El lujo de la tristeza es el último libro del aragonés afincado en Madrid, Ãngel Petisme, que viene a celebrar la aparición en 1984 de su primer libro, aquel Cosmética y terror que publicó también en la editorial zaragozana Olifante. Entre ambos han pasado 19 libros más, algunos galardones (como el Jaén de PoesÃa, 2011 o el Claudio RodrÃguez, 2008), 15 discos e infinidad de conciertos y festivales. La felicidad, el amor y las contradicciones del comportamiento humano están presentes, siempre con afable socarronerÃa, en todas sus obras. Aprovechamos la ocasión que nos proporciona el aniversario de su debut editorial para preguntarle sobre El lujo de la tristeza y sobre su extensÃsima trayectoria musical y literaria.
Tras 30 años desde la aparición de tu primer libro, ¿cómo lo recuerdas?
Con mucho cariño y gratitud porque ese libro se publicó gracias a una suscripción de colaboradores, lo mismito que hoy con el crowfunding. Pero esos mecenas apenas me conocÃan o habÃan leÃdo. Fue un acto de fe. Y también con la inocencia e ilusión de la primera vez, del primer beso, del primer amor.
¿Cuántas expectativas se han cumplido?
Todo lo que ha venido ha supuesto un regalo, la verdad. He sido poco ambicioso en lo material (no tengo ni coche) y, en ese sentido, los laureles que le he pedido a la poesÃa -desde entonces- eran poder seguir dedicándome a escribir y no tener problemas para publicar. Y siempre que acabo un libro aparece un editor. El éxito siempre es Ãntimo y personal. Lo que la sociedad juzgarÃa de fracaso suele ser el éxito de muchas personas felices.
¿Alguna decepción?
Muy pocas en lo personal. A tÃtulo público me parece muy triste y decepcionante lo que se ha hecho con la democracia en 40 años, el reparto del botÃn y el enorme erial cultural que nos han dejado hasta llegar a tener el IVA cultural más alto del planeta. Eso es alevosÃa y nocturnidad y encima viniendo de personas que se llamaban “progresistasâ€. Y no ha pasado nada, cuatro dÃas en la calle durante el 15-M. Decididamente somos un pueblo, o muy cobarde o muy gregario, que con un poco de sol y unos vinos se conforma. Otro problema secular de educación.
Publicar joven, quemar etapas deprisa. ¿En los 80 se maduraba rápido?
No sé si maduramos mucho o nos quedamos en eternos peterpanes. Pero apuramos la vida a grandes tragos y despertamos a la libertad con hambre y sed. Muchos amigos no lo pueden contar. Yo si ahora tuviese 25 años, con una carrera y varios masters, y tuviese que irme a buscar la vida fuera de España llevarÃa un cabreo del quince.
Creo que una de las caracterÃsticas que destacarÃa en tu obra es la espontaneidad y la frescura que respiran tus poemas. ¿Es difÃcil expresarse con sencillez?
Hay que darle una vuelta a tu cabecita y repetirse: Ya sabes escribir al gusto del canon, las modas y la crÃtica, ahora haz tu parte del trabajo y no alejes más la poesÃa de la gente. Emociona, pellÃzcales que anda la tropa huérfana, sin moral y sin norte. Yo soy muy Mairenista en ese aspecto: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa» en lenguaje poético es: “lo que pasa en la calleâ€.
Aun a riesgo de generalizar ¿crees que a la poesÃa contemporánea en nuestro paÃs le falta naturalidad?
Veo mucho engolamiento e impostura. A la poesÃa, no lo sé pero a los poetas les falta vida, pitera decimos en Aragón, garra, verdad y un poco de sentido del humor. Demasiada palabrerÃa hueca y retórica alambicada. Para eso ya tenemos a los polÃticos.
El lujo de la tristeza, tu último libro, trata eminentemente sobre el amor; sin embargo, tu obra siempre ha tenido un trasfondo social y de actualidad. ¿Cabe interpretar el tÃtulo de una manera sociológica: como un toque de atención sobre el estado de ánimo de la población?
SÃ, la tristeza es un lujo que no podemos permitirnos en estos tiempos en que el poder nos quiere solos, hundidos y dormidos. Y el amor es una parte de ese cambio radical y social. Uno tiene que aprender a quererse para poder amar y ser amado, para recuperar la empatÃa por el otro.
¿Hay diferencias entre escribir poesÃa para un libro y escribir para una canción? ¿te las planteas cuando te pones a escribir?
Son dos géneros diferentes como literatura y cine. Creo que una canción necesita unas gotas de poesÃa pero no una sobredosis y además tiene un formato de métrica, rima y una duración desde las grabaciones de Elvis hasta ahora. En poesÃa el verso libre impera desde el siglo XX y puedes explorar a más profundidad y compromiso con el lenguaje. Yo tengo dos cascos y dos monos diferentes para poesÃa y música.
¿Qué parte del poeta hay en el cantautor? ¿los cantautores han de ser también poetas?
En mi caso, comencé a escribir a los 12 años y a los 13-14 aprendà a tocar la guitarra y compuse mis primeras coplas. La canción de autor no es un estilo ya sino un género que va del rap, a la electrónica, etc. Un cantautor escribe sus letras y músicas en una relación de equilibrio y calidad de un 50%. Si no sabe escribir que ponga un poeta en su vida.
A lo largo de tu trayectoria has viajado a zonas en conflicto, como Palestina o Iraq, ¿nos puedes comentar, de manera somera, las impresiones que han dejado en ti?
Creo que era Kafka quien decÃa que canta mejor quien viene del infierno. Ese turismo en el abismo me ha ayudado a comprender mejor el mundo y la condición humana. A priorizar en mi vida y ver los vasos siempre medio llenos. No he ido con los ojos de un periodista que no toma partido sino con los del poeta que se empapa como una esponja y llora también. Estar cara a cara con el dolor y ver que la vida sigue, que la gente rÃe y se casa cuando no saben qué les espera al dÃa siguiente es una enorme lección de vida.
Ejerces de aragonés por donde quiera que vas, citas a Buñuel o a Labordeta en tus obras. ¿Qué reivindicas del Aragón actual?
Comencé a sentir mis raÃces cuando andaba perdido y llevaba más de 15 años fuera de Aragón. Saber de dónde venÃa y qué gente grande me habÃa precedido en esa tierra tan dura y hostil para sus artistas, sus soñadores, me reconfortó y ayudó a seguir creando sin pedir nada a cambio. Amo mi tierra mucho más, quizás porque no vivo en ella. Lo que reivindico es el Otro Aragón de detrás del espejo, el de carácter universalista y cosmopolita, individualista en los proyectos y generoso, tenaz, con esa fuerza, ese expresionismo goyesco y surrealismo buñueliano.
¡Cuánto echamos de menos a Labordeta!
Mucho. Él me apadrinó en 1990 para que me fichara su misma discográfica: Fonomusic. Por él estoy aquÃ. En su época de diputado en Madrid nos veÃamos con frecuencia con otro amigo, también desaparecido, Félix Romeo. Labordeta como José Luis Sampedro, José Saramago, Eduardo Galeano y algunos otros, tenÃan el don de transcender a su propia obra y conectar a la primera con el hombre de la calle, por su campechanÃa, su presencia, su cercanÃa. Ese don solo lo tienen los grandes humanistas.