Las editoriales Club Editor y Tránsito han hecho justicia tras demasiados años de silencio, tanto en catalán como en castellano, de unos de los libros —publicado originariamente a principios de los años setenta—que mejor ha explicado la situación de las comunidades indÃgenas en América. El Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona ha celebrado la traducción —realizada por Marta MarÃn-Dòmine y Magdalena Palmer, respectivamente— con un encuentro, a través de streaming, con la autora de Mestiza, Maria Campbell.
El acto, dinamizado desde el teatro del CCCB por la escritora y periodista Gemma Ruiz, ha conectado con Canadá para dar voz a una de las activistas y autoras que han combatido con más intensidad y lucidez las heridas que la herencia colonial ha causado en las formas de vida como las de su pueblo, los métis.
“Nadie deberÃa tener el monopolio de la cultura ni de la espiritualidadâ€, asegura Maria Campbell, muy crÃtica aún con la situación que atraviesa su comunidad en su paÃs, Canadá. La escritora ha llegado a afirmar que el Estado les está “robando los niñosâ€, que hay procesos encubiertos de esterilización de las mujeres, y que muchas de las personas de origen indÃgena reciben palizas indiscriminadas de la policÃa.  La autora de Mestiza también ha explicado que los métis, actualmente, están padeciendo con especial virulencia la pobreza, la indigencia, y altos Ãndices de suicidio juvenil.
“Hace trescientos años, no habÃa indigentes en nuestra culturaâ€, lamenta Campbell. Las familias se cuidaban unas a otras, pero la forma de vida en los entornos urbanos (aproximadamente, la mitad de su comunidad ya no vive en entornos rurales) ha ido dificultando esas redes de apoyo mutuo.
La primera edición de Mestiza apareció con un capÃtulo autocensurado, el de la violación de la protagonista por parte de un policÃa canadiense. En las nuevas ediciones, Maria Campbell ha querido que los lectores conozcan la brutalidad de unas prácticas que, asegura, siguen ocurriendo. “Los canadienses piensan que nos quejamos por vicio, nos ven como emigrantes en nuestro propio paÃsâ€. “Nadie se ve a sà mismo como un racistaâ€, advierte.
En la época pre-colonial, ha aclarado Campbell, las niñas y los niños pertenecÃan a sus madres, no a sus padres. “El patriarcado fue impuesto por los europeosâ€, ha recordado. “Nadie nos preguntó por nuestras ideas ni por nuestra culturaâ€. “Nuestra historia es una historia de lucha, de exilio. Se nos reconoce en la constitución de Canadá, pero seguimos siendo un pueblo sin tierraâ€, ha añadido.
Con el rostro pintado, en memoria de sus ancestros, como lo hacÃa su bisabuela —personaje importantÃsimo en el libro—, Maria Campbell ha conversado con Gemma Ruiz mientras escuchaba cómo caÃa la nieve al otro lado de su ventana, en Canadá. Le ha explicado a la periodista catalana de qué manera el teatro le ayudó a descubrir la “capacidad sanadora†del arte. Y, aunque a muchos indÃgenas no se les permitÃa ir a la escuela, en la actualidad la comunidad métis tiene entre sus miembros a doctores e ingenieros. Sin embargo, insiste en que “la libertad es algo que se consigue a largo plazoâ€.
“La colonización es como un puzle. Cuando alguien lo ha acabado, lo destruye. Y cada pieza queda aislada. Nosotros hemos ido recuperando esas piezas, y agrupándolas de nuevoâ€, ha dicho Campbell, quien reivindica la alegrÃa que su libro transmite, pese al dolor que también contiene. “En nuestra cultura, creemos en los cÃrculos entre generaciones. El odio viene de siete generaciones atrás. Y cada cÃrculo tiene su luz y su sombra. Por eso es tan importante poner siempre en el centro a los niñosâ€, ha defendido.
Un pueblo atravesado por las ideas de memoria y de sangre, como ha explicado Maria Campbell en el debate organizado por el CCCB, no puede olvidar que, en sus orÃgenes, no existÃa la violencia contra la mujer en una cultura predominantemente femenina. Para la escritora esa violencia se instaura con la aparición de los jesuitas. “Los hombres blancos llegaron con una botella de whisky y con una Bibliaâ€, imponiendo, sostiene, “una institución cruel y patriarcalâ€.