El verano del comisario Ricciardi.
Maurizio de Giovanni
Traducción de Celia Filipetto
Lumen (Barcelona, 2013)
Para los que conocen la saga del Comisario Luigi Alfredo Ricciardi desde el principio no les resultará sorprendente toparse otra vez con este joven y adinerado policÃa napolitano, sin ambición alguna por escalar en el cuerpo, que tiene el defectuoso don de escuchar las últimas palabras de los muertos. Ricciardi camina por la ciudad partenopea y escucha voces allá donde va, lo que condiciona su existencia tanto en lo sentimental como en lo profesional.
En el primer caso el hecho es una ventaja que aprovecha para resolver los asuntos que la señora de la guadaña le plantea cada dos por tres. Tras el frÃo y la primavera, la serie escrita por Maurizio de Giovanni se sitúa en el caluroso verano de 1931. La canÃcula desestabiliza a cualquiera y quien haya estado en Nápoles conocerá la pasión, a veces los tópicos son ciertos, que invade sus calles, bien por belleza, bien por el carácter tan especial de sus habitantes. Los meses bochornosos marcan el despertar exacerbado del amor, el que nace y el que desaparece, el que sueña con serlo y el que se gasta por malentendidos, iras y rencillas.
DecÃa el poeta que Omnia vincit amor, y probablemente tenÃa razón. Esperen, no saquen conclusiones precipitadas. El cóctel, en su parte más hilarante, se completa con Maione, obsesionado con adelgazar para gustar más aún a su mujer y eliminar la duda de un verdulero que suelta demasiados piropos y amenaza la estabilidad conyugal. El lugarteniente de Ricciardi es un personaje cómico que lidia con todo lo bizarro del panorama. Es Ãntimo de un travestido y sabe desarrollar con soltura el trabajo sucio, si bien ignora lo fundamental de su admirado superior, quien no duda en penetrar en los más turbulentos lugares con tal de no perjudicar a su compañero.
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