Afirma Marcelo Luján que los escritores están todo el tiempo trabajando historias en su cabeza, desarrollando personajes o la ubicación temporal y espacial de determinadas escenas. Luján encuentra la inspiración para su última novela Moravia en un pequeño fragmento de la novela El extranjero. El fragmento, que en la obra de Albert Camus sirve tan solo para que el protagonista mate las horas en su celda, habla de un hecho policial ocurrido en Checoslovaquia. Al final de Moravia encontramos adjuntado el fragmento y descubrimos de qué manera el disparador ha hecho estallar la imaginación del escritor argentino.
Es el año 1950. Juan Kosic regresa a Argentina acompañado por su mujer y su hija. Quince años transcurrieron desde que abandonó Colonia Buen Respiro. Hijo de checoslovacos moravos que habÃan emigrado a la Argentina en 1906, cuando Checoslovaquia todavÃa no se llamaba asà y los PaÃses Checos, hegemonizados en Bohemia, Moravia y Silesia, formaban parte del imperio austrohúngaro. Dispuesto a cumplir una maldita promesa: volver sólo para demostrar que se equivocaron. Volver con el único propósito de resarcirse. Volver para preguntar ¿quién era el inútil? Volver para decir acá tienen: acá estoy yo y eso son ustedes. Volver consagrado como un prestigioso bandoneonista procedente de la ciudad de Nueva Orleans.
Los avatares de las migraciones hacen que Juan Kosic conozca a Lidia MÃclav, hija de checoslovacos moravos forzados a abandonar Praga un año después de la ocupación alemana. En el verano de 1942, un año después de conocerse, se casan. Cada dÃa, al terminar la función, Juan se acerca hasta las orillas del inmenso rÃo. Mira el horizonte. Por allá queda Argentina, murmura. Y algunas veces repite el juramento de regresar lleno de gloria y dinero.
El ritmo y la tensión narrativa crecen paulatinamente. La memoria lo empuja hacia la melancolÃa, hacia el terreno fangoso del que todo lo tiene y sin embargo siente una carencia, un cÃrculo incompleto: la gota escurridiza que suelta un grifo cerrado. El recuerdo de los dÃas miserables se le empieza a venir encima como una nube de polvo. Una parte del cÃrculo no ha cerrado. Volver. SÃ. Volver para cumplir la maldita promesa. Volver para demostrar que se equivocaron.
A medida que se acercan a su destino comienza a revelarle a su mujer los detalles de su rebuscado plan. Hacerse pasar por un desconocido es la llave que abrirá todas las puertas del juego, que se hará más divertido según pasen los minutos. Pensaba en encontrar a su madre vieja y vencida y demostrarle que su hijo, al que alguna vez echó y siempre despreció, era ahora un bandoneonista estelar. A cada paso se intuye un desenlace terrible que te atrapa y te impulsa hacia el final.
Marcelo Luján nació en Buenos Aires, Argentina, en junio 1973. A principios de 2001 se instaló en Madrid, donde trabajó como periodista y coordinador de talleres literarios. Ha publicado Flores para Irene (2004), En algún cielo (2007), El desvÃo (2007), La mala espera (2009), Arder en el invierno (2010) y Moravia (2012), además de una docena de cuentos en antologÃas de varios paÃses. Parte de su obra ha sido seleccionada en campañas de fomento a la lectura, traducida a otras lenguas y distinguida con los premios Santa Cruz de Tenerife, Ciudad de Alcalá de Narrativa, Kutxa Ciudad de San Sebastián de Cuento en Castellano y Ciudad de Getafe de Novela Negra. Entre otros galardones obtuvo la Segunda Mención en el Premio ClarÃn de Novela 2005. Moravia (El Aleph) es su segunda novela.
Santiago Gorgas