Afirmaba Emilio Lledó en la introducción de la Ética a Nicómaco de Aristóteles que «la sustancia del ethos humano está hecha de engarzadas lingüÃsticas, de gestos verbales, de tensiones semánticas, que rompen o amenazan la solidez y monotonÃa animal». Es decir, que nada de lo que nos harÃa especÃficamente humanos serÃa posible sin la comunicación, «sin el carácter de signos o de usos, los sentidos de los que se basan en un juego abstracto de significaciones aprendido en el lenguaje».
Es de esta manera, tras las palabras de este lenguaje -entendido como encaramado lingüÃstico que nos ata a nuestra humanidad-, como la propuesta del periodista cultural Albert Lladó encuentra en las diferentes entrevistas a escritores, poetas y artistas catalanes, su razón de ser y de significar más allá de la inmediatez de un discurso que huye el efÃmero anecdotario, acercándonos a una realidad cultural catalana rica y llena de matices.
El crÃtico literario Roland Barthes afirmaba que todos los elementos que forman un texto son importantes a la hora de explicarlo, de dotarlo de significado. En esta obra las preguntas, las respuestas, los elementos forman un todo que nos intenta acercar a lo que nos hace humanos, las palabras. Pero no son unas palabras cualquiera, son las de los maestros que han hecho de su oficio un arte.
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