Terminaba la nochevieja insensata
en el funeral del patriarca,
la nochevieja donde
jugabas a la ruleta rusa
(naciste para ser mascota)
y pensabas
que con un desprecio
lograrÃas mi aprecio.
No contaba ni con tu
tremebunda dislexia
(papeaste un container
para abrir un rosbif)
No contaba con tu
envejecer cinco años
en veinte minutos a
la espera del proyectil
inexistente.
Escapé mientras
chillabas que el cine
no es lo que era,
ahora todos son feos
En menudos jaleos me meto por leer demasiado. En verano de 2008 colaboré por vez primera en la revista digital Calidoscopio (www.panfletocalidoscopio.com) y me llamó la atención el poemario Las nocheviejas del patriarca de Jordi Corominas i Julián, suite lÃrica de doce composiciones que son una a través de enlaces y su surrealista unidad narrativa, delirio cargado de lógica. Los versos fluyen y el lector se transporta en un viaje onÃrico donde hay amapolas (Vi rojo amapola, rosella, ababolera, pep-perepep, pipiripip, quequerequec, gallaret, paparola, puput, gallarets, quiquiriquics, roella, rovella, gaigallaret, gallet, gall, cacaraquec, quicaraquic o paparota, verde espiga incadescente, la rueda giraba y el canto de los pájaros confundÃa la realidad con un leve recuerdo de infancia en Vandellós) , epifanÃas, hombres que con 40 tacos de jamón aún se conservan, amantes abrazados como estatuas de piedra, funerales de morsas, parodias con transexuales a la canción del pirata y un final de civilización y frÃo industrial.
Eras tú.
¡Dios te maldiga!
Ignoré tu llamada,
desee la desaparición
del sonido, ejecuté
zancadas de ambición,
atisbé carteles sin
letras y la oscuridad
reapareció con
gorrinos en celo,
¡circuncidados!
Ser productor musical y filólogo es muy duro, tengo muchas horas libres y me aburro. Decidà ponerme en contacto con Corominas y dio la casualidad que meditaba musicalizar sus versos al estar obsesionado con la pluralidad de la expresión artÃstica. Al pensar sus poesÃa en sentido musical, basándose en parte en el concepto de Opera rock y en la cara B de Abbey Road, deseaba montar un espectáculo para traspasar las barreras literarias. Habló con su amigo Neil Higgins y comentaron cómo mezclar melodÃas con las nocheviejas. Neil jugó con diálogos de pelÃculas de Paco Regueiro, ¡Eyaculatio precoz!, y creó loops que se adecuaran conceptualmente al ritmo poético y a las varias temáticas del texto. La arriesgada apuesta de Corominas en su camino poético merecÃa un juego de este tipo. Además de Las nocheviejas de patriarca, el autor catalán, un asiduo de estas páginas, tiene varias sorpresas en la chistera que podrÃan dar aún más épica a Loopoesia, pero no creo que se atreva a musicalizar su inédito Paseos simultáneos, poema en 130 partes llenas de voces de la calle, pensamientos de bar, meditaciones internas y enlaces atrevidos que desembocan en una frenética promenade aspirante a captar la realidad en sentido total.
El pastor Nicolai
obró el milagro.
¿Puedes besar y tocar
la baterÃa?
Nunca lo probé, pero
si quieres podemos
jugar con tus gaseosas.
Son para los cerdos, tengo
40 tacos de jamón pero
aún me conservo, mi barba
egipcia es el Ãndice
necesario para alcanzar
tu meta, no seas
caballo cuando
puedes ser caballero,
prescinde de arco iris
adolescentes.
Volvamos a Loopoesia. Corominas registró su voz y asà Neil Higgins pudo hacer que el todo encajara a la perfección. El único problema era que una grabación no puede ser un espectáculo en directo, por lo que decidieron hacer uso de la imaginación y enriquecer aún más su idea con un show poético. Un hombre enmascarado vestido con traje morado y una camisa rosa irrumpirÃa en el escenario lanzando osos de goma al público. La loopoesÃa empezarÃa a sonar y entonces el misterioso personaje iniciarÃa un proceso de poesÃa automática, a lo Bob Dylan en Subterranean homesick blues pero escribiéndolo en el acto, que durarÃa los quince minutos del show. Asimismo estarÃa acompañado en el palco escénico por una persona que crearÃa y mezclarÃa loops al tiempo que modificarÃa el sonido a través de efectos. Este personaje también irÃa ataviado con una máscara. Lady Di y Audrey Hepburn formarÃan parte del proyecto en la espalda de los dos protagonistas, sÃmbolo de protesta ante lo homologado y la banalidad de los sÃmbolos contemporáneos. Todo esto, que a veces las cosas se olvidan, mientras Las nocheviejas del patriarca suenan con los loops del maestro Higgins.
El condicional dio paso al presente. Corominas me dejó ser el poeta automático enmascarado enloquecido contra el público. Los osos de goma cayeron al suelo ante el estupor colectivo. Grité Carmen, la poesÃa, mil veces. De mi rotulador salieron incongruencias que cobraron sentido cuando leà la libreta después que se apagaran las luces y la foto de Audrey Hepburn, que señalé como los futbolistas con su dorsal, acabara en el retrete. Me acompañó en la labor musical el anónimo toledano, quien alzaba los brazos cuando me exaltaba y animaba al respetable con sus invenciones. Al final de nuestro número decapité a Mariquita Pérez para mostrar que queremos romper con lo anquilosado y crear. Es difÃcil explicar LoopoesÃa sin verlo, pero para definirlo con precisión puedo decir que me siento orgulloso de formar parte de un proyecto experimental ansioso por aportar vanguardia a través de una lÃrica innovadora en lo compositivo, lo conceptual y la misma esencia endiablada del conjunto, debutante en los teatros pero con un esplendoroso futuro por delante.
Jean Martin du Bruit
Links útiles
Nocheviejas del patriarca: http://www.calidoscopio.net/2008/06Julio-Agosto/Cine11.html
Balada del delineante: http://www.calidoscopio.net/2009/03Marzo/Letras21.html
Facebook: grupo Loopoesia.
Jordi Corominas i Julián: corominasijulian.blogspot.com