Segunda parte del artÃculo Un viaje al mundo de los sueños.
Centenario del nacimiento de Federico GarcÃa Lorca. 1998. Frederic Amat, pintor arriesgado donde los haya, se atreve a filmar el guión de Viaje a la Luna que el poeta andaluz habÃa escrito, precisamente para otro pintor, en 1929, cuando visitaba la ciudad de Nueva York.
Amat es un artista polifacético. O sea, un artista en sentido estricto. Por ello, asume riesgos y se lanza a filmar un cortometraje, en menos de 20 minutos, de un texto extraño, con tan sólo 72 escenas muy breves, y con claros componentes surrealistas. El proyecto no lo comienza sólo. Le acompaña el realizador y periodista Javier MartÃn DomÃnguez pero pronto sus diferentes maneras de entender el texto hacen que se separen. Cada uno dirigirá un film independiente, pero Amat recibe el apoyo institucional y su pelÃcula será la que merezca el reconocimiento de la crÃtica.
En mi opinión, el film de Amat merece dos acotaciones que explican la idea general del proyecto y, en ese mismo sentido, lo justifican. En primer lugar, es de vital importancia fijarse en el hecho de que, en los créditos que nos presenta la pelÃcula, aparece la palabra “adaptación†antes de la de “dirige…â€. Y es que Frederic Amat, a parte de ser el director del cortometraje, parece querer dejar claro que lo que hace es una adaptación del guión lorquiano. Una lectura. Una relectura, después de casi 70 años. No es tema baladÃ. Sin esa aclaración, necesaria, muchos se podrÃan preguntar por la necesidad de llevar a cabo tal tarea. En segundo lugar, y no menos importante, es preciso destacar que en el guión del poeta, que era consciente del éxito de Un chien andalou (estrenada en el verano de ese mismo año), no está previsto ningún tipo de música. Por el contrario, Amat recurre, ni más ni menos, que a Pascal Comelade. De nuevo, estamos ante un acto de creación absoluto a partir de un texto que le sugiere, le invita, le sirve de excusa, pero no le limita para aportar su personalidad artÃstica. No es, en ningún caso, una reproducción arqueológica.
La música de Comelade está por todos sitios. Al comenzar el film, con bombos africanos. Pero también encontramos diferentes sonidos que intensifican la acción fÃlmica, aumentando la tensión y disminuyéndola según las necesidades de Amat. Esto consigue que en la pelÃcula exista una sensación de cronologÃa más evidente que en el guión. Parece más clara la explicación, a través del niño que sufre diferentes metamorfosis, del paso de la edad infantil a la adulta hasta llegar a una muerte en un cementerio solitario y gris.
Como decÃamos, e insistimos, se trata de una adaptación. Y el director parece que lo quiere dejar claro mostrando una estética claramente moderna. Lo consigue introduciendo, a parte de todos los sÃmbolos surrealistas que Lorca incluÃa en el libro – como peces u hormigas – , una escalera mecánica o un ascensor. Pero, además, y de manera absolutamente intencionada, utiliza la llegada del hombre a la Luna – y que Lorca no pudo ni imaginar porque ésta se produjo en 1969 – con la pisada del astronauta en el planeta al que el guión pretende viajar.
En definitiva, Frederic Amat recoge el viaje que Federico GarcÃa Lorca nunca pudo ver realizado para, a través de un texto que un pintor entiende como nadie, hacerlo él mismo. Igual que Picasso lee Las Meninas de Velásquez, interpretándolas desde su mirada pero a modo de homenaje y como muestra de admiración, Frederic Amat lleva a su terreno las escenas de Viaje a la luna para dar vida, una vida propia y actual, a un texto que permaneció demasiados años olvidado. Si el experimento funciona, sin embargo, es porque en el guión ya habÃa esa especie de magia que consigue borrar los lÃmites de los diferentes campos artÃsticos. La pintura, el cine y la poesÃa dialogan hasta prestarse recursos y retroalimentarse. Hasta enriquecerse y trabajar en una única dirección: la fuerza de la metáfora que, como demuestra la interpretación del pintor catalán, si es potente, es eterna y siempre puede adaptarse.
Foto Frederic Amat: CCCB
Gran Amat!! sus obras son fuertemente expresivas, pobladas de formas simbólicas, no ajenas a los conceptos de ritual, magia, religión o mitologÃa!!!!
[…] Amat es un artista polifacético. O sea, un artista en sentido estricto. Por ello, asume riesgos y se lanza a filmar un cortometraje, en menos de 20 minutos, de un texto extraño, con tan sólo 72 escenas muy breves, y con claros componentes surrealistas. El proyecto no lo comienza sólo. Le acompaña el realizador y periodista Javier MartÃn DomÃnguez pero pronto sus diferentes maneras de entender el texto hacen que se separen. Cada uno dirigirá un film independiente, pero Amat recibe el apoyo institucional y su pelÃcula será la que merezca el reconocimiento de la crÃtica. [Leer artÃculo] […]