La frase de Vila-Matas que impele a hablar de literatura como quien habla de fútbol parece haberse encarnado en un portugués. Ricardo Namora, exfutbolista y entrenador es doctor en TeorÃa literaria. Da clases e investiga en la Facultad de Letras de la Universidad de Coimbra, donde recibe a Revista de Letras para hablar de su libro Eterno Domingo – O Futebol em 8 Jornadas.
Jugador de fútbol, entrenador, doctorado en teorÃa de la literatura, profesor universitario… ¿Cómo se llegó a construir dicho perfil?
De hecho, por casualidad: casualidad de tener un padre ex jugador de fútbol y una madre profesora de educación fÃsica, que siempre quisieron que yo practicara deportes. Durante cierto tiempo practiqué natación de competición, remo y baloncesto. Cuando me decidà por el fútbol mi madre me puso una condición sine qua non: ni una falta a los entrenamientos para estudiar y no descuidar las notas escolares por motivos de deporte. Mi padre siempre me decÃa: “tu profesión es la de estudiante, asà que no hay espacio para fallosâ€. Por otro lado, siempre me interesó la literatura, a diferencia de muchos de mis compañeros. Hice mis estudios y seguà jugando al fútbol, primero como profesional y luego como semi-profesional.
¿Llegó a pagar sus estudios con el fútbol?
SÃ, ganaba en torno de los 600 euros al mes, lo que me permitió financiar mis estudios. Mi licenciatura, el primer máster y parte de mi doctorado fueron financiados por mi actividad futbolÃstica. Me acostumbré a jugar y estudiar al mismo tiempo. Las circunstancias también han jugado su papel: el recorrido de mis estudios no fue planeado con certeza, y se reveló más tormentoso de lo previsto. Pasé de jugador a entrenador, tras colgar las botas, y seguà una carrera de investigador, en cuyo contexto me ofrecen la posibilidad de enseñar. Pero no creo que sea diferente de muchas personas que tienen más de un interés en la vida. Me gustan las dos cosas, nada más. El caso es que me gustan mucho las dos, y no me imagino sin una de ellas.
¿Recomienda libros a los jugadores que entrena?
He entrenado equipos de divisiones inferiores, en las cuales hay bastantes jugadores estudiantes. Como en mis tiempos de jugador, suelen ser alumnos de derecho o de ingenierÃa o de educación fÃsica. No me parece que a ellos les guste la literatura. Una vez, sin embargo, ofrecà a un jugador la biografÃa del entrenador judÃo húngaro Bella Gutmánn. Se trataba de un jugador veterano, que yo respetaba muchÃsimo por su labor y su humildad. Jugaba poco, y quise rendirle un homenaje, por todo lo que representaba para mà y para el grupo y pese a, casi nunca, ser titular. Del resto, creo que muy pocos jugadores, hoy por hoy, se interesen por la literatura.
¿Qué relación hay, de haberla, entre fútbol y literatura?
Existe un prejuicio social y histórico de la cultura erudita respecto a la cultura popular, o de masas. AsÃ, existe mucha resistencia a incorporar elementos de la cultura de masas como el fútbol en la literatura que llamamos seria. No es un problema ontológico, sino una cuestión cultural.
¿Es el fútbol un arte?
Hay dos modos de plantearlo. El primero consiste en equiparar al fútbol, en cuanto manifestación humana que pone en juego (por los practicantes y los aficionados) sentimiento, racionalidad y reacciones –valorativas, reflexivas y racionales– a las artes. En ese sentido, creo que puede ser parecido a un arte. Parece existir una diferencia entre producir un objeto (un texto, una pintura o una escultura) y manejar un objeto preexistente –como el balón. En ese sentido, arte es creación, y mucho menos manipulación. O sea, en ese segundo sentido, el fútbol no es arte, aunque los jugadores puedan manejar su objeto con una cierta libertad: los jugadores no producen cosas, aprovechan una cosa que ya existe para hacer otras cosas.
Vila-matas asegura que se debe hablar de literatura como quien habla de fútbol, ¿concuerda?
A veces la literatura no es tan complicada como nos dicen, ni el fútbol tan fácil y transparente como mucha gente suele pensar. No sé si es más difÃcil hablar de Proust o de un planteamiento táctico en 4x4x2 con el medio campo en rombo.
¿Qué le han aportado sus conocimientos de fútbol a su faceta académica y viceversa?
A decir la verdad, hasta ahora, la experiencia como jugador y entrenador de fútbol ha sido mucho más valiosa en mi vida que la experiencia como académico. En el fútbol, un universo muy competitivo donde conoces a mucha gente y compites mucho, aprendes cosas que te sirven para toda la vida. Jugué más de 700 partidos oficiales y estuve en el banquillo más de 100 veces. En todos esos años estuve en miles de entrenamientos. He visto de todo, desde las alegrÃas más intensas a las tristezas más dolorosas, desde lesiones brutales a recuperaciones milagrosas, desde presidentes que no cobraban a aficionados maravillosos que todavÃa mantengo como amigos. Es un mundo duro y a veces cruel, en el que la velocidad de la vida es apabullante. Dicha experiencia  me dio cierta capacidad para enfrentar otras esferas de actividad en que las cosas no son tan rápidas ni tan crueles.
¿Qué nos enseña el fútbol sobre la vida?
El esfuerzo de equipo, la solidaridad, la amistad más profunda y un cierto modo de hacer frente a la vida. Y se aprende a sufrir, a caer y levantarse muchas veces y a lo largo de tan solo dÃas.
¿Cómo surgió la idea para el libro?
Como aficionado, compartà miles de veces con amigos y familia los pensamientos y locuras sentimentales que me provocó el fútbol a lo largo de los años. Resolvà ponerlo todo por escrito.
¿Qué resaltarÃa de él?
Se trata de un libro que mezcla muchas cosas: historia, anécdotas, hechos, fechas, cultura, identidad, memoria y pasión.  El libro tiene capÃtulos sobre la final de la Champions del 1999, sobre el famoso Italia-Brasil del Mundial de 82, sobre el fútbol inglés, español, alemán, italiano, brasileño y portugués, más un capÃtulo corto sobre la selección portuguesa. Creo que el ámbito del libro interesará a mucha gente por esa diversidad – geográfica y cultural, no solo futbolÃstica. A pesar de que es un libro sobre fútbol tiene elementos cuyo interés va más allá del deporte.
¿Mourinhista o Guardiolista? ¿Por qué?
En el fútbol no existen recetas permanentes para ganar, y se vive siempre en el presente. Los dos son grandÃsimos entrenadores, pero en cada competición solo un equipo puede vencer: en este momento, se critica a Guardiola por haber caÃdo en la Champions y a Mourinho por haber presentado un juego defensivo y no haber ganado ningún trofeo. En el fútbol las cosas pasan de una manera tan rápida que, hoy por hoy, la gente ya se olvidó de Mourinho y de Guardiola y celebra a Simeone, a Ancelotti o a Pellegrini. La vida de un entrenador puede ser muy ingrata: como decÃa Menotti, “solo la victoria interesaâ€.