Andrea Molesini: «El empobrecimiento del lenguaje supone la pérdida de nuestra libertad»

Andrea Molesini me mira con curiosidad, amparado en la montura de sus gafas de profesor universitario. Lleva barba, tiene canas y puedo imaginarlo imponente, dando una clase de literatura en el aula de una ciudad veneciana. Es el tipo de hombre maduro capaz de arrastrar a más de una alumna idólatra a la primera fila y ahora, mientras Madrid se pone en marcha y el otoño libra una íntima batalla contra este verano interminable, espera con curiosidad mi primera pregunta.

Andrea Molesini (foto: Confindustria Veneto/Premio Campello)

En cuanto a lo que le pasa por la cabeza, es imposible que imagine todo lo que he hecho desde las siete de la mañana para estar a las nueve menos cuarto sentada frente a él, en la salita que Random Hause ha habilitado para las entrevistas a propósito de Entre enemigos (Lumen), ganadora en 2011 del Premio Campiello de Literatura. En las últimas veinticuatro horas, he recorrido el centro con El Portugués; he asistido a un taller de fotografía para descubrir que no tengo ni idea de fotografía; y me he encontrado por el barrio con mi ex novio dominicano, que sin saberlo lleva tres años siendo mi vecino. Maravilloso. Y todo esto ha sucedido en presencia de un testigo silencioso: la novela de Molesini, que me ha acompañado en los trayectos y se ha dejado destripar en el metro y en las mesas de las cafeterías, como el agujero por el que desaparecieron Alicia y el Conejo Blanco.

Una novela sobre la guerra.

Molesini me cuenta que Homero escribió sobre el regalo de Zeus a los hombres: “les regaló la guerra para que tuvieran un canto”. Me explica que nos interesa la tragedia porque es algo que queremos evitar; queremos escapar del luto, la destrucción y la miseria, por eso nos atrae la ficción que aborda nuestros miedos, porque nos permite acercarnos al peligro sin sufrirlo; “nos ayuda a entender quienes somos”. Tal vez esa es la razón por la que, cuando en 2005 encontró el diario de Maria Spada, la hermana de su abuelo materno, sobre la ocupación de su pueblo entre 1917 y 1918, primero por los alemanes y luego por los austriacos, supo que tenía que contar esa historia.

Hasta ese momento, Molesini había cosechado un éxito notable como escritor de obras infantiles y traductor de clásicos anglosajones, pero el diario de Maria, que no alcanzaba las cuarenta páginas, se cruzó en su camino para cambiarle el rumbo: “llevaba un tiempo sintiendo que el niño vivo dentro de mí, el que me había permitido dirigirme al público más joven, estaba perdiendo fuerza y nunca me ha gustado ser mediocre. Necesitaba un cambio y elegí el yo para contar este relato sobre la Primera Guerra”.

Paolo, el protagonista de Entre enemigos, es un adolescente que mantiene intacta su capacidad para sorprenderse. Todavía no conoce el desamor, sus sentimientos permanecen por estrenar. Ha perdido a sus padres y vive con sus abuelos, su tía y unos pocos criados en una mansión que preside el pequeño pueblo de Refrontolo. La acción arranca la noche del 9 de noviembre de 1917, cuando los soldados alemanes toman la villa para convertirla en campamento.

Los ojos de Paolo serán los nuestros.

A pesar de todo, Molesini insiste en que su libro no se limita a describir la contienda, “no es una novela bélica, de género, va mucho más allá”: nos muestra la irrupción de lo extraordinario en la vida cotidiana; cómo afecta a los lugareños, que no pierden su sentido del humor, una forma inteligente de sobrevivir al dolor, la llegada de los soldados.

“La normalidad y la excepción se necesitan”, me explica, y yo deduzco que, para construir una trama creíble, no nos queda más remedio que recurrir a lo irreal.

El lenguaje es el límite del mundo

Quien decida acercarse a Entre enemigos no se va a encontrar con una prosa árida, propia de los personajes que habitan la narración. Más bien al revés, descubrirá unos diálogos refinados hasta el exceso, pulidos, impropios de rudos generales y terratenientes con poca higiene. Para Molesini, la forma es lo primero. Tanto es así que, en medio de nuestra apacible charla de jueves por la mañana, sin ninguna pretensión, cita a Wittgenstein y me recuerda que el lenguaje es el límite del mundo; “el empobrecimiento del idioma implica la merma de nuestra libertad”.

Según el autor italiano, que no niega la influencia de la narrativa moderna en su obra, tanto literaria como audiovisual (hablamos de Lost y de El paciente inglés), hoy la imagen se ha convertido en la protagonista absoluta y los medios de comunicación se dedican a podar el idioma hasta anularlo: “en la época de Shakespeare las localidades más caras del teatro eran aquellas desde las que se escuchaba mejor a los actores; actualmente se paga más por ver mejor el escenario. La lengua está amenazada, la estamos convirtiendo en esqueleto, por eso cuando escribo pienso en los que han escrito antes que yo, sin despreciar la riqueza del lenguaje, aunque me dirijo a los lectores del S. XXI”.

Molesini apuesta por defender la singularidad de cada lengua y ataca la “pseudoliteratura, originales que parecen pésimas traducciones”; pero insiste en que eso no significa que no le guste el cine. Ha crecido con él y eso se nota en Entre enemigos, donde vemos lo que nos está contando.

Para terminar, le pregunto por el panorama actual de la literatura italiana y me hace sonreír al reconocer que no le atrae la obra de sus coetáneos… prefiere a los autores de siempre, Verga, Lampedusa, Sciascia, Svevo… y siente una particular debilidad por los sicilianos, que no han sucumbido a la producción en serie de la cultura occidental.

Nos despedimos.

Molesini ha leído Guerra y paz y confiesa conocer sus límites. Eso me gusta. Me dice que el éxito es un enemigo del alma y confirmo lo que ya me había hecho intuir su novela: que es un autor honesto.

Estoy segura de que todavía tiene mucho que decir. Ojalá.

Marina Sanmartín
La Fallera Cósmica

Marina Sanmartín

Marina Sanmartín (Valencia, 1977), periodista, escritora y librera, es "La fallera cósmica", premio RdL a Mejor Blog Nacional de Creación Literaria. Actualmente trabaja en su primera novela, "El principio del desierto", tras la publicación del libro de relatos "La vida después", editado por Baile del Sol.

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