La mirada occidental ha confundido demasiadas veces términos como árabe, musulmán, islamista y terrorista. Todo junto. Sin matices. Por eso el libro que han presentado en el CCCB Jean-Pierre Filiu y Lurdes Vidal Bertran —conversando con la periodista Cristina Mas— tiene como tÃtulo un plural, Islamisme(s), porque cualquier acercamiento a la compleja relación entre el mundo islámico y la polÃtica, en un mundo global, no puede hacerse desde el reduccionismo.
“El islam no es algo monolÃticoâ€, ha querido dejar claro Filiu, historiador y arabista, y catedrático en la Université Sciences Po Paris. Entre sus obras, destaca Histoire de Gaza (Fayard, 2015).
Lurdes Vidal Bertran, quien ha participado en el volumen que ha servido como motivo central del encuentro, libro publicado por la Editorial Base y promovido por la Fundació Solidà ria Flama, ha explicado que existe una tercera vÃa que, con todas las dificultades, y con todas las contradicciones, escapa del binarismo entre los regÃmenes autoritarios o el yihadismo.
Filiu ha aclarado que uno de los puntos de inflexión para interpretar la actualidad es la guerra de Kuwait, a principios de los años noventa, cuando se apuntalan las dinastÃas saudÃs —que no son árabes, ha insistido—, y que, con una transmisión del poder netamente familiar, pueden financiar su visión sobre el islam gracias al petróleo.
Los salafistas, muy protegidos por esas dinastÃas (“son una bendición para ellosâ€), dicen no hacer polÃtica, pero Filiu afirma que es sólo una posición hacia afuera, ya que tienen un proyecto muy concreto para moralizar la sociedad. Funcionan como un mecanismo de control sin presentarse como tal. “Son el opio del puebloâ€, sostiene. No hay que olvidar, ha añadido, que “están liberando una guerra contra las mujeresâ€.
Vidal Bertran, directora del Ãrea de Mundo Ãrabe e Islámico del Instituto Europeo del Mediterráneo, ha añadido que el islamismo se refuerza con la mirada colonialista occidental (“hay una búsqueda de una autonomÃa polÃtica como reacción a esa miradaâ€), pero que también se define por cuestiones puramente internas, por tensiones tanto locales como geopolÃticas. En un momento en el que los talibanes han regresado al poder en Afganistán, y una nueva filial de Daesh (ISIS-K) ha surgido como una amenaza incluso para el poder talibán, en Túnez la transición hacia la democracia está en peligro después de que el presidente suspendiera el parlamento, en medio de una crisis polÃtica e institucional que ha acabado cuestionando el liderazgo y la legitimidad del partido islamista Ennahdha (Partido del Renacimiento).
¿Por qué, entonces, las corrientes islamistas que quieren convivir en entornos plurales parecen estar fracasando?
Los Hermanos Musulmanes ganan unas elecciones en Egipto y, al poco tiempo, son considerados como terroristas. Sin embargo, los salafistas —que parecen no molestar polÃticamente a las grandes potencias mundiales— no son acusados de infundir el terror allà donde actúan directamente.
Ese islamismo en plural, esos islamismos, pueden dividirse, como mÃnimo, en cinco grandes grupos: el de Palacio (como en Marruecos), los movimientos democráticos (como en Túnez), los que ponen el foco en luchas locales (como en Palestina), las anteriormente citadas dinastÃas del petróleo, e incluso paÃses como Irán, un “outsider†que surge, también, como tercera vÃa tras la Guerra FrÃa protagonizada por Estados Unidos y la URSS.
“Hablar de moderados y radicales es, de todos modos, reduccionistaâ€, defiende Filiu, quien, tras una intervención del público, en la que le preguntaban por qué no hay manifestaciones en muchos paÃses musulmanes cuando los yihadistas atentan en Europa, ha respondido “con una importante cuestión de métodoâ€. “Pensar que un musulmán es sólo un musulmán es reducirlo a una cárcelâ€. Como todas las personas, es muchas cosas al mismo tiempo.
Para Lurdes Vidal Bertran, si los proyectos islamistas no están encontrando el espacio que quieren representar en democracias plurales, es, entre muchos otros motivos, porque aportan un proyecto moralista a sus votantes, pero no soluciones pragmáticas a sus problemas cotidianos. Eso crea frustración, pero también esa realidad puede cambiar en breve, y ya hay gente que, en ese sentido, habla del post-islamismo.
Ambos especialistas coinciden en que cada vez que hay revoluciones democráticas, cuando existe un verdadero movimiento de base, cae el yihadismo en la zona. Pero rápidamente hay quien grita: “O nosotros, o el caosâ€. Y comienza la represión al islamismo que sirve, según Vidal Bertran, para reprimir, a su vez, a cualquier tipo de disidencia.
También coinciden Jean-Pierre Filiu y Lurdes Vidal Bertran en, pese a ser muy crÃticos con Catar —en especial, con la violación de derechos laborales asociados al mundial de fútbol—, apuntar que el paÃs ha optado por un papel mediador tras la guerra en Afganistán. Eso, afirman, puede marcar una evolución positiva en un entorno, como el de los Emiratos Ãrabes o Arabia Saudita, en el que la visión estratégica sigue siendo la eliminación de cualquier tipo de oposición.
“El mayor rédito de los dictadores es que sean presentados ante el mundo como los guardianes del anti-terrorismoâ€, ha concluido Filiu.
Molt bon resum de la conferència