Démonos un respiro y dejemos de lado la novela negra sueca. Volvamos a terreno más conocido, en este caso, a Gran Bretaña, para reencontrarnos con Peter James y su célebre inspector Roy Grace, inspirado en un personaje real a quien James conoció hace unos años y que se dedicaba a revisar expedientes de casos frÃos sin resolver. Son casos, dice, que no permiten a los familiares pasar página, al no saber qué ocurrió con sus seres queridos. Este inspector ayudaba a cerrar la puerta.
En la cuarta entrega protagonizada por Roy Grace publicada en España, Las huellas del hombre muerto (Roca Editorial), volvemos a encontrarnos con personas desaparecidas, algo que el autor conoce por colaborar en una organización que ayuda a los familiares. Según explica, en la actualidad hay más de 250.000 personas desaparecidas en Gran Bretaña. Si en 30 dÃas no aparecen, se las da por perdidas de manera definitiva. Hay alrededos de 11.500 personas en esa situación de manera permanente, sin que se resuelva el motivo de la desaparición: deudas, relaciones tormentosas, jóvenes que rompen la relación con sus padres, secuestros, suicidios, accidentes… Pero, en esta ocasión, James se centra en la muerte ficticia. Gracias a los adelantos de los que dispone la policÃa, se puede identificar a alguien a través del ADN o de las piezas dentales, por lo que los especialistas concluyen que hay dos opciones fiables en caso de querer desaparecer,debido al caos que se produce: En un desastre natural o en un ataque terrorista.
Bingo. Peter James no ha tenido que inventar ninguna acción rocambolesca, teniendo un ejemplo tan conocido como el del ataque a las torres gemelas: Llegué a conocer a los primeros policÃas que llegaron al complejo, justo cuando impactaba el segundo avión y comenzaba a derrumbarse la primera torre. Me explicaron con detalle cómo caÃan los cuerpos a su alrededor. La crudeza de su testimonio es tal, que tuve que obviar muchas cosas por respeto a los familiares de las vÃctimas. El escenario era idóneo para que muchas personas en situaciones personales extremas, aun a salvo, decidieran desaparecer. Les favorece el hecho de que, por ejemplo, todavÃa se mantenga un camión refrigerado con 20.000 fragmentos de cuerpos que no han sido identificados.
Bien. Tenemos el escenario, nos falta la historia: Un estafador se encuentra con la oportunidad de su vida cuando debe reunirse con un empresario en el World Trade Center… el 11 de septiembre de 2001, claro, para intentar resolver su situación financiera. Y ocurre lo que todos sabemos. Y Ronnie Wilson (que asà se llama este personaje) tiene la brillante idea de desaparecer para que su esposa pueda cobrar el seguro de vida y la indemnización. Pasan seis años y el inspector Grace, que vive atormentado por la desaparición de su propia esposa, encuentra dos cadáveres relacionados con una persona fallecida en 2001 en Nueva York: Ronnie Wilson.
No es una historia cómoda, en especial por la sensibilidad que aún se mantiene en torno a una de las mayores atrocidades cometidas en la historia reciente. James lo tuvo claro:
No quise explotar el horror. Por respeto a las familias y a las personas que sufrieron efectos posteriores, en especial bomberos, policÃas y voluntarios que trabajaron en la Zona Cero. Muchos sufrieron shocks traumáticos que les obligaron a abandonar el servicio. Las autoridades llegaron a pedir a la población que llevaran mascotas a la Zona Cero, no para buscar cadáveres, sino para que los que trabajaban allà pudieran acariciarlas y encontrar consuelo.
Pero no todo queda en el hecho de haber jugado con fuego entorno a la desgraciada fecha. Peter James mantiene las formas que le han hecho uno de los autores más queridos por los amantes del género, con una saga que él mismo considera más cercana a la tradición europea, con un componente humano y no tan fÃsica como la norteamericana. Y no olvida que lo criminal está siempre a la vuelta de la esquina: Literariamente los malos son mejores, tienen más atractivo. Cualquier persona puede ser un asesino en potencia. Lo que nos diferencia de ellos es la moral, la conciencia. Y al final, lo que les pierde, es la necesidad de contar sus acciones.
Resultaba inevitable, por otra parte, que el inspector Grace llegara, sino al cine, sà a la televisión. Peter James, que también es productor, está preparando una serie para el canal británico ITV basada en sus novelas, que podrÃa estrenarse la próxima primavera. SeguirÃa asà la estela de otras producciones recientes del género que han sido bien recibidas por los fans. Material no le falta, más aún habiendo reconocido que no se ha propuesto darle muerte a su inspector: Cuando alguien me diga «por favor, deja de escribir sobre Roy Grace», lo haré. Aunque me gustarÃa escribir otro tipo de novelas, he encontrado en el inspector Grace al personaje a través del cual puedo comunicar mis ideas.
José A. Muñoz