Filmoteca Literaria (XI): «Les diaboliques» (Henri-Georges Clouzot, 1955)

Les diaboliques
(Henri-Georges Clouzot, 1955)
Basada en la novela Celle qui n’etait plus,
de Boileau-Narcejac
Guión: H. G. Clouzot y Jérôme Géronimi
& René Masson y Frédéric Grendel
Fotografía: Armand Thirard
Montaje: Madeleine Gug
Música: Georges Van Parys
Intérpretes principales: Simone Signoret, Véra Clouzot, Paul Meurisse, Charles Vanel, Jean Brochard, Pierre Larquey, Michel Serrault

La novela

Fernando Ravinel y su amante, la doctora Lucienne, planean meticulosamente el asesinato de Murielle, la esposa del primero. Una vez cometido el crimen sumergen el cuerpo en un arroyo de tal manera que sea encontrado y se deduzca que la víctima se ha ahogado accidentalmente. Sin embargo, el cadáver desaparece y Ravinel comienza a recibir misteriosos mensajes supuestamente escritos por Murielle. El suceso y la búsqueda del cuerpo se convierte en una obsesión para él, al tiempo que cree advertir la presencia de su difunta esposa. Angustiado y llevado por la locura, acaba suicidándose. La sorpresa final, que no desvelaremos, confirma que todo ha sido un juego perfectamente ideado para conducir a los protagonistas a ese final.

La que no existía, traducción del título original, es la primera de las obras firmadas por Pierre Boileau y Thomas Narcejac. Publicada en Francia en 1952 fue rápidamente traducida al inglés, convirtiéndose en un best-seller que, como veremos más adelante, llamó la atención de la industria cinematográfica. La novela, que comienza con un crimen, acaba transformándose en una compleja y tensa historia de intriga en la que el protagonista principal comparte los miedos y temores que sufren también los lectores a medida que avanzan en la trama. Uno de los aciertos del libro es la obsesiva narración de cada uno de los movimientos y acciones que realiza Ravinel, remarcados por las preguntas que van invadiendo su mente y que son las mismas que nos hacemos quienes quedamos atrapados en las páginas de la novela, imponiendo una fórmula imitada por otros autores (sin ir más lejos, la también popular Psicosis de Robert Bloch mantiene una formulación similar en el planteamiento).

Boileau-Narcejac (foto: boileau.narcejac.free.fr)

Los autores

Boileau-Narcejac es el seudónimo utilizado por los autores Pierre Boileau (28 de abril de 1906, París – 16 de enero de 1989, Beaulieu-sur-Mer) y Pierre Ayraud, también conocido como Thomas Narcejac (3 de julio de 1908, Rochefort-sur-Mer – 9 de junio de 1998, Niza). Se conocieron en 1948, cuando coincidieron en la entrega de un premio a Narcejac. Su colaboración comenzó poco después, creando un tándem en el que Boileau se encargaba de las líneas argumentales y las estructuras narrativas, mientras su compañero trabajaba la atmósfera y el desarrollo de personajes. Juntos, cosecharon un gran éxito con sus novelas de misterio y con la serie juvenil de Sans Atout, un joven detective que protagonizó ocho libros. También se hicieron cargo de prolongar la serie de Arsène Lupin, original de Maurice Leblanc, con cinco novelas consideradas «oficiales», contando con el beneplácito de los herederos de Leblanc. La gran popularidad les vino dada, además, por las adaptaciones cinematográficas de algunas de sus obras, entre las que destacan Vértigo, dirigida por Alfred Hitchcock, y la terrorífica Ojos sin rostro, de Georges Franju. Boileau fue, además, autor de El planeta de los simios, origen literario de la famosa saga cinematográfica.

Véra Clouzot y Simone Signoret en un fotograma de «Les diaboliques»)

La película

Es difícil explicar algún detalle del argumento de esta curiosa adaptación. El propio Clouzot se encargó de avisar una y otra vez en la publicidad, los avances e incluso en la misma película, para que nadie contara nada de la historia (mucho menos del final) y así la sorpresa de los espectadores fuera total. Se adelantó a lo que posteriormente hizo Hitchcock con la antes citada Psicosis, heredera directa de Las diabólicas en lo que a promoción y narración fílmica se refiere. Precisamente el director británico intervino, de manera indirecta, en la viabilidad del proyecto de llevar al cine la novela de Boileau-Narcejac, ya que fue el primer interesado en comprar los derechos. Dicen que Clouzot se le adelantó por unas horas, después de que Hitch hubiera hecho una primera oferta a los escritores, quienes acabaron firmando con su compatriota. Ilusionados por haber llamado la atención del mago del suspense, le prometieron al director de 39 escalones crear una historia expresamente para él. Ese libro se tituló De entre los muertos y acabó convirtiéndose en la mítica Vértigo, uno de los grandes clásicos del cine.

Así que Clouzot tomó las riendas de la producción haciendo cambios: Ambientó la trama en un internado dirigido por el despreciable Michel (Miguel) Delasalle, marido de la propietaria del centro, la frágil Christina. Una de las profesoras, Nicole Horner, es amante de Michel, algo que no ocultan ni a la esposa ni a los profesores… ni siquiera a los alumnos. Sin embargo, esta relación es aceptada por Christina quien, además, es amiga de Nicole. Para la esposa, el hecho de que su marido tenga tan cerca a la amante resulta ser, incluso, un alivio que le permite librarle de las palizas y abusos de Michel. Sin embargo Nicole, aparentemente harta de la situación y de las humillaciones que reciben ambas, planea junto a ella el asesinato del tiránico esposo.

Siguiendo las advertencias de Clouzot, no tiraremos más del hilo. Deberán ver la película para descubrir qué sucede a partir de aquí.

El primer cambio evidente con respecto al libro es el de roles: El personaje enfermizo de la novela, Francisco Ravinel, pasa a convertirse en Christina. El propio director lo quiso así para ofrecerle el papel a su esposa, Véra Clouzot, uno de los grandes aciertos del filme: la actriz acaba llevando el peso de la historia hasta el sorprendente final. Para el personaje de Nicole se contrató a Simone Signoret, ya convertida en mito cinematográfico y que marcó un registro apropiado para darle mayor suspense a la trama. Paul Meurisse se hizo cargo del odioso Michel, interpretación que le marcó para siempre con uno de los personajes más detestables de la Historia del cine. Otro cambio importante fue el del final, diferente y más apropiado para una historia que ya resultaba lo bastante polémica como para que, encima, se mantuviera el presunto happy end de la obra original.

Clouzot se tuvo que enfrentar a la censura en algunos países en los que se cortó parte del metraje para tapar la tan descarada relación adúltera. En el guión escrito junto a Jérôme Géronimi, con la colaboración de Masson y Grendel, se evitó, sin embargo, la relación lésbica entre las protagonistas, ya que incluirla hubiera sido desmesurado para el puritanismo de la época (con el ménage à trois ya había suficiente para encender las hogueras). Quienes quedaron satisfechos fueron Boileau y Narcejac. Entusiasmados con la adaptación, acabaron incluyendo una pequeña introducción en ediciones posteriores del libro, justificando la labor del cineasta al ser el cinematográfico un lenguaje diferente que requiere de otros recursos. Tampoco debieron olvidar que el tremendo éxito cosechado tras el estreno, junto a la polémica generada, reactivó las ventas del libro haciéndoles ganar mucho dinero y convirtiéndoles en un filón editorial.

Entre las anécdotas que circulan sobre la película destaca una sorprendente coincidencia relacionada con Véra Clouzot, quien tuvo un final idéntico al de su personaje. (Shhh…).

José A. Muñoz

José A. Muñoz

José A. Muñoz (Badalona, 1970), periodista cultural. Licenciado en Ciencias de la Información, ha colaborado en varias emisoras de radio locales, realizando programas de cine y magazines culturales y literarios. Ha sido Jefe de Comunicación de Casa del Llibre y de diversas editoriales.

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