Con La duda, la gallega MarÃa Reimóndez se hizo con la XIV edición del Premio de Novela por Entregas La Voz de Galicia gracias a una historia que gira en torno al abuso sexual a menores; con un ritmo ágil y una poética contundente que no dejará indiferente al lector y que echa raÃces en elementos que la sociedad se empeña en oscurecer, Reimóndez ha elaborado una novela breve necesaria y valiente.
¿Por qué te inclinas por abordar, en esta novela que formalmente debe responder a un esquema concreto, un asunto tan complejo como el abuso sexual en menores?
La duda, como bien indicas, responde a un desafÃo formal muy concreto: narrar una historia en 31 capÃtulos de 3500 caracteres. Es una novela por entregas y por lo tanto suele pensarse que es un formato para lo fugaz y lo ligero. Sin embargo, yo creo firmemente que los formatos son solo el medio y me interesa okupar los géneros literarios para hablar de temas menos esperables. Creo firmemente que estos formatos nos permiten llegar a un público amplio con historias que busquen la reflexión. La clave está en la combinación de la estructura y el contenido.
Uno de los grandes aciertos de La duda es cómo reflejas esa suerte de asepsia en relación con el abuso sexual sobre menores. ¿Por qué tanta permisividad?
El abuso sexual a menores forma parte del continuo de la violencia de género. Tiene que ver con la misma construcción de la sociedad, de los papeles de género y en particular con la construcción de las mujeres y menores como objetos para el placer sexual de los hombres. Hasta que toda la sociedad no se enfrente a estas cuestiones, seguiremos queriendo ignorar esta violencia constante que afecta, según cifras de la Unión Europea, a 1 de cada 5 menores. Enfrentarse al abuso sexual en la infancia implica reformular nuestras ideas de familia, de masculinidad y de sociedad. Creo que es un trabajo urgente que les debemos a todas las vÃctimas, eso y la reparación y justicia, que rara vez se produce.
Hablemos ahora de la construcción de los personajes. ¿Cómo llega a tu vida literaria el personaje de Deli?
Deli es un personaje que me interesaba por su carácter nada excepcional, más bien al contrario. Es una mujer que podrÃa ser cualquiera, pero que en su aparente normalidad esconde ciertas herramientas que le ayudarán a enfrentarse y a descubrirse de otra manera. Creo que todas tenemos esa capacidad en nuestro interior, en cosas denostadas por el patriarcado como la costura, el cuidado, la empatÃa, las experiencias de los cuerpos. Deli comienza siendo una esposa, una trabajadora de la banca, una mujer que pasa por la vida sin muchas preocupaciones para ponerse de repente ante interrogantes que la cambian para siempre. Lo interesante de ella es que tiene la voluntad de responder, no mira hacia otro lado. A veces en esto reside el mayor heroÃsmo. En negarnos a mirar hacia otro lado.
Mi carrera literaria está poblada de mujeres muy diversas y me complace reflejar esa diversidad, mujeres que a veces tienen muy poco que ver conmigo pero que intento tratar siempre desde la empatÃa, el respeto y la complicidad.
Otro asunto que deslizas en la novela es la falta de interrogantes en la sociedad, la falta de exigencia con la información que recibimos, la falta de criterio crÃtico. ¿Cuál debe ser el papel de la literatura en relación con esta crisis que atravesamos?
Creo que la literatura tiene la capacidad de generar empatÃa y de ofrecernos visiones más complejas de lo que nos rodea. Es el único medio que realmente nos permite entrar en la mente de otras personas, vivir otras vidas. Desde ese punto de vista es una herramienta vital de transformación social que por desgracia ha servido tradicionalmente para afianzar los valores hegemónicos. Pero gracias a las fisuras que las obras feministas y crÃticas han abierto, nos ayuda a generar espacios de transformación y de reflexión. Tal vez por eso ahora la lectura como hábito es más urgente que nunca, porque alberga el potencial de hacernos personas más crÃticas.
La corrupción polÃtica también aparece como telón de fondo en La duda. ¿Cuál deberÃa ser la respuesta social ante esta lacra?
La corrupción, igual que el resto de cosas, empieza con la tolerancia en el dÃa a dÃa. A veces pensamos que cambiar el mundo es una empresa de grandes hazañas. En mi caso, como feminista que soy, creo que cambiar el mundo empieza por el dÃa a dÃa y por lo cotidiano. Son esas corruptelas, ese no interesarse por lo común, por lo social, ese intentar sacar partido y “ande yo caliente†lo que luego va cogiendo mayor escala y se traduce en la realidad vergonzosa que presenciamos cada dÃa con la impunidad hacia los corruptos.
Además del abuso sexual a menores, en la novela reflejas otros asuntos muy urgentes como la prostitución y la trata de blancas, asuntos fuertemente vinculados a la violencia y agresividad. ¿Cómo modificar esa suerte de indiferencia social hacia dos asuntos que esclavizan a millones de mujeres en el mundo?
Para mà todas estas cuestiones forman parte del mismo continuum, como ya mencioné. Son manifestaciones de una sociedad que representa a las mujeres como objetos y que pone a los hombres siempre en el centro del relato, de forma que, a menos que reflexionen crÃticamente al respecto, se sienten con derecho a usar a las mujeres en todo tipo de situaciones, desde el plano sexual a los cuidados. Para mà los abusos, la prostitución o la trata no están relacionados con la “agresividad†sino con una estructura de poder desigual, agravada en el caso de estas dos últimas cuestiones por una visión capitalista de los cuerpos y las personas, como si fuera lÃcito comprar y vender todo.
La mayorÃa de la poética de tu novela versa sobre asuntos vinculados al feminismo. ¿Cómo implementar la hoja de ruta feminista en la agenda polÃtica?
Como ya he dicho, en el dÃa a dÃa. Los feminismos son teorÃas y prácticas que atraviesan todo lo que hacemos, desde lo que compramos -por ejemplo, porque nos obligan a pensar en las trabajadoras del Sur y sus derechos, en la opresión que generamos como consumidoras, en el medio ambiente- hasta como hablamos -desde el lenguaje sexista a la manera en la que asumimos o juzgamos ciertos comportamientos de forma diferente dependiendo de si los realiza una mujer o un hombre-. En mi caso, además, no creo en una única hoja de ruta feminista, hay muchas visiones complementarias, opuestas, todas enriquecedoras. El caso es tener voluntad. Ahà reside el trabajo de cada persona.