Alejandra Crespin Argañaraz
Profesora Superior en Letras
I.N.E.S. Nª 2 “M. Acostaâ€
U.B.A.
Las primera voces de los poetas de una época arcádica, fundacional del lenguaje poético moderno, se tensan al calor de los sonidos urbanos. Encontrar belleza en la cotidianeidad , sacar imágenes del mundo para que sean incorporadas a las producciones literarias, convocarÃa por otra parte el proyecto fundante de Baudelaire : “extraer la belleza del mal de las percepciones monstruosas de la modernidad convertirÃa a Martì en ese “hombre de mundo†en esa imagen de artista moderno que Baudelaire dijera: “Para el perfecto vagabundo, para el observador apasionado, no hay placer mà s grande que elegir domicilio entre la multitud , en la ondulación , en el movimiento de lo fugitivo y lo infinito. Estar fuera de su casa y sin embargo sentirse en su casa; ver el mundo , estar en el mundo, y permanecer escondidos para el mundo; tales son algunos de los placeres independientes, apasionados , imparciales, que la lengua no puede más que definir torpemente. El observador es un prÃncipe que goza en todas partes con su incognito. El aficionado a la vida hace del mundo su familia, como el aficionado al bello sexo la compone con todas las bellezas encontradas, como el aficionado a los cuadros vive en una sociedad embrujada por sueños pintados en la tela.
Acaso ¿no es Jose MartÃ, ese “enamorado de la vida universalâ€, “nuestro†desterrado que hace del mundo su casa, que elige domicilio entre la multitud , ese “perfecto vagabundo†y “observador apasionadoâ€, el singular artesano de una escritura poética hispanoamericana autónoma? Sus propias palabras en su Prologo a Flores del Destierro, compilación de poemas sueltos, escritos durante su residencia en Nueva York afirmarÃan a Martà en esa imagen de artista de mundo que escribe “Entre la muchedumbre de las calles, entre el rodar estruendoso y arrebatado de los ferrocarriles, o en los quehaceres apremiantes e inflexibles de un escritorio de comercio, refugio cariñoso del proscriptoâ€
La vida moderna que Baudelaire define para expresar la vida en la modernidad, aparece en Martà como el factor que acelera la producción de visiones poéticas. Por otra parte, su ingreso al mundo, su despojarse con la multitud, le permiten, tal como lo advierte en el ensayo pragmático sobre Oscar Wilde , liberarse “de la tiranÃa de algunas literaturasâ€:
“Conocer diversas literaturas es el mejor medio de libertarse de la tiranìa de algunas de ellas, asì como no hay manera de salvarse del riesgo de obedecer ciegamente a un sistema filosófico, sino nutrirse de todos y ver como en todos palpita un mismo espÃritu.â€
El cosmopolitismo martiano, o como lo define en sus palabras, su fe en lo inmenso podrÃa constituir la fuerza fundamental de su programa de escritura. Programa que Martàesgrimirà para completar lo “que falta en la moderna literatura españolaâ€, y que puede, sin embargo realizarse en territorio americano, aunque ese territorio esté trazado aún en los bordes del exilio. Es por esta razón que de la conferencia de Oscar Wilde que Martà escucha se desprenderán algunas de las enseñanzas y redefiniciones de la belleza en la modernidad.
“Embellecer la vida es darle objeto. Salir de si es indomable anhelo humano, y hace bien a los hombres quien procure hermosear su existencia, de modo que vengan a vivir en sì.
Si apostamos a la escritura martiana como lugar donde se conjugan las voces modernas ajenas y las principales tramas de una tradición poética, es acaso porque Martàencarna esa figura de Prometeo moderno que se debate por construir un arte como potencia de reconciliación del sufrimiento social, una escena de batalla eficaz, capaz como lo afirma en sus palabras de†embellecer la vida y darle objetoâ€. Como Prometeo en su batalla constante por dar forma a las obras de arte de los hombres. Martà construye, en el acopio de las profecÃas y cismas del arte moderno, una prosa, de acuerdo con la época que le toco vivir, con el rigor del trabajo y entre la multitud que elige como domicilio. La prosa poemática martiana, incorporada a las páginas del diario se deslizará a su vez en los azares de una disputa descomunal que las obras de arte entablan con los procesos que quieren convertirlas en mercancÃas. Armada con materiales estéticos, desusados, hecha de los fragmentos de la modernidad poética universal desmonta viejas convenciones del arte y produce efectos de ruptura en la percepción estética.
La creación de una nueva escritura, de una nueva prosa, como la que querÃa Baudelaire “con las grandes ciudades†serÃa entonces un mandato al que Marti no se sustrae. Como Prometeo que construye la nueva forma y se debate con ella, en la escena moderna de la sustitución de los cultos y de la democratización de la cultura , Martà se unirÃa al concierto de voces
De los “padres†de la modernidad europea, entre ellos Baudelaire y Oscar Wilde. Es acaso por esta razón que su ensayo sobre Julián del Casal, escrito cerca ya de su muerte en Dos Rios señale el modo en que una nueva palabra poética, tensada en hispanoamèrica comienza a armarse al calor de las experiencias ajenas:
“Y es que en América ya en flor la gente nueva que pide peso a la prosa y condición al verso, y quiere trabajo y realidad en la polÃtica y en la literatura. Lo hinchado cansó, y la polÃtica hueca y rudimentaria, y aquella falsa lozanÃa en las letras que recuerda los perros aventados del loco de Cervantes. Es como un familia en América esta generación literaria, que prinicpió por el rebusco imitado, y está ya en la elegancia suelta y concisa y en la expresión artÃstica y sincera, breve y tallada del sentimiento personal y del juicio criollo y directoâ€.
Wilde afirmaba en Filadelfia , en 1862, en El arte y el artesano que:
“Para un arte nobilÃsimo se requiere una atmósfera clara y saludable , no contaminada, como el aire de nuestras ciudades inglesas, por el humo, el hollin y el horror que surgen del horno abierto y de la chimenea de la fà bricaâ€.
La preocupación de Wilde , su exigencia de un arte “nobilÃsimo†que contrarrestara la monstruosidad del crecimiento moderno , aparecen en Marti bajo la forma de una prosa breve, directa y en correspondencia con los tiempos modernos. Por cierto los nuevos tiempos admiten que es falsa la oposición entre lo útil y lo hermoso, de esta manera, una crónica útil mercancÃa que se instala en el periódico para aparecer como vitrina del mundo ante los ojos del lector culto, también desliza parte de esa belleza moderna que como lo entendÃa Oscar Wilde, solo se opone a la fealdad. Un arte que no se oponga a la utilidad, solo a la fealdad repulsiva, a la monstruosa carga de crimen que lo moderno encierra aparece en Oscar Wilde como:
“…el arte basado en todas las investigaciones de la civilización moderna y que sirva a todas las necesidades del siglo XIXâ€
Los mandatos, reflexiones y propuestas de escritores como Wilde y Baudelaire parecen alcanzar a MartÃ, en el otro extremo del atlántico. Más exactamente, Martàse sumarìa a una legiòn de artistas modernos que tratan de tallar una escritura en correspondencia con las mutaciones culturales y sociales de un frenético fin de siglo. De aquà que ese proceso de cambio trascienda en una nueva definición de la belleza, que abandona el lugar de lo inmutable para estar sujeta al tiempo. En ese gesto, considera el rigor del trabajo artÃstico como una utopÃa, o escena de redención que mitiga los efectos desvastadores de la modernización. Fundamentalmente la fealdad de las ciudades modernas crecidas vertiginosamente, la masificación y la uniformidad de las prà cticas sociales, la pérdida de las antiguas creencias contenedoras y cohesionadoras de los individuos. El constante trabajo de contrapunto entre las imágenes modernas, la situación de las universidades, narraciones acerca de crÃmenes, vidas de grandes hombres y la especifica producción poética de Marti, sacada de las percepciones de la crónica diaria, como algunos de los Versos Libres,inscribirÃan a Marti en un comportamiento cultural que completa el modelo soñado por Baudelaire . Martà hombre de mundo, subvierte los órdenes de la belleza académica. La encuentra en la calle y en lo cotidiano, la extrae del fragor y del movimiento de la ciudad. Ahora bien, al desbordar los lÃmites de una sola patria, la escritura martiana además, estarÃa expandiendo los lÃmites de lo que pueda configurar un “arte nacional†y es acaso esa universalidad la que más acerque a Marti a las propuestas de los héroes de la modernidad europea. Martà se harÃa cargo, emblemáticamente, duplicando aún mas las fuerzas de los poetas que lee en su residencia en Europa, de la propuesta de desarraigo de la mirada del exiliado sobre la propia ciudad que desliza Baudelaire en sus escritos. El artista que Baudelaire imagina, y que de algún modo Martà completa con su experiencia singular de destierro, hombre de multitudes que permanece niño, individuo en eterna convalecencia que puede retornar cuando lo quiere y sin dificultad al tiempo de la infancia. Con esas huellas inscriptas en si, con solamente los caracteres indecisos y heroìcos de la juventud, y los alardes de una literatura, aùn transita la edad de la infancia, dotado de una mirada originaria y pura sobre las cosas, asimila ese tono de època que le concede fuerza constructora a los materiales que la vida pone en las obras de arte.
“Pero el poeta debe con la calma de quien se siente posesión del secreto de la belleza, aceptar lo que en los tiempos halle de irreprochablemente hermoso, y rechazar lo que no se ajuste a su cabal idea de la hermosura. Swinburne, que es también gran poeta inglès, cuya imaginación inunda de riquezas sin cuento sus rimas musicales, dice que el arte es la vida misma, y que el arte no sabe nada de la muerte†.
Detengámonos en las palabras de Swinburne que Martà retiene y escucha: “el arte es la vida mismaâ€, “no sabe nada de la muerteâ€, para tratar de dibujar un concepto de trabajo poético en Martà y pensar su propuesta de escritura moderna, no es acaso la vida, inscripta, incorporada a las hojas del periódico las que cimenta las reflexiones más fuertes de Martà sobre arte y cultura?, la que sustituye las enseñanzas de las Academias, las lecciones de padres precursores? La pérdida de patria, reduplicación exacerbada del desarraigo baudelariano se sustituye en Marti por una absorción voraz, de las cosas que la vida pone en la ciudad moderna, entre ellas, la poesÃa. MartÃ, lector de poetas ingresa al mundo desde esa altura y devuelve a su vez, en la prensa, ante los ojos de un público ampliado, anónimo, las imágenes extranjeras, portadoras de fecundidad moral, visiones que traman, la nueva matriz del arte. Es por eso que lo horrible, la fealdad, como un imán, que completa tan solidariamente la belleza aparecen enlazadas con su propuesta estética, armando algunos poemas, cimentando el vigor de la continua e incesante producción de sentencias y moralejas de Marti.
Los pintores de la vida
Si las imágenes crueles y feroces de la vida moderna, si las profecÃas de los poetas cismáticos, se engarzan en una unidad que forma la palabra poética en MartÃ, la lección que los pintores les dejan a los poetas, construye un horizonte, un espejo, donde el poeta puede dibujar , a su turno, un ética de la palabra: la palabra como la pintura de las cosas de la vida se arma a partir de un combate , la poesÃa deberá vencer , en una lucha descomunal, desigual, con los objetos que señala, atraviesa y recorta.
Es una cuestión de los impresionistas, agosto de 1886, en Nueva York , Martì nos cuenta acerca de una singular batalla, los pintores contra la luz:
“Ninguno de ellos ha vencido todavÃa. La luz los vence que es gran vencedora. Ellos la asen por las alas impalpables, la arrinconan brutalmente, la aprietan entre sus brazos le piden sus favores, pero la enorme coqueta se escapa de sus asaltos y sus ruegos, y solo quedan de la magnìfica batalla sobre los lienzos de los impresionistas esos regueros de color ardiente que parecen la sangre que echa por sus heridas la luz rota: Ya es digno del cielo el que intenta escalarloâ€.
Como los pintores, con el movimiento de esas manos contra la implacable fuerza de la luz, Martì pelea con la forma, la talla hasta que pueda caber en un exacto molde, sin “rima violentaâ€, como en sus “Versos Libresâ€, hechos según Ruben Darìo de los versos “blancos castellanos, sin consonancia que generalmente se han prestado a bizarras clà sicasâ€: “Hierroâ€, “Copa con Alasâ€, “Astro puroâ€, y “Estrofa nueva†son algunas de las escenas, poesÃa que, en palabras de Martì â€Ni en tercetos ni en octava, ni en remilgados serventesios cabenâ€palabras como luz pintada por los impresionistas, efectos de una contienda, de una lucha por reenquiciar y ponerle molde nuevo a las cosas.
En el ensayo que Marti escribe sobre los impresionistas, estos “pintores fuertesâ€, aparecen como los héroes vencidos por la luz, pero además como los que intentan, afanosamente encontrarle a la luz un nuevo hogar en el momento en que un adversario feroz, la fotografÃa, amenaza sustituir con su resplandor y energÃa a los retratos pintados. Roland Barthes nos habÃa señalado en La Chambre claire a la foto como “arte poco seguro†que plantea problemas de dislocamiento de la identidad y de la percepción y como el lugar donde advienen al mismo tiempo el yo mismo como otro y el sujeto transformado en objeto. Arte sin dueño, decÃa Barthes , porque se preguntaba quien es el autor? El que toma la fotografÃa roba un pedazo del paisaje, ese retazo pertenece a alguien mà s, a su propietario? En un retrato pòr ejemplo , el que es retratado ¿acaso no interviene haciendo a su modo la foto? Detengà monos en esa reflexión de Barthes, cuando examina las primeras fotos para pensar ahora en la crisis de identidad, las discusiones sobre la propiedad de las obras desatarÃa en los artistas una producción tan ligada a la técnica, como la fotografÃa. Martì aprenderìa en cierta forma , parte de ese conflicto o de esa crisis al pensar a los individuos que se debaten por constituirse como artistas. Negativamente estos tratarÃan de seguir produciendo, tratando a su modo, de encontrarle nuevos continentes a la forma al color. Es esa batalla de fuerzas negativas oponiéndose entre si, Martì recupera en su propia producción poética cuando habla de ponerle nuevo moldes a las cosas, remedarà en cierta manera a los que aùn teniendo padres pueden duplicarles en fuerza en su lucha por la existencia misma del arte:
“Poner en el lienzo las cosas con el mismo esplendor y realce con que aparecen en la vida. Quieren pintar en el lienzo plano con el mismo relieve con que la naturaleza crea en el espacio profundoâ€
Pintar con relieve, poner en el lienzo la vida, son gestos demoledores y a la vez, paradójicamente constructores del arte moderno en el fin del siglo europeo. No son acaso esas imágenes fuertes, las escenas de esos†lienzos locos de pintores fuertes†las que migran a las propuestas de escritura de Marti?. Porque si los impresionistas tratan de “clavar la vida en el lienzoâ€, Marti arraiga los materiales cotidianos en una palabra que fluye, blanca, en las hojas de la prensa diaria.
Clavar la vida en las palabras, sacar imágenes del mundo le permiten a Martì  darle a la lengua poética el espesor y el volumen que los impresionistas querÃan para sus lienzos. La palabra como lienzo, encerrada en la tensión vida/verdad se vuelve una frontera que distingue transitoria, fugazmente a las cosas del mundo de la materialidad del lenguaje. Esta palabra/lienzo,verdad transitoria o frontera difusa que Marti elige para arraigar en ella la vida es posiblemente la nueva patria o creencia destinada a fluir en un época sin altares. Por cierto Marti apueta a una palabra y a un arte que reemplaza el reino perdido de antiguas certezas. Como un verdadero organismo que se despalza, las cosas que el arte moderno produce son en cierto modo observados como las huellas de un inmenso impulso: los artistas quieren asir lo imposible. Por esto dice de los impresionistas:†Quieren lo nuevo y lo imposible. Quieren pintar como el sol, pintan y caenâ€
Marti, dueño de las visiones extranjeras, de artistas de la modernidad, también se pliega a esa batalla, y quiere lo imposible, pintar la palabra:
â€El escritor ha de pintar, como el pintor. No hay razón para que el uno use de  diversos colores y no el otroâ€
Compartir los materiales, usar de diversos colores afines a los dos lenguajes el de los lienzos, el de las palabras, convierten a Marti en un artista que se hermana a los cismáticos innovadores , a las profecÃas de Oscar Wilde en Chickering Hall:
“Porque no basta que una obra de arte se conforme a las exigencias estèticas de su época: debe también haber en ella, si se quiere que nos cause un placer perdurable, el sello de una personalidad distinta, de la de los hombres corrientesâ€
Las palabras de Oscar Wilde que Marti escucha : la vida de los artistas debe ser algo diferentes, “sello de una personalidad distinta†se consolida y se completa , se lleva hasta las últimas consecuencias en el magnifico desembarco de Marti en Dos Rios. Sus diarios condensan, enfatizan su voluntad. Alejando de los hombres corrientes, en la batalla final Marti esboza una escritura macerada por las lecciones de poetas y pintores y el espejo y el relieve de una heroica biografìa. Apuesta al riesgo, pelea y destino final parecen ser entonces las marcas imborrables que acompañan su prosa. Aùn mà s, >Martì verbalizarìa el caos ordenando la pèrdida y la contingencia en una singular triada, vida-escritura-poetica. Con otras palabras, como un regalo de los dioses: la palabra poetica inseparable de los actos de la vida de Marti, se continuarìa hasta el instante de la guerra. Esa constitución heroica reclamada por Baudelaire, Oscar Wilde y los impresionistas se descubren en Marti bajo la forma de “palabra en actoâ€, “honradez de la poesÃaâ€. Porque ser honrado con las cosas que se escriben tiene el mismo valor y honestidad de los gestos de aquellos pintores que anhelaban pintar solo para poner la vida en los lienzos:â€El genio fuerte de naturaleza, y seguro de un reconocimiento final acà ò allà , no gruñe ni se impacienta, ni da valor a riquezas pasajeras, trabaja, aguarda y deseña.â€
“Los enérgicos…con las ruinas de si mismos fundanâ€, esas palabras de Marti resuenan, se incorporan al hechizo de una energÃa heroica, la de los poetas que con audacia modelan una “firme estrofaâ€.  Lo que Rimbaud llama, “dereglement de tous les sensâ€, en Marti se vuelve orden, racionalidad. El disturbio, el desenfreno de una eterna convalescencia de los sentidos, de una siempres virginal infancia que mira las cosas de arte, se organizan en una “prosa poemáticaâ€, que reúne las formas distantes, acerca los horizontes culturales lejanos, aproxima lo contemporáneo a lo pasado. Asi como los viejos buenos poetas del siglo de oro, Josè Martì mezcla los opuestos valores, las cicatrices del pasado y la razón contemporà nea para ser , ese artesano particular que se hizo dueño del saber poético del mundo para fundar nuestra letras.
Alejandra Crespin Argañaraz
Profesora Superior en Letras
I.N.E.S. Nª 2 “M. Acostaâ€
U.B.A.
alondras hi havi una kera de la batalla de msagran pero masagran erava un asesino
asta cuando a venido super mega substancia de los criminales .
los poetas leido por los poetas