Jinetes en la tormenta. Diego A. Manrique
Espasa (Madrid, 2013)
Lo recuerda como si fuera ayer. Era un chaval, vivÃa en un pueblo entre montañas, en la provincia de Burgos. Un noche andaba trasteando con el aparato de radio cuando de pronto dio con una emisora francesa que emitÃa en directo la actuación de los Beatles en el Olympia de Paris. Quedó fascinado al oir la música del grupo británico. Al dÃa siguiente fue al quiosco y compró la única revista musical que habÃa, Discóbolo. “Desde entoncesâ€, dice, “no he parado de hacer lo mismo: buscar en el éter, informarme, apostar por lo que creoâ€.
Han pasado más de cuatro décadas desde aquel dÃa. Ese chaval es conocido hoy como el decano de la crÃtica musical española. Su nombre es Diego Alfredo Manrique. A comienzos de los setenta publicó sus primeras reseñas en revistas musicales diversas. Pasó después por televisión dirigiendo el programa “Popgramaâ€. A los micrófonos ha conducido “El ambigúâ€, de Radio 3 durante veinte años. En 2010 fue despedido injustificadamente. Ha sido colaborador fijo de El PaÃs desde prácticamente su fundación hasta hoy. Espasa presenta ahora Jinetes en la tormenta, la primera recopilación de artÃculos que Manrique ha publicado en este diario.
Algunos de los textos que componen esta recopilación han sido escritos por encargo. Otros responden a las propias querencias de Manrique, que son muchas y abrazan una gran variedad: por las páginas de Jinetes en la tormenta desfilan figuras como Miles Davis, BB King, The Who, The Doors, Syd Barret, Nirvana, The Clash, Bob Dylan, Tom Waits y un largo etcétera que llega hasta artistas de la movida madrileña, como los hermanos Urquijo o Antonio Vega. Ajeno a las modas, con un estilo único que confiere a los retratados una grandeza antigua y legendaria, Manrique aporta jugosas informaciones y anécdotas que ayudan a desmitificar la imagen de los músicos, a comprender mejor sus motivaciones y, por tanto, a disfrutar de sus obras con mayor plenitud.
Al autor de Jinetes en la tormenta le gustarÃa que los textos fueran el equivalente periodÃstico de los singles que se grababan en los años sesenta: en tres horas se despachaban un par de canciones y todos contentos. Muchos de estos textos han sido elaborados asÃ, en tres horas, y con el inestimable bagaje de quien lleva toda una vida mamando música.
Jordi Pacheco