Era el año 1975 y Manuel Vilas tenÃa 12 años. El franquismo daba sus últimos coletazos, y por sus resquicios, se colaban artistas que hacÃan explotar la mente de los más jóvenes. Entre ellos, cómo no, se encontraba Lou Reed. Su voz, La Voz, no sólo le enamoró, si no que le dio un vuelco a su vida de 180 grados para no abandonarle nunca. “Me pareció que estaba oyendo una dimensión distinta a lo demás, que eso era realmente especialâ€. Desde entonces y hasta su muerte, le seguirÃa por todos los conciertos que iba dando en España. Todas esas vivencias, esa pasión por el cantante, son narradas por Vilas a través del ensayo de autoficción Lou Reed era español (Malpaso), en el que el escritor crea un paralelismo entre España y el cantante, un ejercicio literario en el que conecta sus dos mitos: el musical y el histórico sociocultural. “Un paralelismo cómico, casi un chisteâ€, deduce el autor.
¿Por qué españolizar a Lou Reed?
Lou Reed tuvo una relación intensa con España. Aunque parezca sorprendente, la primera vez que vino fue en marzo de 1975. Este dato ya de por sà es escalofriante. Recordar que en ese mes todavÃa vivÃa Franco. A partir de ese momento, tuvo una conexión con distintos públicos españoles de distintas generaciones que hizo que su paso por aquà fuera muy asiduo, hasta su última vez, en noviembre de 2012. Murió en octubre de 2013. Ya en los últimos años venÃa muchÃsimo. En esos años, tenÃa probablemente más público aquà que en EEUU.
Uno de esos primeros públicos eres tú, que ya a tus 12 años lo empezaste a escuchar. ¿Qué sentiste?
Me acuerdo perfectamente la primera vez que lo escuché. Es un recuerdo grabado en mi memoria. Por esa época ya me gustaba el pop, habÃa escuchado a los Rolling, a Neil Young, a los Who… Pero cuando escuché a Lou Reed en el ‘Rock n Roll Animal’, me pareció que estaba oyendo una dimensión distinta a lo demás, que eso era realmente especial. Y eso ocurrió cuando escuché verdaderamente su voz; su atributo fundamental para mÃ. Por eso en el libro, Lou aparece calificado como La Voz.
En ese momento no tenÃas suficiente nivel de inglés para entender las letras.
No, por supuesto que no. Yo venÃa de la España absurda y retrasada y gris y viscosa y nauseabunda, en la que a Franco sólo le daba porque estudiáramos francés. Yo padecà esa España asquerosa; la de Franco en sus últimos coletazos. Aunque luego me hice amigo de una persona que me las tradujo y empecé a darme cuenta de lo que trataban las letras.
¿Cambió la percepción que tenÃas previamente?
Se me reveló un mundo muy raro al que previamente no tenÃa acceso. Cuando me tradujeron ‘BerlÃn’, no entendÃa muy bien, no sabÃa muy bien lo que se narraba. Luego tampoco entendÃa muy bien el mundo de las drogas, el de New York… fui entrando poco a poco en sus letras. Pero no era eso lo que más me asombraba; lo que más me ha maravillado siempre ha sido la voz. Eso es un hecho que todavÃa no se ha desvanecido. He conocido a otras personas a las que les gustaba Lou Reed, y casi siempre me señalan esa cualidad. No es una voz perfecta, ni de un gran cantante, pero es una voz especial. Es una voz que me acompañará siempre.
Además de estos sentimientos, Lou Reed te abrió los ojos ante la dictadura y las consecuencias más directas de ésta.
Pero desde una anécdota muy graciosa. Yo era un chaval de 12 años en la España del 75 y no sabÃa quién era Franco siquiera. Me enteré que habÃa muerto alguien importante porque nos dieron tres dÃas de fiesta. No sabÃa ni que existÃa España. FÃjate qué educación. No sabÃa que Barbastro, mi pueblo, pertenecÃa a la comunidad autónoma de Aragón. Lo único que sabÃa es que en las revistas de crÃtica musical que compraba, todo el mundo decÃa que faltaba una canción en el disco de Rock ’n’ Roll Animal. A partir de indagar este tema, descubrà que alguien la habÃa censurado. Ése fue mi descubrimiento del franquismo. Ésa canción que faltaba, que habÃan censurado, era Heroin. Yo entonces me interrogué sobre ese hecho, preguntando al respecto a mis allegados, y llegué a la conclusión de que vivÃamos en una dictadura. Me mosqueé con esa situación, ya que querÃa el disco completo, y me fui a Andorra a por él sin mutilar. Mirando retrospectivamente, ahora el disco que tengo sin la canción de ‘Heroin’ es una rareza. ¡Qué espanto de paÃs!
Con Heroin, esa canción tan polémica, Lou enseñó a los jóvenes de los 70 a drogarse.
Eso pertenece a la leyenda macarra y drogadicta de Lou Reed, que en los años 90 intentó borrar de su historial. Pero en los años 70 y 80, Lou era recibido en España como el gran drogadicto universal; él se pinchaba en público, dedicaba canciones a las drogas… En ese momento habÃa un gran desconocimiento de lo que iba a pasar con las drogas, y aunque parezca mentira, en ese momento habÃa una apologÃa de las drogas como una opción de vida más interesante, que resultó ser catastrófica. Lou Reed se salvó porque era millonario, si no, se habrÃa muerto. En los 80 reculó, y se desintoxicó. Al contrario de lo que se piensa, él no era adicto a la heroÃna, sino a las metanfetaminas.
En esos años, empiezas a seguirle por todos los conciertos que va dando por España. No dejas de hacerlo hasta su muerte. ¿Qué evolución apreciaste en él?
Fue el hombre de las mil caras. En cada disco se reinventaba. La industria del pop exige mucho; reinvenciones e iconografÃas distintas. Y él se acomodó a lo que cada época le pedÃa. Hay un gran cambio del primer Lou Reed macarra de los años 70, a la oposición exquisita que muestra durante el SXXI; vanguardista, artista de culto, refinado… Ésa es una de las caracterÃsticas que me produce vértigo de su personalidad. De hecho, su gran biógrafo, VÃctor Bockris, tituló al libro sobre su vida Transformaciones. Impacta mucho cómo cambió, cómo se transformó a lo largo de cuarenta años.
Esas transformaciones que se pueden leer en Lou Reed, las emparejas en el libro a España.
Yo estoy mirando al músico desde España. Veo cambios en Lou Reed y en España. Es una especie de ejercicio literario, casi de poesÃa; comparar los dos mitos que yo tengo delante en cada momento; el mito musical y el mito histórico sociocultural. Veo que en los 70 los dos conservan una época muy oscura: Lou Reed con sus vestimentas y con el tema de drogas; la España todavÃa Franquista. En los 90 España empieza a crecer económicamente, es el año del pelotazo; mientras que en esos años Lou Reed publica New York, New York, y vuelve a estar en la primera lÃnea del rock&roll. Por último, cuando Lou Reed muere, España entra en crisis. Hay un paralelismo entre los dos muy cómico, casi un chiste.
Incluso él mismo entra en crisis; en 2012 tiene que cancelar un concierto en Madrid por la escasa venta de entradas.
Él dio explicaciones rocambolescas al respecto, pero la realidad fue que no habÃa vendido entradas. Que no habÃa vendido entradas porque daba un concierto con Laurie Anderson, su última mujer. Cuando Lou Reed venÃa a España, tenÃa un público fijo de 3000 personas. Pero cuando venÃa con Laurie, muchos dejaban de ir, porque ella era un coñazo. ¡Llegaron a hacer un concierto para perros! La única resurrección que vivió fue cuando tocó junto a Metallica, cuando crearon juntos el álbum Lulu; fue un disco genial. Dependiendo de con quién se juntaba hacÃa piezas magistrales. Como cuando se unió a John Cale en los 90.
Con John Cale creó buenos álbumes, pero en el libro muestras sus rencillas más personales.
Con John Cale yo querÃa evocar la amistad, su relación con él. Fueron muy amigos en los tiempos de la Velvet, pero luego se enfadaron, volvieron a estar juntos, se volvieron a distanciar… Yo creo que siempre fue una relación conflictiva. Sin embargo, cada vez que se juntaban conseguÃan hacer discos maravillosos. Pero Lou Reed fue el que triunfó más que Cale, y me interesaba indagar en esa llaga.
Después de todo el background que tienes de Lou Reed, ¿cómo lo describirÃas?
Un genio. Una de las combustiones artÃsticas más importantes del siglo XX. Musicalmente fue un genio, un genio vinculado a la poesÃa. Lou Reed es una isla dentro del rock&roll. Si te gusta, no tiene porqué gustarte los Rolling o Led Zeppelin. Es una experiencia trasversal, que afecta a muchas artes; obviamente a la música, pero también a la literatura.
¿Bob Dylan también estarÃa naufragando en una isla?
Si hay otro fenómeno parecido a Lou Reed, ése serÃa el de Dylan. Que hayan recuperado el ámbito de la literatura para el pop tiene sentido. Tanto Reed como Dylan están en lugares muy parecidos, ya que ambos tienen mucho que ver con la literatura.
Esa trasversalidad llega hasta la medicina.
Para mÃ, con el tiempo, la música de Lou Reed ha tenido un efecto balsámico, curador. Por muy mal que me haya ido en un dÃa, escucharle me tranquiliza, me sana. Quizá es porque ya me he hecho viejo (se rÃe). Yo escucho a Lou Reed todos los dÃas, y lo escucho casi como terapia psicológica; calma el mundo, calma la violencia, y me da energÃa.
¿Qué le debe la música?
Él consiguió que el rock&roll pasara de ser una música de adolescentes ignorantes y absurdos, en gente capaz e iluminada. Pasar de la adolescencia insÃpida, alineante y alienada, con cuatro acordes de rock&roll barato, a gente capaz de utilizar el rock como una forma de conocimiento, una forma de entender las cosas y una forma de vida poderosa. Esto es lo que ha hecho Lou Reed por la música. Su disco BerlÃn, supuso un gran paso dentro del mundo del rock.
Pero aún asÃ, cometió un error imperdonable para una estrella del rock: envejeció y murió.
Es una putada. Que se haya muerto es incomprensible. El mundo está mal hecho. Sin Lou Reed el mundo es una mierda. Encima está Donald Trump.
Otra sarta de lugares comunes en otro personaje que no ha sabido entender su cultura, la rechaza y por tanto carece de ella y adopta una de prestadillo muy inferior.
Este tio no sabe quién fue Lou Reed, una estafador, un canalla que hacia apologia de la droga dura y jamás la probó..Este hijo de la estafa fingÃa vivir al borde del suicidio y era mentira: vivia a cuerpo de rey, hacia gimnasia, cuidaba su dieta. Era un perfecto mamonazo que fingia beber whisky cuando en la botella sólo habia te..Es alucinante que un impostor como Reed siga teniendo borregos que le rezan..jaja..Y el tio tiene casi 60 años, Vila..Joder, me imagino cómo será lo que escribe…