El presente tiene la facultad de abrir puertas hacia el pasado. La historia sigue siendo la posibilidad de vernos reflejados en ella, para dar una continuidad a ese devenir que se configura como el sustento de lo cotidiano. Y plantarse en el presente para no olvidar, para hacer memoria emocional del pasado, es la propuesta de Miguel Herráez en las páginas de su nueva novela titulada La estratagema.
Publicada por la excelente editorial Piel de Zapa, La estratagema une las historias de España y de Argentina, en dos momentos signados por las dictaduras de Francisco Franco y por la de Jorge Videla. Y los paralelismos son inevitables.
Dos profesores universitarios españoles, en el ParÃs actual, organizan la exposición de un fotógrafo argentino, Bruno Ledesma, con los auspicios de una empresa frutihortÃcola. Todo se desarrolla en un marco en el que las convenciones, para estas situaciones, dan estructura a los hechos, tanto que la rutina empieza a hacerse notar.
Sin embargo, algunos acontecimientos aparecen como si estuvieran alterando ese orden. Son acontecimientos internos y externos a la trama, que van dando espacio para lo inevitable.
Mientras que el mundo asiste desconcertado a las primeras manifestaciones del covid, uno de los profesores se ve envuelto en una extraña situación, que se resume en dos preguntas cruciales: ¿qué le sucedió al desaparecido Bruno Ledesma? ¿Por qué, tantos años después, se ha avivado el interés por el desenlace que le deparó la dictadura de Videla?
La novela, organizada en tres partes y narrada en presente por un narrador protagonista de las acciones, se destaca porque incorpora, apenas iniciada, una descripción de los dÃas previos al confinamiento. No obstante, no interesa tanto dar testimonio de la pandemia, sino reflexionar sobre los horrores del pasado, haciendo memoria activa.
La estratagema es la puesta en escena de todo un procedimiento que tiene, como horizonte, la indagación sobre la frágil condición humana ante la historia. Y aquà es donde Miguel Herráez se sale de los planteos que venÃa haciendo en otras novelas, como La mitad de la memoria o en su ya lejana Bajo la lluvia, en las que los protagonistas basculaban sus experiencias en un marco significado por la “historia esbozada en minúsculaâ€, como lo afirmó el mismo Herráez en algunas entrevistas.
La propuesta de La estratagema se proyecta, en esta oportunidad, hacia la historia mayor, haciendo una memoria cercana de hechos que el tiempo se ha encargado de distanciar, pero que por distancia no han dejado de trazar la marca en el tiempo, un tiempo que se vuelve sobre sà para dar testimonio del horror, y para reflexionar sobre la historia de un paÃs que tan bien conoce y tanto ha inspirado a Miguel Herráez y sobre el que tanto ha escrito: Argentina.
Una prosa ágil que conjuga el registro etnográfico de los hechos con el lirismo de un poema que el lector parece estar leyendo; la fineza no descriptiva pero sà estricta en la definición de los personajes; la precisión de los espacios y de los recorridos, ubicuos pero, por momentos, tocando una forma diáfana de onirismo, son algunos de los componentes de esta novela que nace de lo que Miguel Herráez venÃa desarrollando, y cuyos antecedentes inmediatos y territorio de inflexión encontramos en otros tÃtulos suyos, siendo referente Los dÃas rojos, publicada el año pasado en esta misma editorial. AsÃ, La estratagema se amalgama en una novela de intriga, a la que se incorporan elementos de la novela de espionaje fusionados con un noir francés que le dan a la trama una forma compleja, elegante y no exenta de una cierta nostalgia, signo concreto de lo inaprehensible del tiempo y de lo pasajero de la condición humana.
Para Miguel Herráez la historia sigue siendo el punto de partida, una historia que se puede interpretar desde la pertinencia de lo emocional, como factor irresoluto de verdad y de belleza.