Quinta sesión: mesa redonda sobre Juan José Saer, Osvaldo y Leónidas Lamborghini. Con Nora Catelli, Edgardo Dobry, Ana MarÃa Chagra, Daniel Samoilovich y Andrés Ehrenhaus. LibrerÃa Calders.
“La posteridad de Saer es inevitable porque historias se cuentan cada dÃa, novelas en cambio, no se escriben cada dÃa.â€
Nora Catelli
Consecuencias de la censura: ValentÃn Roma no pudo venir a la última mesa redonda que programamos para la 1ª Semana del libro argentino porque le habÃan programado a esa misma hora, ese mismo dÃa, la proyección en el CCCB de una de las pelÃculas que tenÃa que haberse pasado en aquella exposición del MACBA que le suspendieron a última hora: aquella del Rey a cuatro patas. Roma, que comisarió la muestra Osvaldo Lamborghini. Teatro proletario de cámara que podÃa visitarse hasta el pasado domingo en el CCCB. Nos dio mucha rabia porque, no viniendo Roma, nos perdÃamos cosa importante; suerte que vino Ana MarÃa Chagra, editora de Sin Fin, que ha publicado hace unos meses esa obra cumbre de Lamborghini que es El fiord, y nos contó cómo un dÃa Hanna Muck, viuda de Osvaldo, la invitó a su casa barcelonesa y comenzó a sacarle de debajo de la cama un montón de papeles dibujados y escritos por su marido. “Un tesoroâ€, repetÃa Chagra, “una barbaridad que no podÃa presentarse asà en ningún ladoâ€. Chagra hizo fotos, más de mil, y se las enseñó a ValentÃn Roma, que ya conocÃa la obra de Osvaldo. Roma acabó después montando la exposición.
A la última sesión de la 1ª Semana del libro argentino estaban invitados, por un lado, Nora Catelli y Edgardo Dobry para hablar de Juan José Saer; por otro, Andrés Ehrenhaus y Daniel Samoilovich para hablar de Leónidas Lamborghini; y por otro, Ana MarÃa Chagra para hablar de Osvaldo Lamborghini. Todos hablaron de todos al final. La excusa para juntarlos allá era que tanto Saer como Osvaldo Lamborghini, argentinos los dos, vivieron una temporada de sus vidas en Barcelona. De eso querÃamos que se hablara. Nos quedábamos cortÃsimos: se acabó, como siempre, hablando de literatura.
Ehrenhaus destacó que coincidieran en la librerÃa ediciones de los tres autores; dijo que era un hecho poco habitual en Barcelona (los libreros nos hinchamos como pavos, claro: aún tenemos los libros allà y los pensamos seguir teniendo); habló Ehrenhaus también (con conocimiento de causa: él edita a Leónidas en la editorial Paradiso) de lo complicado que es hacerse con los derechos de los libros del poeta -«Dejó una herencia totalmente atomizada»-. Habló también de la complicada -competitiva- relación entre los dos hermanos: Ehrenhaus le contó un dÃa a Leónidas que Osvaldo habÃa dicho que se habÃa dado cuenta de que “todo en Argentina pasa por el culo†(inciso: prepárense para emociones fuertes y no dejen de leer el retrato polÃtico-escatológico que es El fiord), a lo que Leónidas exclamó: “¡¡¡Eso se lo dije yo!!!â€
Encontraron también puntos de conexión entre los tres escritores al hablar de cómo los tres practicaron lo popular desde distintos puntos de aproximación: si bien en Lamborghini (Osvaldo) aparece con la cuestión del peronismo, en Saer aparece constantemente: “es su materiaâ€, dijo Catelli, “pero sabe mantenerlo a una cierta distanciaâ€.
Y hacia el final de la mesa redonda, Catelli se marcó una de aquellas analogÃas de lectora total a las que últimamente nos tiene tan malaconstumbrados:
“Osvaldo fue el único de los tres que se construyó -y para eso le sirvió mucho estar en Barcelona- el personaje de maldito; personaje que recuerda mucho a un escritor de aquÃ: Miquel Bauçà †-aplausos de los libreros-. “Es esta una figura rara a finales del siglo XX, pero ellos lo consiguieron… aunque es cierto que Bauçà le ganó por varios cuerpos.†-vÃtores y jaleo de los libreros.
Cerraba la sesión Dobry apuntando:
“Hemos realizado una hazaña que es hablar hora y media de literatura argentina sin mencionar a Borges.â€
Se quedó corto Dobry ahà también: una-semana-entera hemos estado en la Calders hablando de literatura argentina sin mencionar a Borges.
El año que viene, más.
La coletilla de la librera:
“El libro que te habrÃas comprado hoy seguro si hubieras venidoâ€.