Brooklyn Dreams. J.M. DeMatteis/Glenn Barr
Norma Editorial (Barcelona, 2009)
Cuando pensamos en cómics, la mayorÃa de nosotros, enseguida visualizamos superhombres que llevan los calzoncillos por encima de los pantalones (estilismo que, ya que estamos, jamás entendÃ), pero, desde hace algún tiempo, editoriales como Norma Editorial han hecho una apuesta firme por otro tipo de cómic, la novela gráfica.
Ya nos estremeció esta editorial con Persépolis, una historia tan conmovedora como real. Ahora, nos llega con Brooklyn Dreams, una obra del guionista J.M. DeMatteis y el ilustrador Glenn Barr.
El libro se llama como aquel grupo que acompañaba a Donna Summer, tal vez de ahà le viene al protagonista su gusto por la música, por la guitarra.
La historia está dividida en cuatro partes:
1.- CanÃcula
2.- Conducta criminal
3.- El blues de la dualidad
4.- Las puertas de la percepción
Cada una de estas partes es una pieza imprescindible para comprender la vida de Vicent Carl Santini, quien se revela como narrador de su propia vida. Su intención es la de contarnos un hecho, tan sólo un hecho acontecido en su último curso de la escuela, pero se detiene en detalles, en digresiones que si, en un principio, nos pueden parecer banales, no lo son en absoluto en el momento en que se va desvelando la historia.
Vicent Carl Santini es un adolescente que, como no podrÃa ser de otra forma en la época de la psicodelia, los años 70, vive por y para el LSD o cualquier otra pastilla que pueda hacerle olvidar quién es o por qué es.
El adolescente nace y crece en el seno de una familia de clase media-baja en el Brooklyn de los años 60-70. Una familia llena de excentricidades, medio judÃa (la madre), medio italo-católica (el padre). Con unos diálogos y unas escenas propias del mejor Woody Allen o los Monthy Pyton. Por eso él es, primero, un niño gordo que teme a la muerte y tiene un complejo de culpabilidad tan tremendo que, incluso, se cree culpable de algo cuando la policÃa va a buscarle confundiéndole con un peligroso traficante de drogas cuando él tiene apenas seis años.
No importa si Vicent Carl Santini ha hecho algo o no porque el histerismo de su madre, la hipocondrÃa y la paranoia del padre, le hacen sentir culpable, temer a los fantasmas, al sexo, a las mujeres, a la autoridad… Es un niño temeroso de dios, de todos los dioses que le rodean: el judÃo, el cristiano, el que representan los padres… Y, por supuesto, piensa que nada pasa por casualidad. Se encomienda a su ángel de la guarda que no es otro que un perro vagabundo al que, primero, se llevó a casa y, dÃas más tardes, a causa de uno de los ataques de su madre, debe entregar en una comisarÃa.
Todo narrado de una forma contundente, directa. DeMatteis se dirige directamente al lector, como si de una narración oral se tratara. De esta forma atrae aún más nuestra atención sobre una historia conmovedora y divertida que es la suya.
La narración va acompañada de las magnÃficas ilustraciones de Glenn Barr, que no dejan indiferente a nadie. Los personajes no podÃan ser diferentes de cómo él los dibuja.
Si no saben qué regalar estos Reyes, les recomiendo que le echen un vistazo a esta obra de impresionismo ácido y psicodelia literaria.
Carmen Moreno
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