«La maleta de mi padre», de Orhan Pamuk

la-maletaLa maleta de mi padre. Orhan Pamuk
Traducción: Rafael Carpintero
Mondadori (Barcelona, 2007)

En el año 2006, Orhan Pamuk recibe el premio Nobel de Literatura y en la entrega del galardón, lee el trabajo que da título a este libro, La maleta de mi padre. Por lo que el presente libro no se trata propiamente ni de una novela, ni de un libro de relatos, sino de una recopilación de los escritos leídos a partir de recibir tan importante premio  y  de otros dos más. Son tres:

1.- La maleta de mi padre. Premio Nobel de Literatura 2006

2.- El autor implícito. Premio Puterbaugh 2006

3.- En Kars y en Frankfurt. Premio de la Paz de la Unión de Libreros Alemanes 2005

El hilo conductor de los mismos y este es el interés que guarda para mi, consiste en una reflexión sobre el propio proceso de escritura y sobre su propia vinculación a la novela. En cierta manera, da cuenta del porqué de su oficio de escritor, aunque cada texto aporta su especificidad al tema de la creación literaria.

La maleta de mi padre es un emotivo discurso en el que Pamuk homenajea a su propio padre, aquel que supo transmitirle la pasión literaria. La maleta de mi padre sirve para que este autor despliegue metafóricamente el “peso”  de la maleta vinculandolo con el significado de la literatura, para él.

Dos años antes de morir, su padre le da una maleta que siempre le había acompañado en sus viajes y que guardaba en su interior el testimonio de una vocación frustrada del padre, la de escritor. Con una condición, no podía abrirla hasta después de su muerte.

A partir de este suceso que forma parte de la cotidianidad de Pamuk, incluso de su intimidad, reflexiona sobre la importancia que ha tenido en él la elección de la escritura como medio de vida en dos sentidos, ganarse la vida, pero también confrontarse a sus vivencias y sentimientos. La Literatura para Pamuk es más que un trabajo, es un estilo de vida basado en una soledad que permite  experimentar la libertad frente a la página en blanco, pero al mismo tiempo, un encuentro con una “alteridad” difícil en ocasiones  de cotejar. Ese encuentro con lo altero lo despliega en dos vías. Por un lado el descubrimiento de un otro, más allá de uno mismo y por otro lado, un encuentro con la posibilidad de habitar Otro Mundo que es el de la literatura y que de  manera explícita, se halla sumamente vinculado a la Cultura Occidental.

PamukUna biblioteca de mil quinientos ejemplares que prácticamente tenía leída a los 22 años, adentra a este escritor en un mundo diferente al de su propia realidad vivida en la capital turca, Estambul. Es como lector y como escritor que puede situarnos sobre el centro desde el que escribe, el que le impulsa a escribir: “… la escritura y la literatura se relacionan íntimamente con una carencia en el centro de nuestras vidas, con los sentimientos de felicidad y culpa”.

El texto concluye con una emotiva añoranza a la persona que supo adentrarlo en semejante aventura, pero también nos ofrece la posibilidad de transmitirnos no sólo el placer por la lectura, o el placer por la escritura, sino  también el amor a la palabra escrita, algo que sin duda, vincula a la figura de su propio padre.

El autor implícito, discurso pronunciado tras la entrega del premio Puterbaugh, otorgado por la revista norteamericana World Literature, versa alrededor del siguiente argumento: “…cada libro por escribir pero planeado e imaginado (o sea, como ese libro mío a medias) tiene también un autor implícito. Sólo podía acabar la novela si conseguía ser el autor que implicaba…. No es tan fácil imaginar un libro. Lo hago a menudo, como imaginar que soy otro. Lo difícil es ser el autor que implica tu libro”.

Importante sin duda alguna, tal referencia al acto de escribir. Pamuk en esta conferencia transmuta la relación “habitual “ entre libro y autor. Para Pamuk es el libro el que da lugar a un autor y no viceversa. De ahí que este discurso añada y ayude a la comprensión de ese encuentro con la otredad que en La maleta de mi padre exponía.

Curiosamente, esta particular experiencia que supone el acto de escribir, para Pamuk no deja de ser una medicina. Para él la escritura como medicina y como consuelo son el resultado de que al escribir, uno se encuentra con el placer de estar haciendo una confesión y el miedo de decir la verdad sobre sí mismo…

El texto supone una reflexión seria y contundente sobre alguien que no sólo se dedica, sino que también “se experimenta”, al escribir. De ahí que resulte imprescindible para aquellos interesados sobre el agente de la escritura de ficción, el autor, alguien que más que escribir, es escrito en cada obra.

El tercer y último texto de esta recopilación es En Kars y en Frankfurt, es un discurso que por cronología, es anterior a los dos que le anteceden en este recopilatorio. Aunque aparezca en último lugar, fue pronunciado en el 2005 con motivo de recoger el Premio de la Paz de la Unión de Escritores Alemanes.

El título, tal como nos recuerda Pamuk, evoca al protagonista de su novela Nieve, el cual vive entre ambas ciudades, justamente en la franja entre Oriente y Occidente tan presente en la bibliografía de este autor. Y es por esa evocación que Pamuk formula la pregunta sobre la que va a girar su discurso: “¿Quien es ese <otro> que debemos imaginar?”… “El novelista siente que, gracias a las normas literarias que maneja, el identificarse con ese <otro> le dará buen resultado”.

Nuevamente nos hallamos ante una reflexión sobre la creación artística y sobre su agente, el “autor”, también llamado por Pamuk en esta situación “el novelista”. Pero también apunta a la vinculación entre el autor y el protagonista de la novela.

Una vez más y ya desde las primeras páginas, encontramos alusiones a esa “otredad” tan presente en los tres discursos que conforman este libro, sólo que en esta ocasión, esa fina línea que separa Oriente de Occidente, le sirve a Pamuk para sostener una de la funciones que para él tiene la novela: “las novelas nos permiten reflexionar sobre el mundo”, ya que tal como desarrolla párrafos más adelante “Las novelas no son del todo fantasía ni del todo realidad”.

Es por esa vía discursiva en la que nos adentra Pamuk, por la que llegamos, una vez más, a su particular posición frente la creación literaria: “La mayor parte de las veces, la razón de nuestra felicidad o nuestra infelicidad es, más que la vida que llevamos, el significado que le damos. He dedicado mi vida a estudiar este significado… Y creo que eso es algo que sólo puede hacerse por la novela…”

Y me detengo también en lo sugerente de estos puntos suspensivos con los que nos obsequia Orhan Pamuk: …

Antonio Colom
http://escrituraypsicoanalisis.blogspot.com/

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