¿Para qué escribir? Al final de Signor Hoffman —el libro de cuentos del guatemalteco Eduardo Halfon—, el narrador se da cuenta de que lo importante de la escritura es que sea un lugar de encuentro y reconciliación. Pero deja claro que importa más el acto en sà que cualquier posible función posterior. En ese sentido, al escribir, uno se encontrarÃa y se reconciliarÃa sobre todo con uno mismo. La reedición de Saturno, una nouvelle extraÃda del primer libro de Halfon, desarrolla esta idea literaria e ilumina parte de la obra de su autor.
Si la escritura es un refugio, lo es en la forma de una trinchera solitaria en medio de un campo minado durante una guerra en curso. Halfon revela su estrategia de batalla en uno de los cuentos de Signor Hoffman, donde dice:
“Soplo humo sobre mis orÃgenes guatemaltecos hasta volverlos más opacos y turbiosâ€.
Su obra está enlazada por la necesidad de escribirse a sà mismo tomando distancia de todo para después acercarse a conciencia poco a poco. En Saturno, el objeto de estudio es la figura del padre vista desde la literatura.
En su poemario Carta al padre, Jesús Aguado dice:
“Escribo para que no hayas existido nunca, padre. Para no haber existido yo mismo. Para protestar por todo lo que existeâ€.
El mismo propósito anima al narrador de Saturno. Escribe en segunda persona dirigiéndose a su padre, como en una carta, pero sujetándose de fragmentos ensayÃsticos que intercala cada tanto. Éstos consisten en anécdotas y opiniones sobre escritores suicidas o escritores que sufrieron como hijos. Se lee, por ejemplo, sobre la vida del poeta estadounidense John Berryman, cuyo padre, al que le dedicó toda su obra, se suicidó cuando Berryman apenas tenÃa doce años. Otras vidas que el narrador comenta son las de Yukio Mishima y Yasunari Kawabata:
“Los dos escritores japoneses más importantes del siglo veinte crecieron sin padreâ€.
Como Aguado, Halfon abandona al padre y lo que éste representa para crearse desde la escritura y en el lenguaje. Ya desde Saturno, el guatemalteco discute con sus orÃgenes:
“No me siento latino, padre. ¿Recuerda cuando se lo dije? Tampoco me siento europeo. Ni americano, ni polaco, ni árabe. No me siento nada. Aún menos judÃo, padreâ€.
Todas esas identidades confluyen realmente en Halfon pero, como demuestra éste y el resto de sus libros, un escritor necesita más de un padre, necesita todos los padres que la literatura pueda darle. En esta nouvelle esa carencia se repara con las voces que el narrador dice escuchar y a las que finalmente se entrega.
El proyecto literario de Halfon tiene que ver con un consejo de Goethe que él mismo cita:
“Haz de tu arte una sola confesiónâ€.
Más allá de la autoficción, su narrativa consiste en mentir bien la verdad, como definÃa Juan Carlos Onetti a la literatura a secas.