Padura: «No soy ni un perseguido ni un disidente en Cuba» | Revista de Letras
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El escritor cubano ha repasado su trayectoria reconociendo que su primera vocación fue ser jugador de beisbol pero, al darse cuenta de que no tenÃa suficiente talento, decidió ser cronista deportivo. Pero tampoco pudo estudiar Periodismo. “En los paÃses socialistas existe lo que se llama planificación. En 1975, cuando estaba a punto de entrar en la Universidad, Cuba decidió que «no necesitaba más periodistas», y eso le obligó a escoger otra carrera. Se decantó por la literatura. Curiosamente, dedicó su tesis de grado a Garcilaso de la Vega y, en tiempos en los que no habÃa Internet, tuvo que describir el patio de los naranjos de Córdoba, por el que paseaba antes del acto, basándose únicamente en una foto que habÃa encontrado en un libro de arte.
Nos cuenta Leonardo Padura que la primera vez que sale fuera de Cuba es para cubrir la guerra de Angola como reportero. Lee a Cabrera Infante y a Gabo. Y sus reportajes de gran aliento, que aún se publican en la isla en forma de libro, se convierten en una revolución para la prensa del momento. Su falta de formación periodÃstica le permite, paradójicamente, escribir desde otro ángulo, desde un lugar al que no están acostumbrados los redactores del periódico para el que trabaja.
“Siempre ha habido en Cuba buenos periodistas y mal periodismoâ€, nos dice. “En la novela, como en el periodismo, puedo explicar el presenteâ€, añade. “Nunca nos escapamos de la Historiaâ€.
“La trama policial es un pretexto para explicar otras historiasâ€, señala Padura. “Me permite hacer una crónica de la Habana de mi generaciónâ€, atento, siempre, a las transformaciones de su sociedad.
“No soy ni un perseguido ni un disidente en Cubaâ€, aclara este fanático del beisbol. Exactamente igual que su Mario Conde, quien ya ha traspasado todas las fronteras desde una Habana viva, vieja, a veces disparatada, siempre electrizante.
Malaicu vivió precisamente en Córdoba (y allà transcurre gran parte de su narrativa y de sus poemas) entre 2002 y 2007. Pero jamás se atrevió, nos dice, a ir a un acto literario. “Me daban menos miedo los drogadictos y las putasâ€. “Cosas de inmigrantesâ€, apunta, sonriendo.
Atravesaba el centro de la ciudad rápidamente, sin detenerse. Sin recursos económicos, vivió esos cinco años en una zona de la periferia, durmiendo en una destartalada caravana, sin luz ni agua corriente. Hoy está a punto de rodarse una pelÃcula que narra esos dÃas y cómo, aterrorizado por el hecho de que alguien pudiese entrar y atacarle, se pasaba las noches en vela fumando y escribiendo.
El escritor asegura que en la caravana estaba a gusto. Con ironÃa, el rumano, parafraseando a Pascal, dice que “los problemas aparecen cuando sales de casaâ€.
Lo cierto es que la suya es una literatura del deseo y la evocación, y sobre la difÃcil aventura, a veces inconsciente, de cómo convertirse en un ser solitario.
Albert Lladó (Barcelona, 1980) es editor de Revista de Letras y escribe en La Vanguardia. Es autor, entre otros tÃtulos, de 'MalpaÃs' y 'La travesÃa de las anguilas' (Galaxia Gutenberg, 2022 y 2020) y 'La mirada lúcida' (Anagrama, 2019).