, Ninetto Davoli, Franco Citti, Josephine Chaplin, Alan Webb, Pier Paolo Pasolini, J. P. Van Dyne
La obra
Un grupo de peregrinos que se dirigen al santuario de Santo Tomás de Canterbury hacen parada en una vieja posada londinense, la del Tabardo. AllÃ, el hostelero les propone acompañarles en su peregrinación como guÃa y que, para hacer más ameno el camino, cada uno de ellos relate dos cuentos, «dos en la ida y dos en la vuelta». Quien haga de sus historias las más amenas, será invitado por el resto a un gran banquete que se celebrará en la misma taberna al finalizar el trayecto.
Primera obra escrita en inglés (la edición original data de 1478) y cumbre de la literatura medieval, la de Chaucer se enmarca en la tradición de los volúmenes de cuentos y leyendas, junto a Las mil y una noches, El libro de buen amor o El Decamerón. Precisamente fue el de Boccaccio la principal fuente de inspiración para el escritor inglés. Volumen incompleto, incluye, finalmente, veinticuatro cuentos (una cuarta parte de lo previsto), en verso -salvo dos de los textos que fueron escritos en prosa-, y de diferentes géneros -de aventuras, románticos, de misterio…-. Los personajes narradores representan a la clase media de la época: el molinero, el fraile, el carpintero, el mercader, el médico, la priora, el capellán… Gentes de oficio que muestran su personalidad a través de las historias que escogen.
El autor
Geoffrey Chaucer (Londres, 1343-1400) fue hijo de un comerciante de vino proveedor de la Casa Real Inglesa, gracias a lo cual entró a servir como paje de Lionel, duque de Clarence, hijo éste del rey Eduardo III de Inglaterra. Ya caballero del rey, luchó en Francia en 1359 y cayó prisionero durante el asedio de Reims siendo liberado tras el pago de un rescate. Chaucer se casó, hacia 1366, con Philippa de Rouet, cortesana de Constanza de Castilla, segunda esposa de Juan de Gante, duque de Lancaster, para el que compuso en 1368 un libro homenaje a su primera esposa, Blanca, el Libro de la Duquesa que es la primera obra atribuida a Chaucer. Sirvió en numerosas campañas en Francia, Italia y España.
A los 31 años, comienza a trabajar en las aduanas del puerto de Londres, lo que le permitió disponer de tiempo para escribir. Hay que destacar su traducción del Roman de la Rose, escrito en francés por Guillaume de Lorris y ampliado años más tarde por Jean de Meung, y del Consuelo de la filosofÃa, del filósofo latino Boecio. En 1379 escribió La Casa de la Fama, a la que siguieron El Parlamento de los Pájaros (1382) y Troilo y Crésida (hacia 1385), obra inspirada en Boccaccio. Sin embargo, la obra por la que es más conocido es Los cuentos de Canterbury. Empezó a redactarlo a la muerte de su mujer en 1387. Se le considera el introductor de la métrica con acentos y sÃlabas como solución de repuesto para el metro anglosajón aliterativo. También contribuyó a regularizar el acento del sur (región de Londres) del inglés medio.
Chaucer murió el 25 de octubre de 1400. Está enterrado en la AbadÃa de Westminster y fue el primer ocupante del Rincón de los poetas.
La pelÃcula
Segunda de las pelÃculas que conforman la «TrilogÃa de la vida» -las otras son El Decamerón (1971) y Las mil y una noches (1974)- la adaptación de Pasolini acabó siendo una de sus cintas más divertidas, satÃricas, irreverentes y gamberras. Bien ambientado, procurando recrear la época sombrÃa en la que fue escrito el libro, el film traslada a la pantalla ocho de los veinticuatro cuentos con desigual fortuna. La incorporación de elementos como el erotismo -que obligó a alterar historias-, o el slapstick -en homenaje a Chaplin- no fue del gusto de muchos, aunque su trabajo le valió el Oso de Oro en el Festival de BerlÃn. El trabajo del cineasta, que se reservó el papel de Chaucer para la ocasión, respira espontaneidad, introduciendo buena parte de sus reflexiones al material original. Es su manera de apoderarse de las historias literarias, como queda de manifiesto en la trilogÃa, lo que hace de esta etapa creativa de Pasolini un buen motivo de estudio sobre la relación entre el cine y la literatura, la fusión de ambas disciplinas como ejemplo de la creación y recreación con libertad absoluta sin traicionar las fuentes.
Los cuentos de Canterbury deben leerse y verse con espÃritu libre, sin prejuicios y con la sana intención de divertirse.
José A. Muñoz
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