El monstruo. Antonio de Hoyos y Vinent
Pepitas de Calabaza (Logroño, 2009)
Julio Monteverde lleva a Huysmans al prólogo de la novela El monstruo: “-¡Derrúmbate, pues, sociedad! ¡Muérete ya, viejo y asqueroso mundo!†Son unas frases que se sitúan en el centro de la bestia, del decadentismo, y que bien nos van a guiar por esta novela de Antonio de Hoyos y Vinent (1885-1940). Publicada por primera vez en 1915, la editorial logroñesa Pepitas de calabaza la edita de nuevo en octubre de 2009. Y es una buena puerta de entrada para acercarse a Antonio de Hoyos y Vinent, máximo exponente del decadentismo en España y figura que con sus acciones y excesos bien se ha ganado la singularidad en las letras (aristócrata de cuna, homosexual y divino marqués, adherido finalmente a la FAI, con pistolón en el cinto y monóculo de rigor incluidos).
Un atractivo y esclarecedor prólogo de Julio Monteverde al autor nos abre el camino hacia El monstruo, una novela cuyos esquemas se repetirán en otras obras del autor, pero que tiene un gran valor como ejemplo del decadentismo español. El monstruo gira alrededor de Helena de Fiorenzio. En el frontispicio de la novela, antes de dar comienzo, una cita de Gustave Flaubert, de La tentación de San Antonio: “Ella fue la Helena de Troya cuya memoria maldijo el poeta EstesÃcoro. Fue la Lucrecia, la hermosa dama violada por los reyes. Fue la Dalila que cortó los cabellos de Sansón (…)â€. Helena como portadora del pecado, del vicio y la muerte. Junto a ella vagarán por sus páginas Marcelo Edembroke, caballero de la rosa al pecho, y Edith, una de esas criaturas que “cautivan, interesan, apasionan como una misteriosa interrogación espiritualâ€. La trÃada nos acerca a la fauna nocturna de la época donde destaca otro personaje: Julito Calabrés. Y a la ruta de la lujuria, a Oriente, a los casinos y las plazas de toros, a la golfemia del paÃs, a los cortejos de boys, a los horrores de la epidemia y la visceralidad de los enfermos, a dragones y pagodas, a la “caricia húmeda y pegajosa†de la muerte. “Sus héroes son siempre los que se dejan arrastrar por lo que les habita, y cuanto más lejos lo hagan, más valor tendrá sus historia a nuestros ojosâ€, nos dice Julio Monteverde en el prólogo. El erotismo perverso inunda la novela. El placer estético está presente en cada lÃnea. La belleza, joven y deslumbrante, apolÃnea, encuentra su reflejo en el espejo de la verdad: la carne no es más que tierra, infierno y locura. Y hay que ir más allá del barroquismo de sus letras, considerar el pasado como una fuente que surte al presente y que es necesaria para comprender dónde nos situamos. El monstruo tiene paisajes donde lo bello transciende y la decadencia es pústula y llaga, y la poética que gasta en algunos de sus capÃtulos es digna de una lectura reposada. Y asà hay que leerlo, con el ansia por conocer más sobre nuestra historia, para evitar el olvido, y hay que situarlo más allá de un simple literato con éxito y ventas en su tiempo, dando muestra de que la mitificación de su vida también tuvo ejemplo, al menos, en El monstruo.
Para el lector interesado aquà quedan unos cuantos links que hacen referencia a la literatura del divino marqués:
EROS DECADENTE: La escritura de Antonio de Hoyos y Vinent.
La novela erótica de Antonio de Hoyos y Vinent.
De cómo Antonio de Hoyos y Vinent creó a Julito Calabrés.
Iván Humanes BespÃn