Historia Universal de la FilosofÃa.
Hans Joachim Störig
Traducción de Antonio Gómez Ramos
Tecnos (Madrid, 2013)
Filosofar siempre ha tenido, a mi entender, una fama equÃvoca. Buena en el sentido de que al ejercicio del pensar, que nos distingue significativamente como especie, se le atribuye una virtud curativa, elevada. Pero el hombre común yo creo, también, que se dice: está bien pero no es para mÃ. Felicidad sÃ, pero a mi modo. Y es que el bien de la filosofÃa es, sobre todo, un bien exigente. Propicia equilibrio a cambio de soledad, propicia capacidad de observación a cambio de silencio, del escuchar…
El caso es que, por muchas razones, este libro resulta no solo útil sino oportuno y aleccionador porque nos remite a la importancia de formularnos esas preguntas necesarias: quiénes somos, cuál es nuestra función en la naturaleza, en la vida; cuál nuestro destino. Preguntas trascendentes que nos hacen (o debieran hacer) libres y dialogantes, pero que exigen de nuestra voluntad e inteligencia para llevarse a cabo.
A la tarea contribuye este libro que tiene una estructura histórica muy clara (las épocas, los pensadores, sus conclusiones) pero, sobre todo, que la exposición la hace de una manera comprensible e incluso sugeridora, invitadora a volver a pensar esas cosas que han constituido el pensamiento filosófico hasta aquÃ, con la intención de re-pensar ahora las cosas desde nosotros mismos, desde nuestra actual interpretación y valoración.
Un ejemplo de ello me ha parecido el capÃtulo destinado a un autor tan difÃcil y profundo como Heidegger, sobre todo en la lectura que se hace aquà de un texto tan fundamental y alusivo a la integridad del hombre cual es el caso de su obra Ser y tiempo. El comentario de Störig al respecto es el siguiente: “La experiencia humana fundamental es la angustia. La angustia no se angustia tanto ante otro ente como por el “ser-en-el mundo†mismo como tal, dicho de un modo más aguzado: por la posibilidad del propio no-ser. La angustia es la experiencia radical en la que lo ente se le escurre al hombre totalmente: hacer frente a su propia muerte. Pero la muerte no hace frente al ser-ahà desde fuera. Le es inherente; el ser-ahà es sólo como ser-para-la muerte†Y concluye: “De este enfrentamiento con la propia muerte como lÃmite absoluto surge la peculiar significatividad y premura del ser-ahà humanoâ€.
Respecto a su consideración de la obra de Marx no me resisto a transcribir un párrafo que resulta tan sencillo como clarificador: “Marx fue el primero en reconocer, en toda su dimensión, el significado del fundamento económico de la vida social, el hecho de la lucha de clases en la historia y la influencia de estos factores en el desarrollo cultural y espiritual. Tampoco sus adversarios discuten que éste es un conocimiento fundamental. Aquà reside su mérito más grande y duraderoâ€. Sencillo pero eficiente y notorio.
El texto abarca, dividido en siete partes con sus correspondientes capÃtulos, desde “La filosofÃa de la India antigua†hasta las “Principales corrientes del pensamiento filosófico en el siglo XXâ€, pasando por las aportaciones de la Escolástica al pensamiento filosófico hasta una consideración especÃfica de la obra de Kant, por ejemplo.
La lectura de este libro, necesariamente exigente, es, no obstante, clara por cuanto el autor ha sabido recoger con un lenguaje asequible la esencia y tradición de un pensar humanista que siempre nos alude, si bien al que no siempre prestamos, ¡ay!, la atención debida.
Es una obra de consulta, pero una obra necesaria.
Ricardo MartÃnez
www.ricardomartinez-conde.es
la angustia. La angustia del no ser proviene de la identificación con el objeto. Ya sea porqué uno se identifica a él, ya sea porqué a uno lo cosifican, lo amenazan. En cualquier caso, efectivament y afectivamente del terror de perder el ser.
Pero, qué és el ser? Aunque es interesante lo que Hegel de ello nos cuenta, lo que nos orienta sobre el ser, no es el ser, que no es nada, sinó la voz del otro, la respuesta del otro. Soy en cuanto soy para el otro. De aquà la angustia cuando la respuesta del otro no nos devuelve una mirada de un igual humano, cuando la voz del otro no nos acoge sino que nos ahuyenta del mundo y nos convierte en residuo que se puede contabilizar, etiquetar, suprimir, resituar, eficientizar, eficacientizar, cientificar Pueden seguir ustedes mismos …….. En resumen, deshumanizar.