S. Craig Zahler | Foto cedida por el autor

S. Craig Zahler: «Esta es la obra más extrema que he escrito»

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S. Craig Zahler | Foto cedida por el autor

Hace tres años S. Craig Zahler sorprendió a todos con su debut como director en la película Bone Tomahawk, un wéstern ultraviolento que mezclaba tonos de comedia y terror, y que le valió el Premio al mejor Director en el Festival de Cine de Sitges 2015. Dos años después volvió a conquistar a la crítica y al público con su segunda película, Brawl in Cell Block 99, donde confirmó su excepcional talento como guionista y director. Pero este autor de 45 años –oriundo de Miami, Florida– escribe novelas y guiones de cine desde hace más de una década, y ha incursionado exitosamente en géneros tan diversos como el wéstern, la novela negra y la ciencia ficción. En septiembre de este año Tres Puntos Ediciones publicará en España su primera novela traducida al español, considerada por muchos como su mejor obra: Espectros en una Tierra Trizada (Wraiths of the Broken Land, Raw Dog Screaming Press, 2014), la cual, mediante una mezcla de wéstern, noir, terror y violencia extrema, narra la brutal travesía de la familia Plugford para rescatar a dos de sus hermanas que han sido secuestradas y forzadas a prostituirse en un tenebroso prostíbulo mexicano. Conversamos con S. Craig Zahler sobre el proceso de escritura de ese libro, su opinión por la posible adaptación que haría Ridley Scott –quien adquirió los derechos para llevarla al cine–, y otros aspectos del oficio de este prolífico escritor, guionista, músico y director, cuya tercera película, Dragged Across Concrete, se estrenará a fines de agosto en el prestigioso Festival de Cine de Venecia.

Para empezar quizás puedas contarme cómo te iniciaste como novelista y qué te llevó a escribir.
He sido un lector desde que era muy joven, de manera que gran parte de la razón por la que soy un escritor me parece que se debe a que es algo que, al igual que la lectura, puedo hacer por mi cuenta, y que puedo mejorar por mi cuenta, y todo lo que toma es tiempo y disciplina e impulso creativo. Cuando era joven, a medida que iba creciendo y veía que el cine en la mayoría de los casos requería de una gran suma de dinero y de muchas personas que creyeran en tu visión, y que la música requería de ciertas aptitudes musicales y, en la mayoría de los casos, de otras personas con las que uno pudiera trabajar, me fui dando cuenta de que la escritura era donde podría mejorar como una persona creativa individual pues solo requería de una cuestión de tiempo. De manera que es algo de lo que obtengo bastante satisfacción y que tengo un gusto muy específico al respecto.

Tú has escrito wéstern, novela negra y ciencia ficción. ¿Hay algún género que te acomode más como escritor, uno que prefieras sobre otros?
Estoy escribiendo un wéstern ahora mismo, el que probablemente será la quinta película que haré, y tengo dos novelas wéstern publicadas, y la película Bone Tomahawk y otro guión, The Brigands of Rattleborge (2006), el cual fue el wéstern que realmente lanzó mi carrera –en el tiempo en que trabajaba en él yo era cocinero para una empresa de catering, y escribía todo lo que podía en mi tiempo libre. Muchas de las cosas que quiero hacer como escritor están en los wéstern. Casi todo lo que hago tendrá un cierto grado de humor, así que el tipo de bromas que los personajes se hacen en un wéstern es muy adecuado para eso, y me gustan las historias que tienen un cierto sentido de aventura, donde tienes a las personas moviéndose en diferentes territorios y explorando lo desconocido. Gran parte de mi trabajo –aunque no todo– es violento, o tiene momentos de violencia extrema, y en tiempos más antiguos, antes de esta Era de la información donde la gente puede comunicarse con más facilidad, era más probable que hubieran sucedido estos pequeños focos de violencia que no habrían sido comunicados, o que la gente pudiera salirse más con la suya, así que establecer las cosas en este período también facilitaba eso. De manera que los wéstern son un género favorito mío al escribir guiones de películas, novelas y el piloto de una serie de televisión que casi llega a realizarse.

Entonces el wéstern es el género en el que te sientes más cómodo.
No necesariamente. El tipo de género en el que siento que me siento más cómodo –y esta no es una respuesta fantástica– sería un montón de géneros distintos, en el sentido de que lo que me mantiene fresco para un wéstern es ir saliendo de una novela negra, y lo que me mantiene fresco para una novela negra es ir saliendo de una obra de ciencia ficción, y lo que me mantiene fresco para una obra de ciencia ficción es quizás ir saliendo de un cómic. Entonces ir rotando géneros es una de las razones por las que nunca me encuentro corto de ideas y siempre estoy fresco cuando empiezo a escribir algo, porque no solo estoy escribiendo novelas de terror una y otra vez, lo cual sería una exploración muchísimo menos creativa. De modo que si vuelvo a escribir un wéstern en este momento es porque voy saliendo de las últimas cuatro obras que escribí, las cuales fueron: una de ciencia ficción, una especie de drama, un policial y una obra de terror, por lo que ha pasado un buen tiempo desde que he escrito un wéstern y me siento renovado para volver al género.

¿Y cuál es el género en el que te sientes menos cómodo?
La ciencia ficción es probablemente el género del que me encuentro más alejado: muchos de mis escritores favoritos son escritores de ciencia ficción dura, en particular Greg Egan, Steven Baxter y Arthur C. Clarke, y siento que mucha de la buena ciencia ficción está al servicio de explorar un concepto que tiene que ver con algún tipo de avance científico o algún cambio en la civilización, y cómo la humanidad se enfrenta a esto. Entonces es un género basado en un concepto, y si bien he escrito algunos guiones de ciencia ficción y una película que pueda que se realice o no y de la que ahora tenemos un cierto impulso, y tengo un libro de ciencia ficción publicado (Corpus Chrome, Inc, Raw Dog Screaming Press 2014), en definitiva me resulta más agradable ir cambiando de género.

Editorial Tres Puntos

Aquello de ir cambiando de géneros me parece que se aplica a Espectros en una Tierra Trizada, en el sentido de que se trata de un wéstern pero, al igual que otras de tus obras, también es un híbrido de géneros.
Es interesante porque muchas personas también consideran que Bone Tomahawk es un híbrido de wéstern con terror, pero para mí en ambos casos se trata solamente de wésterns. Pero, porque voy más allá con la violencia –y es realmente extrema en esa novela, Espectros en una Tierra Trizada es la obra más extrema que he escrito en mi vida–, porque se trata de ese nivel de violencia, los lugares más comunes donde uno ve o lee ese tipo de violencia son en las obras de terror.

Es cierto, tus novelas y películas tienes fuertes atmósferas de terror.
Yo creo que lo llevo en esa dirección porque estoy muy interesado en detallar el entorno así que trato de generar diversas atmósferas, lo cual también es una preocupación del terror. Crecí viendo y leyendo terror, leía a H.P. Lovecraft desde los ochenta, y Clive Barker y Stephen King eran escritores que leía cuando era joven, y uno de mis autores favoritos de todos los tiempos es un tipo llamado Richard Laymon, así que eso está en mi ADN. De manera que, cuando se supone que las cosas se van a poner intensas, tenebrosas u oscuras, yo voy al lugar intenso, oscuro y aterrador al que van las obras de terror, y al que normalmente no va un wéstern o un policial común y corriente.

¿Y nunca se te ocurrió, durante el proceso de escritura, que estabas haciendo una fusión de géneros?
No. Nunca pensé, cuando estaba escribiendo Espectros en una Tierra Trizada o Una Congregación de Chacales (A Congregation of Jackals, Leisure Books, 2010) –el cual fue mi primer wéstern publicado– o Bone Tomahawk, “oh, esto es una fusión”, pero entiendo perfectamente por qué la mayoría de la gente lo ve de esa manera. Yo solo voy un poco más allá en esa dirección.

No obstante, así como trabajas con atmósferas de terror, también hay mucho de humor en tus obras.
Es cierto. He visto a gente que llama a Bone Tomahawk una comedia de terror wéstern, y si bien, al igual que la mayoría de lo que escribo, esa película tiene una fuerte atmósfera de terror, también en casi todas mis obras hay comedia, porque quiero mostrar un cierto brillo y darles vida a los personajes, porque al mostrar ese otro lado de los personajes hay una razón para preocuparse por ellos, para disfrutar sus vidas y para que ellos disfruten el uno del otro. Y yo diría que esta es una de mis mayores quejas sobre muchas obras excesivamente serias. La otra noche vi el piloto de El Cuento de la Criada (The Handmaid’s Tale) y simplemente no pude soportarlo –no porque fuera muy sombrío o molesto, sino porque era demasiado monótono y severo en lo terrible que era todo; no pude sentirme involucrado con los personajes porque el capítulo solo tocaba la misma nota en el piano, ¡pah, pah, pah, pah!, y así todo el rato, hasta agotarse.

No había matices.
No los había, no había humor ni brillo ni ningún tipo de vida, ni siquiera había amor… ¿por qué habría de importarme si estas personas viven o mueren? Entonces, esa es la manera en que yo me acerco a la escritura y casi todo lo que quiero –ya sea una película o un libro– tiene ese otro color. Incluso la mayor parte de la música que escucho no es uniformemente pesada, brillante o triste, porque se vuelve monótona.

Volviendo a Espectros, noté un cierto vínculo entre las Catacumbas –el prostíbulo mexicano de la novela–, la cueva en la última parte de Bone Tomahawk y el bloque de prisión 99 de tu última película. Estos son espacios oscuros y malignos donde los personajes pueden dar rienda suelta a sus fantasías más violentas. ¿Qué representan las Catacumbas para ti?
Lamento esquivar esto, pero no me gusta explicar demasiado mis metáforas. Sí señalaré que has mencionado una ubicación muy bien conectada que cumple funciones similares para mí. Cuando escribí Una Congregación de Chacales, el primero de esta trilogía de wésterns, había en mi mente una escena que nunca sucedió, que era un grupo de personas encarceladas por unos nativos trogloditas que eran parte de una historia alternativa. Eso nunca sucedió, esa escena no está en la novela. Y luego, cuando escribí Espectros en una Tierra Trizada, se suponía que este grupo de personas iba a llegar a ese mismo lugar e insinué que se trataba de las Catacumbas en términos de lidiar con algo subterráneo y, ya sabes, con otra posible civilización antigua, pero tampoco sucedió. Espectros en una Tierra Trizada termina en un lugar muy diferente, lo cual me hizo sentido por mi proceso de escritura –mi proceso de escritura es ir sorprendiéndome a mí mismo todo el tiempo–, de manera que cuando escribí Bone Tomahawk, me dije: ahora sí, finalmente llegarán a la cueva que tiene este tipo de historia y evolución alternativa con habitantes trogloditas. Esa idea, que había estado allí por un buen tiempo, es algo que sucede en este mundo wéstern mítico que no forma del todo parte de la historia realista que estaba escribiendo para esas tres obras. De manera que para mí están vinculadas semánticamente, solo porque tenía algunas de estas ideas colgando encima de las tres, y ciertamente al poner a gente cuerda en un calvario así, aprendes mucho sobre ellos, hay muchas cosas que pueden surgir; por lo tanto, si bien tus observaciones sobre esas locaciones están ciertamente en línea con lo que yo estaba pensando, no quisiera explicarlo demasiado.

Entiendo. Veo muchas conexiones entre Espectros en una Tierra Trizada y Bone Tomahawk; he leído que la génesis de Bone Tomahawk fue una solicitud de Dallas Sonnier, tu productor, de adaptar al cine primero Espectros.
Así es. En ese tiempo la favorita de mis novelas para Dallas era Espectros en una Tierra Trizada, y esa sigue siendo la favorita de muchas otras personas. Ciertamente tengo algunos lectores que sintieron que esa fue la novela donde fui demasiado lejos… en general, Espectros es destacada como la mejor por muchas personas que han leído mi trabajo. Y Dallas quería que yo hiciera esa adaptación, pero la escala de esa novela era demasiado grande como para haberla hecho con la cantidad de dinero que estábamos negociando, porque estábamos hablando de hacer algo por uno o dos millones de dólares, lo que fuera que pudiéramos juntar, y conseguirnos un actor o dos de renombre de manera que pudiéramos recuperar uno o dos millones de dólares. Y los derechos fueron adquiridos finalmente por Drew Goddard y Ridley Scott –este es el equipo que hizo El Marciano (The Martian), y que haría la adaptación de mi novela.

¿Has leído el guión de la adaptación? ¿Cómo te sientes respecto de ella?
No la he leído. He oído que el guion es muy fiel, pero no estoy contando con que Ridley Scott lo realice. Veremos qué pasa: ese director tiene demasiadas cosas en desarrollo todo el tiempo. Pero, respecto de cómo me siento en términos de haber cedido la adaptación a la maquinaría de Hollywood… es demasiado similar a Bone Tomahawk, temática y narrativamente, como para que yo quisiera hacerla como película. Quizás con tres o cuatro películas realizadas me sentiría mucho más cómodo de caminar en ese terreno similar, y aún más importante que eso: se trata de una novela, por lo que inevitablemente esa novela tendría que ser cortada. Digamos que se hiciera una versión de tres horas y cincuenta minutos de esa película, aun así necesitarías cortar la mitad del libro. Entonces, para mí –que me considero un escritor primero que nada–, no es tan satisfactorio entrar en un proyecto sabiendo que vas a tener que tirar a la basura la mitad de lo que escribiste. Y sin importar lo bueno o lo fiel que sea esa adaptación, es poco probable que haya alguna adaptación que me vaya a gustar casi tanto como la novela misma porque tuve que cortar la mitad de ella. Por lo tanto, la forma de hacer algo así bien tendría que ser como una mini-serie de televisión. Y actualmente estoy en conversaciones en términos de adaptar mi otra novela wéstern, Una Congregación de Chacales, a una mini-serie de televisión.

Eso sería genial.
Sí. Estoy igualmente orgulloso de esa novela, especialmente después de que a la nueva versión le hice algunas revisiones, le limpié un poco los diálogos y le bajé un poco el tono a la prosa que se sentía demasiado excesiva… se trata de mi primera novela publicada, después de todo. Pero la historia es exactamente la misma: solo limpié un poco la prosa y los diálogos, y un par de pequeños momentos aquí y allá. Así que, en términos de ceder Espectros en una Tierra Trizada a Hollywood: veremos qué hacen con ella, veremos si sucede algo. He oído que el guión es extremadamente fiel, el guionista Drew Goddard fue muy cortés cuando hablé con él, y espero que siga adelante pero, como te decía, pareciera ser que cada tres o cuatro semanas hay alguna nueva noticia sobre lo que Ridley Scott está haciendo ahora, así que no sé si él será el director definitivo y tampoco sé si él alguna vez haya hecho algo así de sombrío, o así de enfocado en los personajes.

Hablando de personajes, ¿cómo abordas generalmente la escritura de ellos?
Cada personaje que estoy escribiendo, sin importar de qué lado del esquema esté, lo escribo pensando en por qué está haciendo lo que está haciendo. Y, en general, mis personajes le hacen sentido a los actores con los que he trabajado. Recuerdo algo muy bonito que Richard Jenkins me dijo sobre Bone Tomahawk cuando nos conocimos. Dijo: ‘Estos no son personajes en una página, estas son personas reales’. Y algo que Kurt Russell me dijo fue: ‘Si no sabes qué hacer con estos personajes en la forma en que están escritos, entonces eres un actor malísimo y deberías retirarte’. Por lo tanto, a ellos les quedó extremadamente claro quiénes eran estos personajes, y por qué hacían lo que hacían. Y algunos de mis actores, a veces, me han pedido historias de fondo: Vince Vaughn y Jennifer Carpenter, en las últimas dos películas, querían que escribiera las biografías de sus personajes, y lo hice felizmente, y tengo mucho de esto en mente cuando los estoy escribiendo y voy aprendiendo sobre ellos, los voy descifrando a medida que escribo. De manera que lo enfrento desde un punto donde me digo… no tomes atajos. No hagas que los personajes hagan lo que tú quieras que hagan en servicio de la trama. El personaje define el camino y la trayectoria de la historia, no la trama. Esa es la razón por la cual la trama cambiará y por qué, aun cuando esa cueva que está en Bone Tomahawk la tuviera en mente tanto para Una Congregación de Chacales como para Espectros en una Tierra Trizada, los personajes finalmente no llegaron allí, sino que hicieron otras cosas. Y cobraron vida de distintas maneras, tomando ciertas posiciones en momentos diferentes. Así que escribo a todos los personajes –sin importar si son buenos o malos, principales o secundarios–, pensando en qué hicieron antes de esta escena, en qué tipo de ley viven, qué tipo de personas son, por qué están haciendo esto y no aquello, por qué están tomando las decisiones que toman, y eso también es a lo que respondo cuando leo una ficción o cuando veo una película.

Eso se nota mucho en Espectros en una Tierra Trizada, porque es una novela fuertemente dirigida por sus personajes. Y a medida que la historia progresa, las líneas entre el bien y el mal se empiezan a difuminar, especialmente cuando algunos personajes se ven forzados a realizar ciertos actos moralmente muy ambiguos para poder salvar a las hermanas Plugford.
En Espectros en una Tierra Trizada, más que en cualquier otra cosa que haya escrito, me parece que en un cierto punto hay una moral completamente ambivalente, donde los buenos están haciendo cosas muy malas y los malos no parecen ser peores que los buenos –en realidad parecen ser más morales que los que están en el lado de los buenos–, y eso fue muy entretenido de explorar, fue un espacio emocional muy interesante en el que viví durante el mes o más que pasé escribiendo esa parte, toda la última parte de Espectros.

Esa batalla final de la última parte es enorme tanto en escala como en violencia. Es realmente épica. Me recordó mucho al final de Grupo Salvaje (The Wild Bunch) de Sam Peckinpah. ¿Hay alguna similitud allí? ¿Planeaste esta batalla al principio del proceso de escritura o la fuiste inventando a medida que avanzabas?
La fui inventando a medida que avanzaba: esa fue donde tenía la cueva de Bone Tomahawk en mente y sabía que iba a haber un gran enfrentamiento, pero no conocía al personaje de Long Clay lo suficientemente bien cuando lo comencé –ya sabes, lo que sucede es que avanzas sobre la marcha y luego vuelves y haces que el personaje sea consistente. Long Clay llevó las cosas en una dirección diferente y yo no sabía que iba a haber un enfrentamiento en una escala así de grande. Y, como te decía antes, esa es una de las razones por las que sé que nunca haría esta adaptación por uno o dos millones de dólares. Ese enfrentamiento, si filmas todo en la forma en que lo escribí, es una película completa por sí sola. Y gracias por la comparación con Grupo Salvaje; yo diría que no era algo en lo que estuviera pensando cuando lo escribí, pero si me hice fanático del wéstern como género fue por las películas de Sergio Leone y las películas de Sam Peckinpah, y creo que no hay un mejor wéstern hecho en cualquier medio –ya sea ficción escrita o en películas– que Grupo Salvaje de Peckinpah, así que muchas gracias por esa comparación. Adoro esa película.

Yo también. Es curioso, porque el wéstern hoy en día es un género de nicho, pero hace cincuenta años era un género de masas. Leí un perfil en el Wall Street Journal sobre Dallas Sonnier, donde decía que él estaba haciendo películas para producir entretenimiento popular. ¿Consideras tus obras entretenimiento popular?
Dallas y yo estamos de acuerdo en muchas cosas, pero la etiqueta de “entretenimiento popular” que está usando es ciertamente una forma de cómo él ve las cosas, aunque no es necesariamente cómo las veo yo, en la medida en que mis dos primeras películas no pudieron obtener una clasificación para mayores de 16 años porque eran demasiado violentas. Están más allá de los 16 años. Por lo tanto, yo no aplicaría la palabra “popular” a algo que probablemente la mayoría de las personas consideren demasiado violento, o demasiado ofensivo, o posiblemente ambas.

¿Y tienes en mente algún tipo de audiencia específica cuando escribes?
La audiencia soy yo. Sé que suena un poco ególatra, pero lo único que sé cuando paso cientos y cientos de horas escribiendo ficción es: ¿me parece que esto es bueno? ¿Me gusta? ¿Me gustaría leer esto si alguien más me lo hubiera dado? ¿Lo encontraría emocionalmente atractivo? ¿Lo encontraría intelectualmente atractivo? Y ese es mi parámetro todo el tiempo. Y esa también es una de las razones de por qué la violencia es tan extrema, porque crecí viendo películas violentas y películas de terror, de manera que si quisiera generar algún tipo de violencia que me vaya a impactar hoy en día –teniendo en cuenta que a los trece años ya había visto la versión no clasificada de Re-Animator o de Faces of Death–, si quisiera crear una versión que realmente me vaya a perturbar o conmocionar a los 45 años, necesito ir bastante lejos. En definitiva: escribo para mi propio gusto, y luego espero que la gente responda a él.

¿Qué tal ha sido la respuesta hasta ahora?
Tengo claro que mis obras no son para todos. Antes de hacer Bone Tomahawk me dije: de todas las personas que querrían ir a ver una película llamada así, probablemente a un 60% le guste, un 20% diría que es aburrida y el otro 20% diría que es desagradable u ofensiva. Y así es como sucedió –lo que superó las expectativas fue la reacción crítica. Mis dos películas fueron agregadas al Museo de Arte Moderno de Nueva York, lo cual es un tremendo honor, y Brawl in Cell Block 99 fue parte de la selección de los críticos del New York Times. Por parte de la audiencia ha habido una buena respuesta, aunque no tan alta como la de los críticos –si te fijas en las calificaciones y ese tipo de cosas.

¿Y en España?
La respuesta a Bone Tomahawk fue realmente genial cuando estuve en España: fui al Festival de Sitges con mis dos películas, y fue un lugar muy agradable de visitar; no por nada tener la oportunidad de ver dos veces la Sagrada Familia fue una experiencia increíble. No creo que haya una obra de arte más inspiradora que la que Gaudí y sus seguidores han construido allí. Estoy muy agradecido por la reacción que mis películas han tenido en España, y creo que Espectros en una Tierra Trizada –porque es más grande y no tiene las restricciones que hay en un set de filmación ni tampoco de presupuesto– va más allá con los personajes, es más amplia en escala y llega mucho más lejos con la violencia que Bone Tomahawk, así que espero que cualquiera que haya disfrutado de esa película le guste tanto o más la novela, y espero que tenga la misma buena acogida.

José Miguel Martínez

José Miguel Martínez (Santiago, 1986) es arquitecto. Ha publicado el volumen de cuentos 'El diablo en Punitaqui' (Tajamar Editores, 2013), Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, y la novela 'Hombres al sur' (Tajamar Editores, 2015). Ha traducido a James Baldwin y S. Craig Zahler. Ha ganado el premio Pedro de Oña 2017 por la novela breve 'El revólver de la familia', incluida en su libro 'Tríptico de Granola', de próxima publicación en Tres Puntos Ediciones. Vive en Puerto Varas, Chile.

1 Comentario

  1. Excelente nota, hace pocos días descubrí las películas de este director, cada una me «voló la cabeza» como diríamos en Argentina y ahora buscando data sobre futuros proyectos me entero que es escritor. No podría estar mas feliz de poder leer algo de semejante cabeza creativa. Repito, excelente nota.

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