Si la historia tuviera lugar en la Italia de los Montescos y Capuletos es muy probable que los gritos, discusiones y hasta la sangre se apoderasen de la historia desde el mismo instante en que el telón se abre o que el director dice ¡Acción!
Una de las ediciones publicadas de la obra original
La obra de Anthony Shaffer transcurre en Inglaterra, más concretamente en el condado de Wiltshire, y las formas varÃan bastante. Nada más empezar, con la más absoluta y estricta elegancia y cortesÃa británicas, el anfitrión, Andrew Wyke, le dice a su invitado, Milo Tindle: Tengo entendido que quiere casarse con mi mujer.
Independientemente de que los anglosajones, a diferencia de los latinos, sean mucho más propensos a ir directamente al grano cuando tienen que tratar un tema espinoso, incluso entre ellos, el mero hecho de soltar un comentario como ese puede resultar un tanto incómodo para quien lo recibe. Pero, maneras aparte, no podemos dejar de lado una gran evidencia que será una constante en la obra de Shaffer: acaban de repartir las barajas para iniciar la primera partida del juego.
Anthony Shaffer llegó a Madrid en 1999 para el estreno de La huella que dirigió Ricard Reguant con los actores AgustÃn González y Andoni Ferreño en el Teatro ArlequÃn y, años antes, la habÃa montado Pilar Miró.
“Los nuevos directores han cometido un grave error al aprender a hacer cine en escuelas y universidades. Que se cultiven, que lean, que aprendan de Shakespeare, de Molière o de Cervantes, que han sido formidables guionistasâ€. Joseph L. Mankiewicz.
Laurence Olivier y Michael Caine en una imagen promocional
El primer actor en el que pensaron los productores para el papel de Andrew Wyke fue Anthony Quayle, quien ya interpretó al personaje en su estreno teatral, al tiempo que la primera opción que se barajó para el personaje de Milo Tindle recayó en Alan Bates. Ambos nombres no prosperaron y, finalmente, sir Laurence Olivier (Wyke) y Michael Caine (Tindle) recogieron el guante. Michael Caine repitió en la versión de 2007 a cargo de Kenneth Branagh y con guión de Harold Pinter, pero trocó (razones de edad) el personaje e interpretó al millonario escritor de novelas de misterio, mientras que Jude Law se hizo cargo de encarnar a la “joven vÃctima del millonario†que habÃa trabajado Caine en la pelÃcula de Mankiewicz.
Como últimos detalles curiosos, cabe destacar que La huella es la única pelÃcula de la historia en la que todo el reparto acabó siendo nominado al Oscar® de interpretación (los dos actores obtuvieron el reconocimiento pero ese año lo ganó -y rechazó- Marlon Brando por El Padrino). De las cuatro nominaciones obtenidas, sorprendió la de John Addison por la música original. La Academia añadió el trabajo de Addison como sexto compositor candidato ese año cuando se rechazó la partitura de Nino Rota para la ya citada El Padrino, al descubrir que su tema principal habÃa sido utilizado en una pelÃcula anterior, Fortunella.
Sin ánimo de pensar que estoy descubriendo algo importante, la versión cinematográfica de La huella es una obra maestra que ha permanecido en el tiempo y que seguiremos viendo y disfrutando durante muchos años; un juego de roles que, como en los propios espejos que aparecen en la obra, no siempre reflejan la misma imagen de la realidad para todos por igual.
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