Dicen que El orden de la memoria (Destino), la nueva novela de Salvador Gutiérrez SolÃs, es su Ciudadano Kane. No les falta razón en cuanto a la forma de narración y a la fuerza del protagonista, Eloy Granero, el heredero de una gran cadena de grandes almacenes que intenta poner «orden» en su memoria a través de recuerdos que le conducen a un suceso que quedó plasmado en una fotografia: la que aparece en su presente para ayudarle a colocar las piezas del puzzle del pasado.
Salvador Gutiérrez SolÃs (Córdoba, 1968) se estrenó en el mundo de la edición hace ahora diez años con La novela de un novelista malaleche, con la que llegó a finalista del Premio Nacional de la CrÃtica. El «malaleche» ha continuado vivo en obras posteriores (El batallón de los perdedores; Guadalajara 2006) a la vez que su creador navegaba en otras aguas (El sentimiento cautivo -finalista del Fernando Lara de Novela-; Barnaby Conrad, una pasión española). Ejerce también como crÃtico y articulista.
El orden de la memoria es la novela a la que has dedicado más tiempo. ¿Es una obra de transición, marca de alguna manera un antes y un después respecto a tus anteriores libros, en especial los dedicados al personaje del «malaleche»?
Tal vez, más que de transición, El orden de la memoria sea una novela de definición, por lo que respecta al conjunto de mi obra. Es el trabajo en el que me he sentido más cómodo. Aunque se pueda entender como una novela de “vocación mayoritariaâ€, que es una afirmación que no termino de asimilar, no renuncio a ninguno de mis rasgos más caracterÃsticos. Es decir, me mantengo firme en mi convicción de evolucionar en cada nueva novela, partiendo de la inmensa herencia que he recibido, como cualquier escritor que emplea el español como idioma de expresión. Evolutivo, pero no experimental, que es un calificativo que me traslada a la frialdad de un laboratorio, donde se mezclan los elementos más por una intención decorativa que narrativa.
Cuando comenzamos un nuevo proyecto, todos los autores partimos de un deseo, de un anhelo, de lo que nos gustarÃa que nuestra obra, una vez concluida, fuera. Llegado ese momento, en muchÃsimas ocasiones la realidad y el deseo no se sitúan en el mismo punto. Es una sensación agridulce, frustrante, que en alguna ocasión he padecido/sentido. Algo que, afortunadamente, no he sentido con El orden de la memoria. Es la novela que quise escribir.
La estructura que le has dado nos permite hacer balance de la vida de Eloy Granero, el protagonista. ¿Ha sufrido muchos cambios el orden de la memoria de la novela durante el proceso de escritura?
Han sido tres años de constantes cambios, de “congelar†una vez y otra la novela, de distanciarme para volver a ella como si fuera la obra de otro autor. Un proceso que entiendo como necesario para alcanzar la plena visibilidad, ya que podÃa contemplarla desde la lejanÃa y comprobar si contaba con “zonas oscurasâ€. El orden de la memoria es un puzzle que el lector va componiendo a medida que avanza en su lectura, y, por tanto, necesitaba que cada pieza de ese puzzle contara con la mayor visibilidad, que su capacidad informativa permaneciera intacta, que ayudara al lector en la composición de la novela. Si la estructura de El orden de la memoria fue el resultado de un proceso relativamente rápido, ya que la novela desfilaba ante mis ojos, el posterior duró mucho más, tres años.
No sólo es una historia sobre la memoria que permanece, sino también sobre la memoria inventada. Claudia, la propietaria de la tienda de fotografÃa a la que Eloy lleva a revelar sus carretes, manipula sus fotos para tener una biografÃa gráfica ficticia con él.
Creo que vamos dejando nuestra huella allá por donde pasamos. El viaje, ya sea mental o fÃsico, propicia la construcción de nuestra identidad, de la misma manera que nos desprendemos de algo, mucho o poco, de nosotros mismos en cada parada. La fotografÃa, qué duda cabe, puede entenderse como el mayor sÃmbolo, sÃmbolo material, de nuestra memoria. Ordenado o no, impreso o no, la mayorÃa de nosotros contamos con una serie de instantáneas que, contempladas de una manera cronológica o sentimental, pueden conformar el álbum de nuestra vida. Claudia fabrica su pasado de una manera artificial, pero no por eso deja de ser para ella un pasado intenso y emocionalmente vivido. A Eloy Granero, sin embargo, le gustarÃa contar con la capacidad para ordenar su memoria, desprenderse de algunas imágenes que le son ingratas. Una capacidad que sólo pertenece al tiempo.
En la narración utilizas el recurso de apoyarte en aquellas cosas que no se llegan a decir o a hacer, pero que has querido reflejar como parte de la historia. ¿Hubiera estado incompleta la visión global de los personajes sin esas acotaciones? ¿Crees que la novela hubiera resultado diferente si los personajes actuaran como desean en lugar de como se espera de ellos?
El orden de la memoria es una novela en la que los silencios cobran un gran protagonismo. Seguramente, la mayorÃa de nosotros nos definimos más por lo que callamos que por lo decimos. Esta novela, y agradezco tu apunte, cuenta con un falso narrador omnisciente, y digo lo de falso porque incumple las reglas de la tercera persona en determinadas ocasiones, y de una manera que puede rozar lo subliminal toma partido en la historia, desvela interiores de los personajes, amplifica algunos de sus silencios.
Importante es también el tiempo, esa obsesión de Eloy por dedicárselo a sà mismo y aprovechar cada segundo.
Paul Auster nos enseñó a pesar el humo. A Eloy Granero le encantarÃa pesar el tiempo. Pero el tiempo real, o lo que él entiende como tiempo real. Su propio tiempo, el tiempo que se dedica, ese que no emplea en ser la persona que todos esperan de él. Ese tiempo que se siente, que se goza. Puede que a todos nosotros nos gustarÃa sólo “contar†el tiempo efectivo, que el reloj se detuviera en los tiempos muertos. Pero las manecillas del reloj siguen avanzando, queramos o no; una realidad de la que no escapa ni alguien como Eloy Granero.
Las mujeres tienen una gran presencia en la novela, aunque la vida de Eloy está marcada por los personajes masculinos (su primo Rafa, MatÃas, su amigo Taylor…). ¿Cómo te fuiste planteando el papel de cada una de esas mujeres que intervienen, en la mayorÃa de ocasiones, de manera esporádica en las vivencias del protagonista?
Eloy Granero mantiene una relación muy compleja con las mujeres, y que va de la admiración al más absoluto de los aburrimientos. Sin querer llegar a contradecir la opinión de algunos crÃticos, que puede ser tan respetable y tal vez más acertada que la mÃa, no es atracción lo que Eloy siente por los protagonistas masculinos de El orden de la memoria, es admiración, idealización, espejos en los que nunca se podrá reflejar.
Todos estos personajes secundarios, tanto los masculinos como los femeninos, nos ayudan a descubrir, y puede que entender, la personalidad de Eloy Granero.
Con El orden de la memoria te has lanzado a la promoción a través de las redes 2.0, un recurso cada vez más utilizado por los autores para dar a conocer su obra. ¿Qué tal ha resultado la experiencia?
Me considero un escritor realista en todos los sentidos, y esa conciencia plena del dÃa a dÃa, de la vida y sus circunstancias, me lleva a utilizar todas las herramientas y las posibilidades que las nuevas tecnologÃas, Internet y la informática, nos ofrecen. Las wikipedias han necesitado muy poco tiempo para imponerse a las enciclopedias, y en la mayorÃa de los casos los blogs personales constituyen, a su manera, las enciclopedias y las wikipedias más certeras y fiables que se puedan encontrar en la actualidad.
Desde que El orden de la memoria ha llegado a las librerÃas, las visitas a mi blogs personal o al de la novela
www.salvadorgutierrezsolis.blogspot.com
www.elordendelamemoria.blogspot.com
se han multiplicado de manera asombrosa. Los perfiles de Facebook
EL ORDEN DE LA MEMORIA Página ,o
ya cuentan con miles de amigos, miembros, fans, etc., superando muy ampliamente todas mis expectativas. Cada dÃa recibo decenas de mensajes, de lectores que me cuentan sus impresiones sobre la novela o interesándose de cómo conseguirla, sobre todo de personas que viven al otro lado del Atlántico. En definitiva, una experiencia muy enriquecedora, muy directa, muy sincera, que me está reportando momentos inolvidables.
José A. Muñoz