De què parlo quan parlo de córrer.
Haruki Murakami
Traducción de Albert Nolla
Empúries (Barcelona, 2010)
Sentado enfrente, le dejo hablar, sin cortarle. Cada cierto rato hace algunas pausas para coger aire o tal vez para recordar algún detalle con más precisión. A veces también sonrÃe, muy tÃmidamente, o mueve con cadencia las manos e inclina su cuerpo. Mientras habla bebe a sorbos un vasito de sake o una de esas cervezas frescas que tanto dice que le gustan, especialmente después de haber corrido varias decenas de kilómetros. Parece sentirse cómodo a pesar de que, en cada frase que pronuncia -que escribe-, esté desnudando su alma ante millones de desconocidos y ávidos lectores.
Esta ha sido la sensación que he tenido desde la página 1 hasta la 150: Murakami me explicaba, como si le tuviera delante, su experiencia como corredor de largas distancias y el viaje iniciático que ha supuesto en su carrera novelÃstica. De tú a tú. Y seguramente por ello en el estilo se intuyen pocas pretensiones literarias. Al mismo tiempo, mientras uno va devorando las páginas tiene una curiosa y agradable sensación de proximidad, de calidez, que en cerrar el libro le hace creer ser serio confidente del autor de Tokio blues.
Un personaje de What We Talk About When We Talk About Love (De qué hablamos cuando hablamos de amor), de Raymond Carver, revela, con una copa de ginebra en la mano y unas cuantas en el estómago, que en materia de amor no somos más que principiantes. Murakami, inspirado en el tÃtulo de uno de sus autores de cabecera -de quien ha sido traductor-, da muestras de esta consciencia de diletancia de la vida, a pesar de que a menudo su pretendida modestia cueste de creer. ¿Por qué está tan mal visto hablar bien de uno mismo? ¿Es esta una lacra más propia de Occidente que de Oriente? ¿Qué se puede esperar, de veraz y sincero, en unas memorias?
Si bien es cierto que nunca antes habÃa leÃdo a Murakami, el tÃtulo de su último libro me atrajo, a priori por la originalidad de la idea: un prestigioso novelista que además de correr a diario yendo más allá del amateurismo considera que escribir y correr no sólo no se conciben el uno sin el otro sino que, en su caso, se retroalimentan. Y por si fuera poco, esta faceta ha configurado los rasgos de su carácter: perseverante, contradictorio, reflexivo, rozando la fobia social…
El tempo de la novela es constante, lineal y persistente en su objetivo, equiparable a participar en una maratón tal como el autor las entiende. En estas memorias, el paralelismo entre contenido y forma se da en varios momentos, aunque en ocasiones los enlaces entre escribir y correr puedan parecer algo artificiosos. A fin de cuentas, ¿cómo concibe Murakami la relación entre estas dos disciplinas tan dispares? SerÃa bello imaginársela como una carrera de relieves donde un atleta da paso al otro mediante una dialéctica de voces. Unas voces que van y vienen en el vaivén de una ola, dentro de un paisaje de ukiyo-e.
Diana Argelich
[…] recomanat un munt de vegades, especialment Tokio Blues- però pel que sé de la seva obra De qué parlo quan parlo de córrer no sóc l’únic que té una relació especial amb l’exercici. Clar, ell magnificat ja […]