Filmoteca Literaria (XII): «The Trial» (Orson Welles, 1962)

The Trial (Orson Welles, 1962)
Basada en la novela de Franz Kafka
Guión: Orson Welles y Pierre Cholot
Fotografía: Edmond Richard
Montaje: Yvonne Martin, Frederick Muller y Orson Welles
Música: Jean Ladrut, Tomaso Albinoni
Intérpretes principales: Anthony Perkins, Jeanne Moreau, Romy Schneider, Elsa Martinelli, Orson Welles, Akim Tamiroff

La novela

Una mañana, el oficinista Josef K. recibe la visita de dos funcionarios que le indican que está procesado, no sabiéndole confirmar el motivo. Comienza entonces una pesadilla burocrática judicial de la que K. no encuentra salida, ni siquiera cuando otras personas parecen querer ayudarlo. En la búsqueda obsesiva para cumplir con su deber como ciudadano, sin lograr seguir un hilo coherente a lo que está sucediendo, descubre la indefensión frente al absurdo y frustrante proceso que acabará ocupando todo su tiempo, siendo informado del avance de su situación con la Justicia mediante mensajeros. Una vez logra entrar en la cámara del Tribunal, escenario en el que se representa el juicio, es auxiliado sin éxito por Tintorelli, el retratista del tribunal. K. terminará en otro lugar, una catedral, conversando con el capellán de la cárcel, quien le desvela la posición del hombre ante la Ley. Condenado, Josef K. será conducido a las afueras de la ciudad aceptando la culpabilidad de unos hechos que desconoce.

El proceso es una obra inacabada de Franz Kafka, quien dejó ordenado a su amigo Max Brod que impidiera su publicación destruyéndola junto al resto de sus escritos. Fallecido Kafka, y haciendo caso omiso al autor, Brody decidió ordenar el texto y publicarlo en 1925. A pesar de que la versión que conocemos, incompleta, adolece de defectos en su trama, faltando varios episodios y con algunos personajes apenas esbozados mientras van sucediéndose unos hechos que conducen a Josef K. de un escenario a otro, en ocasiones sin ninguna lógica, el resultado final no hace más que reafirmar la forma de aparente locura, el sinsentido y el absurdo reflexivo tan propio del escritor, lo que se ha llegado a llamar pensamiento kafkiano, del que esta novela, junto a La metamorfosis, serían los máximos exponentes.

El autor

Franz Kafka (Praga, 1883 – Kierling, Austria, 1924), nació en el seno de una familia de comerciantes judíos. Doctorado en Derecho, sus primeros pasos conscientes como escritor no fueron dados hasta 1912, aunque ya había publicado previamente algunos relatos. El juicio y Contemplación fueron los dos primeros volúmenes en los que apareció su firma. Por esas fechas vivirá un intenso y tormentoso romance con  Felice Bauer con quien mantendría correspondencia durante más de cuatro años. Será esta la primera de sus difíciles relaciones con el sexo opuesto. Fue en 1914 cuando escribió un relato, Fragmento de Josef  K.,  que acabaría siendo el esbozo de la novela El proceso. En 1915 da a conocer La metamorfosis, su obra más conocida. Dos años más tarde le fue diagnosticada una tuberculosis, enfermedad de la que nunca pudo librarse.  Agotado y afectado por la enfermedad, es ingresado en el sanatorio de Matliary. Sus grandes problemas de salud, a los que muchos han querido añadir trastornos psicológicos, justificándose en sus diarios, anotaciones y obras literarias, no impidieron que continuara escribiendo, aunque poca de su producción fue publicada en vida, por lo que apenas trascendió. Tras el fallecimiento de Kafka, y contra su voluntad, su amigo y albacea Max Brod tomó la decisión de no destruir los manuscritos que habían permanecido inéditos y supervisó la publicación de los que le fueron legados, descubriendo al mundo a uno de los más grandes autores del siglo XX. Por su parte Dora Diamant, la última compañera del autor de El castillo, mantuvo guardados sus últimos escritos que, finalmente, fueron confiscados por la Gestapo en 1933 y permanecen en paradero desconocido.

La película

Para muchos, fascinante. Para otros, un despropósito. The Trial, dirigida por Orson Welles en 1962, es, por encima de todo uno de sus trabajos más personales a pesar de tratarse de un encargo de Alexander Salkind quien, dicen, propuso al creador de Ciudadano Kane escoger un libro entre quince para adaptarlo al cine. Tomando el texto de Kafka, Welles logró llevarla a su terreno, filmando una pesadilla en la que no sólo aborda el combate del hombre contra su identidad ante sí mismo y el resto de la sociedad, sino que también mete el dedo en la herida que deja la Justicia y los representantes de la cadena de poder frente al individuo. Fiel a la ampulosa planificación habitual en su cine, Welles mantiene algunas de sus peculiares maneras de enmarcar la historia, empujando a los personajes/actores para que formen parte de escenarios en los que no acaban de encajar, mostrándolos mediante planos que reducen sus dimensiones, tanto respecto a lo que les rodea como respecto a sus semejantes. Nadie podía interpretar a Josef K. mejor que Anthony Perkins, perfecto para expresar la angustia y la opresión que padece el personaje durante todo el filme y que, como veremos, no proviene unicamente de la situación a la que se ve arrastrado. También su entorno, los inabarcables pasillos, los amplios espacios hostiles -habitáculos en muchos casos inmensos pero con techos bajos, filmados desde diferentes ángulos y con profundidad de campo-, provocan el efecto de fragilidad y de «pequeñez» de K., algo que ya visualizamos en cierta manera en la novela, pero que Welles capta con la cámara magistralmente. A Perkins, protagonista absoluto de la cinta, le secundan una troupe de amigos del director que quisieron participar en tan arriesgada aventura. Destacan las actrices, una lista que para sí hubieran querido muchos cineastas, con Jeanne Moreau, Romy Schneider y Elsa Martinelli a la cabeza, y el propio Welles interpretando al abogado Albert Hastler. The Trial fue filmada en París, Roma y Zagreb.

José A. Muñoz