Los desasosiegos de Pessoa & Co. | Revista de Letras
We value your privacy
We use cookies to enhance your browsing experience, serve personalized ads or content, and analyze our traffic. By clicking "Accept All", you consent to our use of cookies.
Customize Consent Preferences
We use cookies to help you navigate efficiently and perform certain functions. You will find detailed information about all cookies under each consent category below.
The cookies that are categorized as "Necessary" are stored on your browser as they are essential for enabling the basic functionalities of the site. ...
Always Active
Necessary cookies are required to enable the basic features of this site, such as providing secure log-in or adjusting your consent preferences. These cookies do not store any personally identifiable data.
No cookies to display.
Functional cookies help perform certain functionalities like sharing the content of the website on social media platforms, collecting feedback, and other third-party features.
No cookies to display.
Analytical cookies are used to understand how visitors interact with the website. These cookies help provide information on metrics such as the number of visitors, bounce rate, traffic source, etc.
No cookies to display.
Performance cookies are used to understand and analyze the key performance indexes of the website which helps in delivering a better user experience for the visitors.
No cookies to display.
Advertisement cookies are used to provide visitors with customized advertisements based on the pages you visited previously and to analyze the effectiveness of the ad campaigns.
Fernando Pessoa en la baja Lisboa | Foto: WikiCommons
Escribir sobre el Libro del desasosiego y su historia es una actividad condenada al anacronismo dada la fecundidad con la que la obra inacabada de Fernando Pessoa se manifesta desde que viese la luz por primera vez en 1982 de la mano de Jacinto do Prado Coelho, Maria Aliete Galhoz y Teresa Sobral Cunha para la editorial Ãtica. A la primera edición siguió la de Sobral Cunha (1990-1997), luego la de Richard Zenith (1998) y finalmente la de Jerónimo Pizarro (2010). Cada uno de estos tres últimos especialistas lanzó nuevas ediciones, llegando a sumar unas veinte publicaciones que difieren entre ellas. Una de las preguntas que emergen cuando nos acercamos al legado y edición del escritor es si realmente varÃan tanto entre sÃ.
El libro desde el principio es concebido por Pessoa como una obra cuya nota predominante es la inquietud y la incerteza y que termina deviniendo un laboratorio de escritura para el mismo escritor. Reflexiones sobre el proceso de composición de los textos, de lectura, de revisión y sobre la construcción de la obra son una constante que el escritor vive con angustia. Leemos:
“Hacer una obra y reconocerla mala es una de las tragedias del almaâ€.
“Tomar una decisión, acabar cualquier cosa, salir de lo dudoso y lo oscuro son cosas que me parecen catástrofes, cataclismos universalesâ€.
Fragmento publicado por Pessoa en la revista ‘Revolução’. n. 74 en 1932
¿Cómo concibe su labor como traductor?
Encaro mi trabajo como traductor como una responsabilidad y como una oportunidad. Me siento en la obligación de verter al castellano textos desconocidos o que pueden merecer otra traducción. Soy un defensor de la cultura material, y en esta son de gran importancia los diferentes mediadores culturales, una figura que en el universo digital se pierde con frecuencia. Creo en estos mediadores, entre los que se cuentan los traductores, y yo entre ellos.
¿Está satisfecho con la traducción?
Plenamente. Hay un texto en el que comento el proyecto de Fernando Pessoa de preparar una lista de no-errata (cf. Alias Pessoa). Antonio Sáez Delgado supo respetar todas las extrañezas y particularidades del Desasosiego pessoano.
Los libros en español presentan una doble mediación. Primero la mediación del especialista sobre los manuscritos y segundo la mediación del traductor sobre el trabajo del especialista. ¿Cómo ve esa relación?
Cuando los mediadores se acercan a las fuentes y, en equipo, proceden a revisarlas crÃticamente, creo que la relación es muy productiva. Antonio Sáez Delgado y yo volvimos a mirar los manuscritos siempre que surgÃa alguna duda.
En el Colóquio Internacional Fernando Pessoa afirmó que a dÃa de hoy resulta complicado canonizar una edición por encima de otra. ¿Piensa lo mismo con respecto a las traducciones?
El problema es canonizar. Pero yo tengo para mà que algunas ediciones son muy superiores a otras y algunas traducciones mucho más logradas que otras. Para mà Whitman, en español, es Borges. Ojalá, para muchos lectores, Pessoa, en español, sea Sáez Delgado.
¿Se puede decir que Pessoa está en orden?
O en desorden, no importa. Lo importante es que existe en una edición más fiable, honesta y coherente. La de Ãngel Crespo nunca se actualizó. La de Perfecto Cuadrado se revisó a medias hace dos años.
¿Augura nuevas ediciones y traducciones al español del Libro del desasosiego?
Claro que sÃ. Toda traducción es un homenaje y faltan muchos.
El desasosiego de Perfecto Cuadrado fue publicado en 2002 para la editorial Acantilado. Sigue la edición original de Richard Zenith, ordenada de forma subjetiva. Cuadrado explica que mientras trabajaba en la traducción, Zenith publicó una segunda edición con correcciones que fueron notificadas por el editor americano y tenidas en cuenta por Cuadrado. El criterio de ordenación no se modifica, ya que como el mismo especialista afirma, no consigue imaginar, al igual que Zenith, una ordenación ideal o fiel a la diversidad de proyectos de estructuración de la inacabada obra pessoana. AsÃ, impele al lector a que arme su propio libro. Es interesante el apunte que hace a la sintaxis de la traducción, en su intento de respetar la agramaticalidad de algunos pasajes y el cuidado de la semántica pessoana, distinguida por neologismos y desplazamientos gramaticales.
LdoD 2010 | Baile del sol
El desasosiego de Manuel Moya salió en 2010 para la editorial Baile del Sol. Sigue la edición de Richard Zenith. Una caracterÃstica que comparten todas las ediciones es que hacen referencia en cada introducción al carácter rebelde del libro argumentando de una y otra manera que siempre es el lector el que ha de recorrer los fragmentos hasta ordenar o su propio libro. En este sentido, Moya resalta el carácter insumiso del libro que no se dejó dominar ni por el propio Pessoa. La particularidad de la obra de Moya es que propone una fijación de su recorrido distinta de la de Crespo y Cuadrado. Si bien sigue la edición de Zenith propone una ordenación un tanto diferente con la intención de dar más consistencia a la lectura soaresiana. Al igual que el resto de las traducciones no presenta un Ãndice de los fragmentos.
Como podemos ver, el Libro que llega al lector presenta una dimensión de construcción póstuma considerable. La escritura de Fernando Pessoa se caracteriza por esa falta de cierre que lleva a especialistas a tomar una parte activa en la interpretación y en la formalización como libro. Se trata de una escritura que se expande por las múltiples correcciones y fases de revisión que quedaron abiertas y que sostienen la tesis de que es una escritura que no cesa de escribirse, motivo por el cual no cesa de editarse, no cesa de realizarse y no cesa de nominarse. Este es el motivo por el cual la obra es tildada de novela, de diario, de autobiografÃa, de ensayo, de tratado, de texto suicida, etc.
(1) El juego de máscaras que Pessoa propone con los diferentes autores que selecciona para las obras no se entiende sin la heteronimia, que podrÃamos resumir de manera muy esquemática diciendo que se trata de la creación de un autor con una psicologÃa y biografÃa determinada al que se le asigna una obra o conjunto de obras en concreto. Entre los principales heterónimos tenemos a Alberto Caeiro, Ricardo Reis, Ãlvaro de Campos y, como semi-heterónimo (tal como lo define el mismo Pessoa) a Bernardo Soares. En la reciente publicación Eu sou uma antologia (Tinta da China), de Jerónimo Pizarro y Patricio Ferrari, se presentan 136 autores ficticios.
Interesantes las ampliaciones recuadradas que van puntuando el texto. Pero en algún caso (por ejemplo: «A partir de cierta altura, que podemos situar en la década de los 80, Pessoa comienza a ser no el metanombre sino cada vez más un deÃcito para un legado metonÃmicamente indexado a un arca») parecen haber olvidado traducirlas al español, o al menos a alguna lengua generalmente comprensible.