David Foster Wallace.
(Ithaca, Nueva York, 21-2-1962; Claremont, California, 12-9-2008)
Ha pasado un año desde que David Foster Wallace apareció ahorcado en el garaje de su casa de California; con su muerte desaparecÃa una de las voces más influyentes y originales de la literatura norteamericana actual, ensalzado por la crÃtica más progresista y, a la vez, idolatrado por el fervor de un público entusiasta. Gran parte de su obra ha sido traducida al castellano.
Su literatura ha sido calificada como eminentemente experimental, epÃtome de una postmodernidad de la que él mismo habÃa renegado con acritud, y con un fuerte carácter adictivo, extremos que quedan justificados en su novela más emblemática, La broma infinita (The Infinite Jest, 1996), un inabarcable torrente narrativo de más de mil páginas que constituye, probablemente, el ejemplo paradigmático de su concepto de la literatura de ficción. Es autor también de los conjuntos de relatos La niña del pelo raro (Girl with Curious Hair, 1898), Entrevistas breves con hombres repulsivos (Brief Interviews with Hideous Men, 1999), y Extinción (Oblivion: Stories, 2004); y de las antologÃas de relatos, reportajes y entrevistas Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer (A Supposedly Fun Thing I’ll Never Do Again, 1997) y Hablemos de langostas (Consider the Lobster, 2003).
Nación Apache, (), ofreció en su estupendo blog este cuento corto, tÃpico de Wallace. Apareció en la revista Esquire, el 1º de noviembre de 2000 y es su primera versión en español, traducida por Nicolás González Varela.
Joan Flores
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Encarnaciones de Niños Quemados
David Foster WallacePapi estaba a un lado de la casa colocando una puerta para el inquilino cuando escuchó los gritos del niño, y la voz de Mami subiendo de tono entre ellos. Se pudo mover rápido, y la puerta de atrás del porche llevaba a la cocina, y antes que la pantalla de la puerta se hubiera cerrado fuertemente detrás de él, Papi habÃa abarcado la escena en su totalidad, la olla boca abajo en el suelo ante la estufa y el quemador de gas jet azul y el charco de agua en el suelo todavÃa soltando vapor mientras sus muchos brazos se extendÃan, el niño con sus pañales cargados manteniéndose rÃgido con el vapor saliendo de su pelo y de su pecho, y sus hombros escarlatas, y sus ojos hacia atrás, y su ancha boca abierta y parecÃa de alguna forma separada del sonido que habÃa exhalado, Mami agachada, sosteniéndose en una rodilla con el trapo de cocina apuntando sin sentido al niño, unido a sus gritos, histéricos, asà que estaba casi congelada. Una de sus rodillas y los pequeños y suaves pies al desnudo estaban todavÃa en la piscina de vapor, y lo primero que hizo Papi fue coger al niño bajo sus brazos y llevarlo lejos del vapor, transportándolo a un aljibe donde le quitó las cubiertas y arrancó la tapa para dejar que la frÃa agua de pozo corriera a través de los pies del niño mientras con su mano recogÃa y tiraba más agua frÃa sobre la cabeza, los hombros y el pecho, queriendo primero ver que el vapor dejara de salir del muchacho, Mami por encima de sus hombros llamando a Dios, hasta que él la envió a por toallas y gasas si es que habÃa, Papi se movÃa rápidamente y bien, y su mente de hombre, vacÃa de todo menos de propósito, sin estar del todo enterado que tan rápido se estaba moviendo o que habÃa dejado de oÃr los fuertes gritos, porque al oÃrlos, se detendrÃa, haciendo imposible lo que debÃa hacerse para ayudar a su hijo, cuyos gritos eran tan frecuentes como su respiración y continuaron asà hasta que se habÃan convertido en un sonido tÃpico de cocina, algo más para moverse deprisa. La puerta lateral de la ranchera estaba colgada de uno de los goznes y se movÃa un poco por el viento, mientras un pájaro en el roble al otro lado del camino aparecÃa para observar la puerta con actitud engreÃda mientras los llantos todavÃa venÃan desde el interior. Las peores quemaduras parecÃan ser las del brazo derecho y las del hombro, el color rojo estaba desapareciendo del pecho y del estómago, convirtiéndose en rosa bajo el agua frÃa, y la planta de sus pies no tenÃan ampollas, según veÃa Papi, pero el pequeño todavÃa golpeaba y gritaba, exceptuando que ahora lo hacÃa solamente por reflejo del temor que Papi sabÃa que pensarÃa más tarde, su pequeña cara hinchada y de la que aparecÃan venas marcadas en su sien, mientras Papi seguÃa diciendo “estoy aquÃ, estoy aquÃâ€, mientras la adrenalina fluÃa y la rabia de Mami por dejar que esto ocurriera estaba empezando a reunirse en fragmentos dentro de su extremadamente silenciosa cabeza. Cuando Mami volvió, él no sabÃa si rodear la cabeza del niño en una toalla o no, pero mojó la toalla y lo hizo, envolviéndolo bien fuerte, y levantando a su bebé fuera del pozo, depositándolo sobre el filo de la mesa de la cocina para relajarlo, mientras Mami trataba de mirar las ampollas de los pies, pasando una mano por la zona de su boca y murmurando palabras sin sentido, mientras Papi se arrodilló, colocándose cara a cara con el niño en la mesa mientras el filo de la misma estorbaba, repitiendo que “estaba ahÆy tratando de calmar los llantos del pequeño, pero él mismo todavÃa gritaba casi sin aire, un fuerte, puro y brillante sonido que podÃa detener su corazón, mientras sus pequeños labios y sus encÃas eran iluminadas con el celeste de una pequeña llama que Papi pensó en llevar, gritando como si casi estuviera de nuevo bajo la olla inclinada dolorido. Un minuto, dos como éste hubieran parecido mucho más, con Mami al lado Papi, hablando de temas tontos y sin sentido en la cara del niño y la alondra sobre la rama caÃa sobre él, con su cabeza hacia un lado y la bisagra poniéndose blanca en una lÃnea desde el peso de la puerta inclinada hasta la primera voluta de vapor saliendo vagamente desde debajo de la toalla, mientras los ojos de los Papis se encontraban, y se hacÃan cada vez más grandes – el pañal, el cual cuando abrieron la toalla e inclinaron a su pequeño sobre la tela a cuadros mientras desabrochaban las suaves lengüetas, tratando de quitarlo, el mismo se resistió un poco, con nuevos gritos y estaba ardiendo, el pañal de su niño estaba ardiendo en sus manos, mientras vieron donde habÃa caÃdo el agua real y se habÃa estancado, quemando a su bebé todo éste tiempo mientras gritaba para que lo ayudaran, y no lo habÃan hecho, no se les habÃa ocurrido, y cuando finalmente se lo sacaron y vieron el estado de lo que habÃa ahÃ, Mami dijo el primer nombre de su Dios y se aferró de la mesa, tratando de mantenerse de pie mientras Papi se dio vuelta y soltó un insulto en la cocina, maldiciéndose tanto a sà mismo como al mundo por no haberse dado cuenta la última vez, mientras ahora mismo, su hijo podrÃa estar prácticamente durmiendo, si no fuera por la velocidad de su respiración y las pequeñas contracciones de sus manos hacia el aire, arriba de donde yacÃa, manos del tamaño del pulgar de un hombre, que se habÃan aferrado al pulgar de Papi en la cuna mientras observaba como la boca de Papi se movÃa creando una canción, su cabeza martilleaba constantemente y parecÃa ver mas allá de él, algo en sus ojos hacia que la soledad de Papi se apaciguara de forma extraña. Si nunca has llorado a mares, ten un niño. Rompe tu corazón por dentro y algo que alegrará al niño es la tonta canción que Papi escucha de nuevo como si la dama estuviera casi a su lado con él, mirando lo que han hecho. Horas después lo que Papi nunca olvidará de esto eran las ganas que tenÃa de fumarse un cigarrillo en ese preciso momento mientras le cambiaban el pañal al niño de la mejor forma posible con gasas y dos toallas de mano cruzadas, mientras Papi lo levantó como un niño recién nacido con el cráneo del mismo en su mano y lo llevaba rápidamente hacia la furgoneta caliente y quemaba llantas hasta el pueblo, llegando a la UCI del hospital con la puerta de la ranchera abierta asà todo el dÃa hasta que el gozne cedió, pero entonces era demasiado tarde, cuando sucedió no podÃa parar y no podÃan llegar a tiempo. El niño aprendió a dejarse llevar y ver como todo se desenvolvÃa por lo alto y lo que se hubiera perdido de ahora en adelante no importaba, mientras el cuerpo del niño crecÃa y caminaba, atrayendo a sus iguales, viviendo su vacÃa vida, una cosa entre cosas, su propia alma desaparecÃa como el vapor, cayendo como la lluvia y surgiendo como el sol, arriba y abajo como un yoyo.
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¿La critica más progresista? ¿Qué diablos significa eso? ¿Quieres decir que DFW lo ensalzaba la extrema izquierda, los amigachos del racista y genocida Fidel y toda esa ralea ultrasocialista que odia la democracia «burguesa»?
Supongo que «critica progresista», en un contexto literario (y artÃstico en general), se refiere a ese sector de la academia que mira hacia adelante, hacia las innovaciones narrativas, hacia lo nuevo que se hace bien… o que al menos se hace…
Por ejemplo, tu genial interpretación de la polÃtica y la universalización que haces de ella para defender el dualismo metafisico en la literatura gustarÃa mucho a esos «progres» de la lteratura… salvo que ya está muy visto eso del solipcismo y el onanismo…