«gramos», de José María Castrillón

gramos. José María Castrillón
Ediciones Trea (Somonte-Cenero, Gijón, 2010)

Conocí a José María Castrillón (Avilés, 1966) gracias a Las afinidades electivas, red de poetas contemporáneos que coordina Agustín Calvo Galán, en donde un poeta aparece siempre que otro lo ha mencionado y éste, a su vez, da otros nombres que poco a poco se van incorporando. Seguramente, sin este sitio virtual me hubiera sido imposible acercarme a él, pues este poeta asturiano ha publicado en pequeñas editoriales y algunas revistas. Desde fuera, parece que ha estado alejado del circuito literario y ha ido fraguando poco a poco su obra al margen. Y digo parece porque es el primer libro que leo del autor, así que no hablaré de sus libros anteriores, pero sí, y muy positivamente, de su última obra, gramos, así, en minúscula, que edita la asturiana Trea.

Nunca está de más empezar por las influencias. La más visible -al menos, para mi- la de Gamoneda. No en vano, codirigió junto a Jordi Doce un dossier sobre el poeta leonés en Ínsula. Ahora bien, no debe reducirse su lectura a eso. Sus poemas son (como el título del poema que abre el libro, Instantáneas) momentos o reflexiones más o menos equívocos donde el eje reside, a mi parecer, en la forma, entendiendo por ésta desde la selección léxica hasta la disposición textual en la página. Es cierto que hay temas que se repiten, o más que temas, ideas: el desamparo (abrigo a mi hija / que rebusca en el suelo / sí todo está lejos amor // ven adentro), el amor como último reducto confortable (dentro / fuera / sexo oscuro / mueve y ata el / día en nuestro hormiguero) o las relaciones paterno-filiales (porque los zapatos de mi hijo aún son más pequeños que mis / zapatos porque me he ganado el honor dudoso de la huella), pero donde para mí sobresale es en el tratamiento: las composiciones incluyen imágenes potentes (qué actriz envejecida la tarde o quedarse quieto a recontar los pasos / sagrada usura de esta vida / nuestra) y van conformando una atmósfera (el libro es esto y no una serie de acontecimientos, como indica acertadamente la contraportada) que atrapa y subyuga a partes iguales al lector. Por hacer un símil fácil, los poemas serían pequeños gramos de una droga, casi invisible, mínima, que nos vamos administrando, cada uno con su tolerancia al material que ofrece Castrillón, según sus características físicas y mentales. Pero no sería un narcótico, sino un excitante.

Pero no os quiero engañar: estos poemas no se pueden leer en el metro. Necesitan varios y concienzudos acercamientos, no se dejan domar fácilmente con un primer vistazo. Incluso puede parecernos que no entendemos nada al principio, pero si logramos traspasar las primeras capas, en seguida iremos sacando nuestras conclusiones. Porque creo que Castrillón deja mucho al lector, le da libertad para decidir qué sentido activar, qué músculo poner en marcha, qué parcela escondida del cerebro sacar a paseo. O quizás sucede al revés: dada la densidad del libro, el lector se agarra a lo que puede para no sucumbir. En resumen, aunque está implícito en todo el texto, recomiendo con entusiasmo la lectura de gramos, y a ser posible, su relectura, pues se encontrarán con un libro trabajado y duro, estimulante por los cuatro costados, y de paso, estoy seguro, apuntarán por algún lado el nombre de este poeta asturiano para seguirle la pista muy de cerca. Os dejo con un poema del libro.

José María Castrillón (Foto: Las afinidades electivas)

mis hijos

lavé sus cuerpos

como una perfección más de la vida

supe entonces que pulía la piedra

donde caerá

su silencio

pero ellos aún aman en las bañeras del sueño

las manos de su padre

Rafael Banegas Cordero
http://arsspoetica-rafa.blogspot.com

Rafael Banegas Cordero

Rafael Banegas Cordero (Barcelona, 1989) es poeta y narrador. Ha participado en diversos recitales y ha colaborado en revistas como "Poesía y Manta" o "Piedra del Molino". Estudia Humanidades y Filología Hispánica en su ciudad natal.

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