“Los dÃas†en La Noche. Ãlvaro Cunqueiro
Edición de Alonso Girgado
Centro Ramón Piñeiro – Xunta de Galicia
(Santiago de Compostela, 2012)
El propio tÃtulo del libro ya nos induce a una contradicción que no deja de ser una metáfora poética seguramente. Y ello a sabiendas de que estamos ante la obra (en este caso periodÃstica) de uno los autores más encantadores (a través de la palabra) de las letras españolas.
“Los dÃas†es el tÃtulo genérico que el bueno de don Ãlvaro decidió -tal vez a la hora del crepúsculo, un momento tan afÃn a su educada y culta melancolÃa- para sus colaboraciones en el diario La Noche, un referente dentro del periodismo gallego, que se publicó hasta el año 1967 y que luego cambió su cabecera por el actual El Correo Gallego.
En el cofre de los tesoros que constituye esta periódica colaboración, nuestro autor derramó la más alta mirada poética ya fuese en viajes, en los muchos atributos que habitan dentro de la cocina, y, siempre, hacia el amor (y la amada) o el canto perenne a la Naturaleza -identificándose siempre con ella-, como cuando dice de sà mismo que él es “un hombre boreal†en defensa del variado clima galaico y norteño que le acoge.
Siempre, en su espÃritu curioso y especulativo, defendió el uso de la fantasÃa para referirse a la realidad, lo que implica ya, por sÃ, una inteligencia reflexiva que no siempre, me temo, se ha sabido valorar en su obra.
Como viene, ahora, a cuenta por las fechas que andamos, me gustarÃa resaltar aquà su colaboración del 29-XII-1960 titulada “Los años son mortales†donde podemos leer (y aprender): “Envejecen -los años- y mueren, y según una leyenda germánica, se deshilan, lo cual quiere decir que son un tapiz con figuras. ¿Y quién teje?â€.
Más adelante (luego de aludir al Tiempo como “el silencioso caballeroâ€), a propósito de la transición en las fechas de un año para otro, habla de una manera casi premonitoria: “Pasó la flecha de 1960 y ya salió de la aljaba y está en el arco la de 1961. Hijos violentos, a los años de este siglo, ¿qué pedirles? Toca a los humanos guardar el espÃritu y las cosas que son de él, y a los pacÃficos la Paz, y poner por encima de las eras inhóspitas las manzanas de oro, lejos, hacia donde se mira para ver pasar las nubes. Y creer que es posible que rija o sea el Absurdo donde es de necesidad Providenciaâ€.
¡Qué mejor regalo, para todos los sentidos, que un libro asÃ! (A destacar, por cierto, la magnÃfica labor del profesor Girgado por la edición, y como responsable del rico y esclarecedor aparato de notas).
Ricardo MartÃnez
www.ricardomartinez-conde.es