Radka Denemarková llega a la Calders desde Madrid donde acaba de presentar también su última novela, El dinero de Hitler, publicada ahora en castellano por Galaxia Gutenberg. “No es el mejor tÃtuloâ€, me comentará una de las asistentes con el libro en la mano después de la charla; “Y ¿cuál lo serÃa?â€, pregunto yo. No cabe; no cabe en un tÃtulo todo lo que Denemarková, Tamara Djermanovic y Joan Tarrida acaban de explicar del libro de la primera. O sÃ: el libro de Radka podrÃa titularse simplemente, como si fuera poco, Europa. O Humano. O Humanos europeos, mejor. Entre Denemarková y Djermanovic lo acaban de resumir muy bien:
“La novela apuesta por defender el sentirse humano, el humanismo, cosa muy difÃcil de defender en algunos momentos de la historia.â€
Ahora voy a explicar qué pasa en una buena presentación de un libro (que, si encima es la presentación de un libro bueno, ya es un festival): los ponentes, hablando de una novela concreta, hablan de muchas novelas, porque no están, en el fondo, hablando de ninguna novela sino de cosas mucho más profundas. Denemarková explicaba que algo parecido a esto le pasa a ella cuando se pone a escribir: no puede quedarse simplemente con el intento de explicar una historia; le pesa la responsabilidad, dice, de lo humano, de la historia y del contexto que ha conocido sólo por haber nacido en un sitio determinado en un momento concreto. Las etiquetas le pesan; etiquetas que, a lo mejor, ni siquiera es consciente de llevarlas desde el mismo momento en que nació.
“Gita, la protagonista, no sabÃa que era judÃa.â€, ha explicado Radka; y a mÃ, que apuntaba, me ha venido a la cabeza Els desposseïts, de Szilárd Borbély, que es otra novela trufadita de etiquetas que acaba de publicar Edicions del Periscopi; y también me he acordado de El defecto, de Magdalena Tulli, que ahora mismo acaban de traducir en Rayo Verde. Y en Kertész, he pensado también. Y entonces las presentadoras han dicho Zweig. Y alguien del público ha soltado: Akhmatova. Y con lo que decÃamos y pensábamos, entre todos hemos ido tejiendo en la Calders una especie de… mapa de la literatura, iba a decir, pero no: del género humano, mejor, que trascendÃa toda novedad literaria para entroncar el libro de Radka con algo mucho más grande, mucho más general.
Acabada la presentación, una asistente me preguntaba si tenÃamos El dinero de Hitler en checo, Monika Zgustova le aconsejaba que lo leyera en castellano primero, que no es un lenguaje fácil el que utiliza Denemarková; otra lectora le preguntaba a Radka por el papel de las vÃctimas y ella le respondÃa hablando del importantÃsimo papel de la memoria; y, me permito un momento celebrity spotting ahora, Chantal Maillard se retiraba discretÃsimamente, igual que habÃa llegado, despidiéndose con un leve gesto de su editor, que es Joan Tarrida también; el mismo que esta tarde, nada más llegar a la librerÃa, me decÃa: “Es difÃcil mover autores extranjeros, darlos a conocer.†¿DifÃcil moverlos? Radka Denemarková volaba media hora después.