Fui a la librerÃa +Bernat porque querÃa preparar un artÃculo sobre librerÃas culturales para Revista de Letras. En una de las escenas de la última novela de Enrique Vila-Matas, Aire de Dylan, el narrador describe a un personaje, concretamente a una mujer, que regenta una librerÃa en la calle Buenos Aires de Barcelona. En la novela leemos: «…Montse era el corazón del barrio, el centro por donde tenÃa que pasar toda historia que ocurriera en él. Su admirable permanente buen estado de ánimo le animaba a organizar en su amplÃa librerÃa -la reciente compra de un sex shop vecino le habÃa permitido duplicar el espacio de su local- toda clase de actos culturales y contaba con varios clubs de lectura…». Cuando entré en +Bernat, no era la primera vez que veÃa a Montse Serrano y el local, ya que les habÃa visitado a través de la construcción de Vila-Matas. Por eso me cité con ambos para hablar de las librerÃas culturales.
Mientras tomábamos un café en el bar de la librerÃa, Vila-Matas aseguró que «es un momento interesante para luchar por las librerÃas de barrio o por las librerÃas independientes en definitiva. Que es algo que se piensa poco pero la presentación aquà (+Bernat) ha hecho que aflorara este tema: la lucha de la librerÃa de barrio. SerÃa como buscar el inconformismo con la fatalidad que se da por sobrentendida sobre la crisis del libro y de la letra impresa. Los propios medios potencian a veces tirando piedras contra su propio tejado cuando anuncian la llegada de nuevas tecnologÃas».
El ambiente en +Bernat acompaña a la literatura, pensé al mismo tiempo que Vila-Matas manifestaba que «el libro impreso es un gran invento, creo que es algo que va a perdurar sin duda alguna y que va a convivir salvo que la humanidad se vuelva muy loca y renuncie a sus inventos».
«Recuerdo cuando se abrieron las librerÃas en Barcelona. De alguna forma la gente podÃa entrar sin preguntar al dependiente si tenÃa tal libro. Dejaban mirar sin que nadie te incordiara. LibrerÃas en las que se ponÃa música, que se abrieron para decir ‘no tengáis miedo a entrar’. Hubo un tiempo en que la gente no se atrevÃa a entrar en una librerÃa porque no sabÃa qué libro pedir. Intimidaban. Laie fue fundamental, fue pionera», resaltó Vila-Matas tras apurar su café. «De hecho, parte de los motivos del cierre de Ãncora & DelfÃn es que no se incorporó a los movimientos que hicieron Laie y La Central: internet, pedir los libros y darlos en pocos dÃas, presentaciones… perdieron el ritmo que marcaron Laie y La Central», me aseguró con conocimiento de causa.
Dos dÃas atrás estuve en Laie, en Pau Claris, en uno de los actos culturales que la librerÃa hace habitualmente. El periodista LluÃs Permanyer habló sobre libros y Barcelona ante una gran cantidad de acólitos. Entre muchas referencias, Permanyer peroró sobre las tertulias literarias que se daban en las librerÃas, de pie y en la trastienda en un ambiente que se creaba entre lectores y libreros. Habló de la importancia de las trastiendas de algunas librerÃas de Barcelona cuyos «infiernos» eran un paraÃso para aquellos que buscaban libros prohibidos en la época de la censura.
«He participado en todas las presentaciones de La Central. Soy como una especie de amuleto», continuó Vila-Matas riendo. «Se ha creado una especie de superstición, con lo que seguramente vaya a la presentación de la nueva librerÃa en Madrid».
Hablar de Joyce como quien habla de Messi me sugirió Vila-Matas: «siempre he sido partidario, en algunos vÃdeos que he filmado, como por ejemplo el de Vila-Matas portátil editado en Candaya, de hacer una conversación de café, en dicho caso con Juan Villoro, en la que se hablase de libros como se habla de fútbol. Mostrar a la gente que dos personas pueden estar hablando de libros de una forma normal».
Después, mientras esperábamos a que Montse acabase de atender a unos clientes, hablamos de Aire de Dylan de la que me dijo que era la novela en que más engarzada estaba vida y literatura ya que las citas literarias son mÃnimas y sirven como motor de narración. «Realidad y ficción son palabras que nosotros hemos inventado. Nosotros hemos dicho esto es la realidad y esto es la ficción y caemos en nuestras propias trampas», me dijo entre muchas otras cosas.
Entonces apareció Montse y entendà el engarce entre vida y literatura al que hacÃa mención Vila-Matas, su «admirable permanente buen estado de ánimo» es contagioso y se comprende la vida que respira +Bernat. Le pregunto qué tal le sienta ser personaje de un libro y sonriendo responde: «imagÃnate, creo que llevan más de 80.000 libros vendidos, estoy en más de 80.000 casas». Le pregunto por las actividades de la librerÃa y dice que «al final es un almacén de cultura. Alrededor de los libros entra todo. Una librerÃa tiene que estar activa, si no te quedas como un cementerio de elefantes, que es lo que no quiero. En estos momentos hay tantas oportunidades para reinventarse que es una pena no aprovecharlas».
Mientras informaba que para Sant Jordi la librerÃa tendrÃa dos paradas, una en la calle Buenos Aires y otra entre Pedralbes y Diagonal, Montse se dirigió a Enrique Vila-Matas y le dijo que el dÃa anterior se habÃa leÃdo, en uno de los clubs de lectura, Aire de Dylan. «Los interrumpidores», entonó entre risas el escritor. Y entre ambos enumeraron la cantidad de actividades a las que da lugar el almacén. «Yo soy muy lanzada pero siempre me sale bien», apuntó Montse al tiempo que recordaba como habÃa invitado a cantar a una cubana que lo hizo como Chavela Vargas. «Fue mágico», remató.
De las actividades que destacó, Montse habló con especial cariño de un libro que habÃan editado con niños en un taller de escritura. «Estarán en las paradas firmando ejemplares» dijo emocionada. Acabamos la charla poco después tras hacer a ambos unas fotos. Se despidieron de mi y Vila-Matas se quedó en el almacén de cultura con Montse.
La misma tarde de ese dÃa de librerÃas independientes visité Pequod. Está situada entre las calles Puigmartà i Milà i Fontanals en el barrio de Grà cia. El 2 de mayo cumplirá un año. Pequod es también otro ejemplo de librerÃa de barrio que hace algo más que vender libros. Esa tarde asistÃa Enrique Redel, editor de Impedimenta, para hablar de literatura. Me cité con Redel y Consuelo Gallego, que regenta la librerÃa junto a Pere Fernández.
Al entrar en una librerÃa de barrio, independiente, uno se da cuenta, por el cuidado, si sólo se venden libros o si, por el contrario, como en este caso, se ofrece la oportunidad a cada lector de perseguir a su propia Moby Dick. Consuelo me comentó que en el tiempo que llevan abiertos las actividades se han ido multiplicando hasta el punto que son los propios lectores y clientes los que proponen actividad. «Está viva», enfatizó.
Enrique Redel, afable y dinámico, me comentó que «si las librerÃas no tuviesen nuestros libros no serÃamos nada». Afirmó que son puntos de encuentro, de contacto con el lector. «De hecho, donde me encuentro con amigos es en una librerÃa, en la Rafael Alberti», reconoció. «Donde no puedo hablar con el librero no me siento a gusto», aseguró mientras matizaba que para él se trata de Consuelo de Pequod, de LluÃs de Laie, de Joan Flores de La Central, de Montse de +Bernat y muchos otros… Y pensé que cuando el trabajo lo nomina a uno es señal de que las cosas se están haciendo bien.
Se hacÃa tarde y me retiré al amparo de las últimas luces del dÃa. Cuando volvà a casa iba repitiendo como un mantra la frase sobre la que gira Aire de Dylan, «cuando oscurece, siempre necesitamos a alguien» y pensé en mi librerÃa, aquella que he ido formando con los libros comprados y sugeridos en las librerÃas de barrio, los almacenes de cultura, y en las historias que escondÃan los libros por encima de sus solapas.
Diego Giménez
http://entrefragmentos.wordpress.com
Hola, colegas !!
Vivo en Córdoba, Argentina, y coordino la Escuela de Libreros, un proyecto sostenido por el Ministerio de Trabajo y la SecretarÃa de Cultura de la Nación, por la Cámara de LibrerÃas de Córdoba y la Universidad de Villa MarÃa.
Este articulo fue enviado a los alumnos de la Escuela, porque a nuestro juicio refleja la función cultural de las librerÃas, aquÃ, en Córdoba, en Barcelona, y en toda ciudad interesada en el florecimiento de su gente.
Les enviamos un afectuoso saludo a los colegas libreros de Barcelona !
Nora
El verano pasado estuve por BC y el placer q experimente al descubrir la Libreria Canudas y la amabilidad del dueño q me permitio bajar a sus almacenes y observar con calma todo lo q quise fue un verdadero banquete. Prometi volver y lo hare pronto. Saludos desde Mexico a todos los atentos libreros.
Lilian
Vivo en Aluche, Madrid, y precisamente ayer, leà en el periodico del barrio que la librerÃa Gomber era el unico lugar que habia organizado la «Noche de los libros» el escritor del articulo describÃa a su dueño como «un arbusto de conocimiento en mitad del desierto cultural» y es cierto Pedro, el librero, siempre pone empeño en celebrar el DÃa del Libro, este año era lectura de poesÃa, a cargo de un autor que además tambien es del barrio…Gracias Pedro.
[…] pasado abril, en vÃsperas de Sant Jordi, entrevisté a Vila-Matas en +Bernat para hablar de las librerÃas de barrio y de Aire de Dylan. En aquel momento sólo transcribà una […]
[…] Montserrat Serrano. Gerente de +Bernat Espai de Cultura […]
Ayer asistà a la conferencia sobre Joyce en la librerÃa + Bernat. Simplemente me encantó. Me gusta oÃr a gente que sabe sobre uno de los grandes reconocido por todos. No se el nombre de quien estuvo desgranando al Ulises, pero sà sé que me encantó oÃrle leer algún fragmento al que yo me habÃa enfrentado y no habÃa entendido en absoluto. Él con su conocimiento y su buen hacer simplemente lo bordó. El ambiente no podÃa ser mejor. Gracias por este ciclo literario.