Para entender la teorÃa de Roland Barthes se debe situar su discurso en el contexto intelectual de principios de los sesenta. Es en estos momentos que desde disciplinas como la comunicación o la lingüÃstica se decide empezar a abordar la fotografÃa como objeto informativo a descifrar. Barthes realiza una primera aproximación a la semiologÃa de la imagen fija, tratando de dibujar las principales caracterÃsticas que permitan interpretar sus significados.
“sea cual sea lo que ella ofrezca a la vista y sea cual sea la manera empleada. Una foto es siempre invisible: no es a ella a quien vemos†(Roland Barthes).
Paidós
Según Barthes existen, por tanto, tres grandes planos de análisis de una fotografÃa: el denotativo, el connotativo y el cultural. El primero se vincularÃa a la condición y perfección analógica de la imagen, al significado asociado a la realidad que vemos y podrÃa considerarse la equivalencia de la “significación primaria o natural†de la iconologÃa de Panofsky (Pepe Baeza). El segundo se corresponderÃa a los significados de los significantes que desbordan la mera representación de la realidad y se relacionarÃan con elementos de contenido. El tercero consistirÃa en una contextualización de la visualización de la imagen, teniendo en cuenta los condicionantes sociales e históricos del momento del espectador.
“proposición radical que propicia el protagonismo del receptor, la imagen como posibilidad de análisis, pero antes que nada de búsqueda, de percepción de significados individualizados, huidizos de la universalización y de procedimientos estables o infalibles†(Pepe Baeza).
“dándome el pasado absoluto de la pose (aoristo) la fotografÃa me expresa la muerte en futuro†y toda imagen “es siempre esta catástrofe†puesto que en ella “hay una aplastamiento del Tiempo: esto ha muerto y esto va a morir†(Roland Barthes).
Se da entonces una doble temporalidad simultánea: en la visualización veo desde mi presente, el presente que ha sucedido, sabiendo además el futuro anterior que sucederá a ese presente ya pasado que a su vez me recuerda la ineludible caducidad de mi vida. Al observar una fotografÃa asistimos a la vez a una paradójica dualidad: la realidad actual y la realidad que ya ha sido. Los fotógrafos se convierten asà en inconscientes “agentes de la muerte†(Roland Barthes)