La banda de los corazones sucios. VV.AA.
Selección y prólogo de Salvador Luis
Ediciones Baladà (Madrid, 2010)
La maldad es atractiva y posible. Nadie está exento del paso hacia la maldad. La literatura es catarsis, en múltiples ocasiones, del acto maldito. Es la excusa perfecta para sembrar el mal. Ediciones Baladà pone sobre la mesa de las librerÃas el corazón encima del plato y su cuchillo respectivo con la recopilación de relatos que lleva por tÃtulo La banda de los corazones sucios. No está nada mal que se nos recuerde la villanÃa y el instinto sucio que todo hombre lleva consigo. Salvador Luis es el doctor canÃbal que recopila. Los escritores que abundan en la villanÃa son Jon Bilbao, Antonio Ortuño, Mariana Enriquez, Vicente Luis Mora, Alberto Chimal, Marian Womack, Juan Terranova, Sergi Bellver, MatÃas Candeira, RocÃo Silva Santisteban, Juan Carlos Márquez, Leonardo Cabrera, Lara Moreno y Javier Payeras. Catorce autores con sus villanos respectivos. Cada uno a su modo y pesadilla desarrollan el malvado que les atormenta, que suponen o que les mueve. Desde el Dr. Octopus, Barbazul o Norman Bates hasta el Petiso Orejudo y Dios. Precisamente es éste último el que abre el libro en el relato de Jon Bilbao. No puede estar mejor elegido el comienzo de la villanÃa. El relato de Jon Bilbao es cruel y visionario, génesis de la maldad, perfección monstruosa y literaria, y en un suspiro de Dios, el autor empuja a las criaturas que son un error en todas las direcciones.
Y tras la diseminación del mal, los villanos. La selección de los autores guarda una uniformidad en el planteamiento que es siempre bien recibida por el lector. No podemos hablar de grandes diferencias narrativas y de una recaÃda de calidad en algunos relatos, como a veces sucede cuando se mezclan voces en una compilación, sino que los relatos brillan todos a un alto nivel. Es evidente que eso se consigue con el empeño del compilador y el buen hacer de los escritores reunidos, el creerse partÃcipes de un objetivo común. El lector llega al final del libro con la sensación de que en La banda de los corazones sucios se han tomado en serio la iniciativa y han trabajado el cuento de una forma honesta y conscientes del propósito final, que no es otro que saltar a las librerÃas como la más actual compilación villana. Lo de actual merece un añadido más: no es más actual o menos una obra por la forma y la ruptura formal que produzca, sino que el resultado actual depende en gran medida del ojo del que mira. Que esté más acá que allá. Que sea una mirada reciente.
Es evidente que si a ese mirar se une la ruptura válida el resultado puede ser un relato tan brillante como el que nos ofrece, por ejemplo, Javier Payeras en la compilación: El color exacto de la mandarina. Pero es que La banda de los corazones sucios está repleta de atractivas posibilidades: el esperado estreno narrativo de Sergi Bellver con el relato Los ojos de Sarah, la villanÃa del Dr. Octopus en las manos de MatÃas Candeira en su Manhattan Pulp, la aportación de Vicente Luis Mora con su Dulcinea del Toboso en Impar, el nivel de depuración literaria de Juan Carlos Márquez que logra reunir a hombres-rana y al Caudillo en la historia Morirse un rato, el colosal relato de Mariana Enriquez alrededor de la figura del Petiso Orejudo bajo el irónico tÃtulo Pablito clavó un clavito: una evocación del Petiso Orejudo, el impecable nivel narrativo que consigue RocÃo Silva Santisteban con El limpiador, etc.
Y es que otro de los logros de La banda de los corazones sucios es que se nos muestre a los lectores españoles el trabajo que van elaborando autores hispanoamericanos. En este volumen desembarcan como parte de la villanÃa Antonio Ortuño, Mariana Enriquez, Alberto Chimal, Javier Payeras, Juan Terranova, Leonardo Cabrera y RocÃo Silva Santisteban, amén del compilador Salvador Luis que alguna que otra villanÃa literaria sonada ya ha perpetrado por estas tierras. La transferencia narrativa siempre es alimento. Y estos autores abonan el bajo instinto con una vileza encomiable. El extremo incómodo de la maldad está servido por Ediciones Baladà en España. Y el que no quiera mirar que no lo haga. Tampoco es cuestión de sembrar más odio y oscuridad en los corazones. O mejor, si uno teme mirar porque es aprensivo y siempre ha visto las pelÃculas de terror con las dos manos haciendo pantalla y dejando un pequeño agujero, puede hacerlo también en este libro. Los relatos que se compilan no son relatos de terror clásico. Son relatos donde la maldad respira no bajo el disfraz de lo horripilante sino bajo la apariencia del hombre.
El villano puede dormir en su edificio. En su misma cama. Usted tiene en potencia a un villano dentro, reconózcalo. La maldad es parte del hombre. Y el corazón sucio de los autores provoca la curiosidad malsana de mirar y mirar. Y es que uno debe contemplar el precipicio, lo ominoso, si quiere saber dónde puede llegar a caer algún mal dÃa. ¿O no?
Iván Humanes BespÃn
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