No es un fin de semana alegre. Con una diferencia de pocas horas, tras la muerte de José Saramago, nos llega la triste noticia de la desaparición de Carlos Monsiváis (México, 1938), debida a una insuficiencia respiratoria. Narrador, cronista y autor de numerosos ensayos sobre cultura, polÃtica y cuestiones sociales, Monsiváis fue uno de los nombres más importantes de la cultura latinoamericana y su obra, fiel reflejo del mundo que la época que le tocó vivir.
Colaborador, desde joven, de suplementos culturales y multitud de cabeceras informativas, Monsiváis estudió Económicas y FilosofÃa y Letras. Interesado por cualquier aspecto que provocara la atención social (desde los movimientos estudiantiles a la cultura popular, el movimiento feminista, el progresismo de izquierdas, el resurgimiento de los discursos autoritarios), se le considera el padre de la crónica moderna en México, dando forma a un género en sà mismo que, desde su atalaya analÃtica, no ha podido ser superado. En lo narrativo, experimentó con varios géneros que le permitÃan cierta libertad sin enredarse en complejos trabajos creativos de larga dedicación (cuento, aforismo, fábula), pero es en su faceta de ensayista y biógrafo donde encontraremos al auténtico y genuino Carlos Monsiváis, el que observa y estudia, el que ironiza y saca punta a todo aquello que influye en su/nuestra vida cotidiana.
Entre los galardones obtenidos, destacan el Anagrama de Ensayo en el 2000; el FIL de Literatura en 2006; la Medalla de Oro de Bellas Artes en 2008; o el Nacional de Periodismo de México en 2009 por toda su trayectoria, además de varios Doctorados Honoris Causa.
Su obra está desperdigada entre artÃculos, crónicas, entrevistas y colaboraciones periodÃsticas, pero encuentra unidad en los muchos libros que llegó a publicar. Por citar algunas, El crimen en el cine (1977); Cuando los banqueros se van (1982); El género epistolar. Un homenaje a manera de carta abierta (1991); El bolero (1995); Aires de familia. Cultura y sociedad en América Latina (2000); Apocalipstick (2009).
Dicen que cuando fallece un escritor, otro termina por desaparecer en esa semana. Y eso ha ocurrido de nuevo. Dos grandes pérdidas en el mundo de la literatura.