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Todas mis novelas son distintas, unas de otras. En esta ocasión no he tratado de hacer un experimento, aunque el tema principal se distancia de la pauta del thriller al uso, lo que podrÃa hacer pensar en eso. Como te decÃa, mantiene distancias con La llave del abismo o, si me apuras, con Zig Zag, en la que se especulaba con cosas un poco más abstrusas. AquÃ, en El cebo, hablamos de que los deseos, la psique, lo que somos y nuestra psicologÃa, puede ser expresado con fórmulas, puede ser conocido y, por lo tanto, reproducido. Es algo no tan alejado de lo que estamos viviendo en cuanto a manipulación psicológica, etc.
Tu trayectoria está marcada por los aspectos psicológicos que están presentes en las novelas, de tu relación con esta rama de la ciencia como profesional… Y hay un juego interesante en el que explotas esa faceta con la protagonista, que, como has sugerido, recurre a la mentira para conocer la verdad.
Has dicho en alguna ocasión que los lugares, los espacios fÃsicos en los que se mueven tus personajes, te llegan cuando ya estás en plena faena. En El cebo, redundando en la idea del teatro, tienen una trascendencia vital. La narradora los contempla como parte de esa escenografÃa en la que se mueve. Siendo un concepto tan fundamental para el libro, ¿tuviste clara desde el principio esa conexión con el decorado?
La novela está ambientada en un futuro no muy lejano en el que la tecnologÃa parece no avanzar más y se vuelve a recurrir a lo humano, a los «cebos». ¿Crees que llegará la hora en que se recupere lo primario?
¿La naturaleza humana no puede abarcarse más que con la racionalidad del pensamiento, dejando en un segundo plano esa tecnologÃa? En el caso de la psicopatÃa parece más que evidente. Es un juego psicológico, como en el caso de los negociadores en los robos o secuestros.
Algo que ayuda mucho a delimitar el aire teatral de la novela es el hecho de que el espacio en el que se mueven los personajes es reducido. Asà como en la mayorÃa de tus historias haces viajar a los protagonistas por medio mundo, en El cebo apenas se mueven de Madrid.
Cierto. Y es más, te dirÃa que cada capÃtulo representa una escena y los personajes actuan en un único decorado. La localización espacial es muy clara, como la temporal, que se desarrolla en un intervalo muy ceñido. Como te decÃa al principio, rindo la forma al fondo, asà de sencillo.
Sin olvidar que cada capÃtulo, además, tiene relación con una obra determinada de Shakespeare.
Exacto.
William Shakespeare
Otra de tus habilidades narrativas, la metaliteratura.
Tal vez, en casi todas sus obras hay manipuladores. Quizás no vayas desencaminado. Y en la propia vida estamos sometidos a una manipulación constante. Dejando al margen la tecnologÃa, el mundo que reflejo en El cebo es actual. La publicidad, los medios de comunicación, la polÃtica… O internet, que lo que hace es devolverte lo que buscas, conoce tus gustos. Me llama mucho la atención porque no hay un ser humano detrás. La mayor parte de las veces son programas, configuraciones estadÃsticas frÃas y neutras. Vivimos en un mundo de cebos.