Hojas de Madrid con La galerna. Blas de Otero
Edición de Sabina de la Cruz
Prólogo de Mario Hernández
Galaxia Gutenberg/CÃrculo de Lectores
(Madrid, 2010)
Iniciar esta reseña loando con tópicos archiconocidos a este poeta serÃa pura e innecesaria tautologÃa; Blas de Otero (1916-1979) es conocido por todos y no necesita que yo dé el visto bueno a sus poemas. Pero un detalle que quizá no sabe el público es que su obra no se acabó con los libros que se publicaron a principios de los setenta; a su muerte, dejó una serie de versos que durante estos años han ido viendo la luz, pero no en su totalidad. Ahora, por fin, Galaxia Gutenberg/CÃrculo de Lectores, en una cuidada edición a cargo de Sabina de la Cruz y con un prólogo de Mario Hernández, ha puesto fin al escollo que nos impedÃa conocer el último periodo del poeta.
La división que suele hacerse de su obra, es decir, primero el yo existencial y después el poeta social del nosotros (maniquea pero útil para sintetizar desde fuera su poesÃa), queda matizada, revisada y amplificada con este último volumen; se le añade a los dos anteriores el hombre lúcido, que con lo cotidiano penetra en lo esencial y que reflexiona sobre el amor o la muerte pero a su vez también sobre los cambios de su alrededor, como la guerra de Vietnam o los movimientos culturales de los setenta, aunque hay un cambio en la forma de abordar la crÃtica social, como en estos versos, «A los cincuenta y dos sigo pensando lo mismo que a los/ siete./ Que las nubes son grandes, los monopolios enormes, los vietnamitas chiquitos/ e invencibles«, diferentes a lo que encontramos en sus anteriores libros. Aparecen, asimismo, Madrid y Bilbao como telón de fondo o como una presencia casi palpable, humana. Como curiosidad decir que algunos poemas incluyen voces americanas, fruto de su estancia en Cuba, de donde que volvió enfermo (el libro se abre con unos versos sobre su estancia en la clÃnica).
En Hojas de Madrid con La Galerna sigue el poeta fiel al soneto (aunque introduciendo sus ya clásicos cambios cuando quiere) pero, sin embargo, muchas de sus composiciones están escritas con versos largos, algunas de una fuerza y un ritmo muy conseguido. También se cuela algún poema de sabor neopopular, cercano a Machado o al Lorca más tradicional. Si algo se le puede echar en cara al libro es que resulta un tanto desigual, aunque tiene excusa dadas sus caracterÃsticas: la extensión del volumen (casi 400 páginas) y las circunstancias históricas, si se quiere decir asà (algunas explicadas por Sabina de la Cruz en el prólogo): ¿Qué poemas hubiera rechazado o modificado? ¿Qué orden hubiesen tenido si Blas de Otero hubiera vivido tres años más? Preguntas sin respuesta.
No querrÃa acabar sin mencionar que estas últimas hojas nos acaban de confirmar la poliédrica personalidad de Otero y su capacidad para llevarla al papel a través de los poemas. Uno de los mejores poetas de la segunda mitad del siglo XX no podÃa seguir teniendo su obra cercenada (verbo que aprendà leyéndolo, por cierto): la censura ya se encargó muchas veces de mutilar sus libros en España. Según tengo entendido, este es el primer paso para publicar sus obras completas. Será un acto de justicia para nuestra cultura y un placer para sus admiradores.
Rafael Banegas Cordero
http://arsspoetica-rafa.blogspot.com
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