La semilla inmortal. Los argumentos universales en el cine.
Jordi Balló y Xavier Pérez
Traducción de JoaquÃn Jordá
Anagrama (Barcelona, 2010)
Los libros son uno de los factores que contribuyen de manera más visible a impulsar proyectos cinematográficos. No solo por el hecho de que una gran parte de las pelÃculas están basadas en obras literarias, si no porque además, según sostienen Jordi Balló y Xavier Pérez en su obra La semilla inmortal. Los argumentos universales en el cine, prácticamente la totalidad de las obras del séptimo arte son adaptaciones variadas de un puñado de arquetipos universales procedentes de obras clásicas.
Veinte son los patrones universales que recogen Balló y Pérez en esta obra que ya va por su quinta edición. Para ello, los autores toman como principal referencia la obra teatral, mÃtica o literaria de la que proviene cada tema. Macbeth, de William Shakespeare, sirve como referencia para el gran argumento que Balló y Pérez han dado en llamar “el ansia de poderâ€. PelÃculas que retratan a gángsters con afán de dominio absoluto, como Scarface, de Howard Hawks o El Padrino, de Francis Ford Coppola, parten del arquetipo argumental shakesperiano que narra la vida de un hombre poseÃdo por la ambición de ser rey y que está dispuesto a todo por conseguirlo. “Un ansia terrorÃfica: cuando llegan al placer máximo, a la cumbre de la ascensión, se insinúa el abismo del descensoâ€.
Otro de los patrones argumentales que aparecen en el libro de Balló y Pérez es el de “la mujer adúlteraâ€. El argumento original proviene de la novela Madame Bovary, de Gustave Flaubert. Esta obra generó una nueva tendencia novelÃstica centrada en las pasiones de la mujer. Madame Bovary se constituyó pronto como patrón argumental, recreado posteriormente por otros escritores como Tolstói (Anna Karenina) o ClarÃn (La Regenta).
De acuerdo con la obra de Flaubert, el arquetipo argumental de la mujer adúltera vendrÃa a ser el siguiente: entrada forzosa de la mujer en la institución matrimonial; surgimiento del deseo en ámbitos ajenos al matrimonio; problemas para sobrevivir a la difÃcil situación que se genera con motivo de la transgresión de las normas. Este patrón ha sido recreado en diversas obras del séptimo arte con escasas variaciones.
El piano, de Jane Campion, es uno de los films que mejor reflejan este arquetipo de relato. El film narra la historia de Ada (Holly Hunter), que es trasladada junto a su hija a una colonia neozelandesa para consumar un matrimonio fruto de un pacto familiar que no tiene en cuenta su decisión. En este caso, la única diferencia con Emma de Madame Bovary es que Ada proviene de famÃlia culta y, por lo tanto, tiene una educación superior que queda reflejada por su manera de tocar el piano. Ada es incapaz de amar a su nuevo esposo, que la aleja del objeto que representa su alma, el piano. De ese modo se dejará seducir, poco a poco, por Baines (Harvey Keitel), un aficionado a la música que adquiere el piano de Ada, abandonado en la playa por su marido, con el fin de que ella pueda tocarlo de nuevo a cambio de dejarse tocar.
Jordi Pacheco