Pedro Ordóñez Eslava y Antonia María Mora Luna | Foto: Isabel Álvarez Rico

Arte en tiempos de crisis

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Pedro Ordóñez Eslava y Antonia María Mora Luna | Foto: Isabel Álvarez Rico
Pedro Ordóñez Eslava y Antonia María Mora Luna | Foto: Isabel Álvarez Rico

Sentados en la sala de residentes del Colegio de España de París, la mirada de Antonia Maria Mora Luna y de Pedro Ordoñez refleja el entusiasmo de Artes[H]oy, un festival que, como indican los dos organizadores, quiere ser “un espacio para la celebración, la discusión y la reflexión acerca de las artes en tiempos de crisis”. Artes[H]oy es un proyecto nacido del entusiasmo de estos dos doctores –ella con una tesis sobre la historia de la educación literaria y él doctor en musicología- que desde hace más de un año viven en París, donde, como muchos otros jóvenes investigadores, buscan un espacio para proseguir y afirmar una carrera profesional e intelectual brutalmente interrumpida en España. Con Artes[H]oy, Antonia y Pedro quieren dar voz a jóvenes creadores y jóvenes investigadores de ámbito humanístico, ofreciendo un espacio y un altavoz potente a través del cual hacer escuchar sus voces. Las de aquellos que, a causa de políticas in-culturales y de la elitización educativa y cultural, han tenido que hacer sus maletas e irse, llevando consigo sus conocimientos, sus iniciativas creativas, sus proyectos, ese capital intelectual que ningún país debería dejar escapar.

¿Cómo definiríais Artes[H]oy?
Pedro.
Artes[H]oy es un festival y como tal es una fiesta. Es un espacio para celebrar las artes, un lugar donde la teoría artística pueda encontrarse con la creación, es decir, con exposiciones, conciertos o la puesta en escena de obras de teatro.
Antonia. A veces, todos aquellos que, desde el ámbito académico, nos dedicamos a la crítica o la teoría artística, nos olvidamos de la práctica artística di per se, la colocamos en un segundo lugar con respecto a la teoría o a las disquisiciones críticas, de tal modo que, al final, termina por no tener cabida en el ámbito universitario. Nuestra idea, como respuesta a este hecho, era la de unir estas dos realidades.
Pedro. Y, además, no queríamos juntar en Artes[H]oy estas dos realidades convirtiendo la práctica artística en un mero anexo de las mesas redondas y de los debates crítico-teóricos, al contrario, queríamos darle protagonismo, situar la práctica artística en el mismo nivel ocupado ya por la reflexión crítico-teórica.

Cartel Artes [H]oy de Isabel Álvarez Rico
Cartel Artes [H]oy de Isabel Álvarez Rico

Podría pensarse Artes[H]oy como una serie de conferencias y actividades culturales que deberían enmarcarse en el ámbito universitario y, sin embargo, el proyecto nace y se llevará a cabo fuera de la universidad.
Antonia.
En la universidad difícilmente hubiera tenido cabida, ante todo porque tanto Pedro como yo somos jóvenes investigadores y en un departamento universitario para que un proyecto como este o similar pueda llevarse a cabo debe ser propuesto por un investigador senior, a nosotros nunca nos hubieran escuchado.
Pedro. Además hubiera sido imposible conseguir el presupuesto que sí hemos conseguido aquí, en el Colegio de España de París. Si Artes[H]oy es posible es, en gran parte, gracias a que es acogido por el Colegio de España, que nos ha ofrecido no solo ayuda para la financiación, sino también el apoyo y, sobre todo, ha confiado en esta idea propuesta por nosotros, dos de sus residentes.

Deduzco que Colegio de España en París no es solo una residencia.
Antonia.
El Colegio de España no fue, a lo largo de su historia, y no es, actualmente, una simple residencia. Es cierto que para las personas que pasan por aquí durante poco tiempo –durante lo que se suele llamar una estancia breve- el Colegio cumple la función de residencia, de una residencia cualquiera; sin embargo, para quien llega a París para permanecer varios meses y poder así establecer una relación con el ambiente cultural de la ciudad y con sus distintos ámbitos académicos o artísticos, el Colegio juega un papel importantísimo, como intermediario y como lugar de encuentro. De hecho, se nutre de la convivencia entre los distintos colegiales que lo habitan, jóvenes de procedencia geográfica y profesional diferente que enriquecen culturalmente el ambiente que se vive aquí.

El Colegio cumple entonces, el papel de promotor que, quizá otras instituciones, como la universidad, no han jugado.
Pedro.
De todos modos, es necesario matizar que, si bien para organizar Artes[H]oy no hemos recibido ayuda directa por parte de las instituciones universitarias, en el Festival participan distintos docentes universitarios, provenientes tanto de distintas facultades de París como también de España.
Antonia. Y esto lo hemos conseguido porque, al fin y al cabo, para bien o para mal, nosotros dos pertenecemos al ámbito académico, de allí provenimos y allí enmarcamos nuestras carreras profesionales.

Es paradójico que el dinero de otras instituciones públicas para el fomento de la cultura y la investigación sea el mismo que, al final, os ofrece otra institución pública, el Colegio, localizada en el extranjero.
Pedro.
Sin duda es paradójico. Personalmente creo que si se ha podido llevar adelante este proyecto ha sido, esencialmente, por dos motivos: en primer lugar, por el ímpetu, el entusiasmo y la confianza que tanto Antonia como yo hemos tenido en el Festival y, en segundo lugar, por el carácter receptivo del Colegio de España, que ha creído en el proyecto, y por la aceptación que ha tenido entre todos aquellos que fueron invitados a participar y que, inmediatamente, se sumaron.
Antonia. Para comprender el apoyo recibido es necesario tener presente que aquí, en el Colegio, los verdaderos protagonistas son los residentes, es decir, los jóvenes que están realizando su tesis o que ya la han concluido y están haciendo sus propias investigaciones: ellos son los protagonistas, y no los grandes popes de la academia. De este protagonismo que se les da a los jóvenes investigadores nace Artes[H]oy y, sobre todo, recibe el apoyo que ha recibido desde el primer momento.
Pedro. Además, el Colegio siempre ha manifestado a sus residentes la idea de que la estancia aquí debe ser considerada como una oportunidad para realizar proyectos, llevar a cabo iniciativas que, en otras circunstancias, no serían posibles.

El Festival y sus actividades gravitan entorno al concepto de crisis. Si bien lo vinculáis al ámbito artístico, ¿no consideráis este concepto es demasiado recurrente? ¿Acaso no es posible proponer una reflexión cualquiera independientemente de la crisis?
Pedro. Es importante el corchete que acompaña el título del festival, pues subraya que se trata del arte en crisis, es decir, del arte como víctima de la crisis social y económica que inevitablemente afecta al creador como artista e individuo, y del arte en tiempos de crisis en cuanto el arte que nace en distintas coyunturas que impiden o dificultan la creación artística, bien se trate de conflictos bélicos, de sistemas dictatoriales en los que se impone una censura o, como se ha visto en determinados países del norte de África, en medio de protestas y revoluciones populares.
Antonia. A pesar de ello, tenemos que ser sinceros y confesar que es verdad que, en cierta manera, hemos recurrido al concepto de crisis y, sobre todo, a las circunstancias que actualmente se viven en España, y no solo, para proponer una reflexión en torno a la creación y a la expresión artística.

Como subrayaba Paul de Man, etimológicamente, el concepto de crisis implica siempre la crítica. ¿Debemos leer el tema de la crisis en el arte y del arte en crisis una declaración de intenciones en cuando crítica al sistema socio-económica?
Antonia.
A pesar de que no se refleje en los planteamientos de partida, no se puede pasar por alto que nosotros somos los primeros en estar en una situación de crisis: hemos tenido que abandonar nuestro país puesto que no tenemos lugar en el actual sistema universitario, hemos tenido que marcharnos sin tener tampoco muchas certezas y afrontamos una situación de incertidumbre constante. Nuestra propia experiencia nos ha llevado a proponer como eje temático del Festival el concepto de crítica y, sin duda, con una gran connotación crítica con respecto a la situación que vivimos y, más en concreto, a la situación crítica que se vive en el mundo del arte y las humanidades.
Pedro. El ejercicio humanístico debe ser crítico y el ejercicio crítico no se desgaja de la creación así como tampoco de la reflexión teórica. Los distintos ponentes invitados son reconocidos, además, por su posición crítica con respecto a su disciplina y con respecto a la realidad que los rodea.
Antonia. Proponer una mesa de análisis en la que se debata acerca del uso y el no uso de las artes en la enseñanza obligatoria no es inocente, tiene una intención clara. En una realidad tan pragmática en la que se cuestiona si la filosofía debe estudiarse en las aulas, obliga a una reflexión y, sobre todo, obliga a reivindicar la importancia de esta disciplina como asignatura obligatoria en las aulas. La presencia de Justo Zambrana o Agustí Escolano Benito responde precisamente a esta necesidad de reivindicar reflexivamente acerca de la pérdida en los planes de estudio de la filosofía o también de la música. Zambrana, Escolano Benito, juntamente con Antonio Luzón, nos permiten repensar lo que está sucediendo en el actual sistema educativo, resultado, sin duda, del sistema capitalista neo-liberal en el que todos estamos inmersos. A fin de cuentas, nada es casual en el programa de Artes[H]oy, cada ponente responde a un deseo de proponer una reflexión y, como tal, una crítica que abarque, desde el arte y la creación artística, también la realidad social actual.
Pedro. De hecho, la apertura del Festival corre a cargo, entre otros, de José Maria Ridao, cuyo último ensayo lleva como título La estrategia del malestar.

En el Festival dedicaréis un espacio a gestión de las industrias culturales, un concepto –el de industrias culturales- muy criticado por convertir la cultura en mercancía. ¿No os alejáis así del ámbito propiamente artístico-teórico siendo benévolos con la mercantilización de la cultura que algunas instituciones defienden?
Antonia.
Una de las ponentes de la mesa dedicada precisamente a la gestión cultural es Apolline Pradeilles, una investigadora de la Universidad Paris 3 cuyo trabajo gira en torno a la observación y el análisis de cómo el artista sobrevive en la sociedad en épocas de crisis y se centra sobre la figura del artista en el Madrid del siglo XX. Pradeilles estudia las distintas fundaciones y organizaciones públicas y privadas que intervienen en la financiación de la creación artística. El ejemplo de Pradeilles es elocuente, pues subraya que por parte del Festival no hay ninguna intención de convertir el arte en mercancía, sin embargo tampoco podemos negar que hoy día tanto el arte como el creador no pueden vivir o sobrevivir sin ese aparato institucional. Por ello, creo que es necesario incluirlo como tema de discusión en el Festival y proponer una reflexión crítica acerca de lo que significa este aparato económico-empresarial y qué efectos tiene en la creación.
Pedro. Creíamos que era necesario que, en un Festival como Artes[H]oy en el que se va a hablar de artes en crisis y, sobre todo, del arte en tiempo de crisis, acudieran como participantes expertos en gestión así como directores de distintos organismos, públicos o privados, que se pelean día a día para sacar adelante proyectos artísticos. No podemos descontextualizar el arte de la situación social, económica e ideológica en el que está inserto, por ello en el Festival se hablará de gestión cultural, pero también de cuestiones ideológicas o económicas y se discutirá acerca de las dificultades a las que se enfrentan las distintas organizaciones que se interesan por la creación artística y su difusión.

El espacio que concedéis a la práctica artística me hace recordar la frase un profesor mío: “No nos olvidemos de la obra, pues sin obra no hay ejercicio teórico ni crítica”.
Antonia.
Ninguno de nosotros tendríamos profesión sin el contexto artístico, es decir, sin la creación, sea esta literaria, musical, pictórica o cinematográfica.
Pedro. La inclusión del aspecto creativo en el Festival no solo responde a esta reivindicación, sino que es su seña distintiva, pues sin la presencia de las manifestaciones artísticas, dejaría de ser un festival para convertirse en un congreso más. El festival implica creación, implica práctica artística.

París, la ciudad que acoge el Festival, se convierte en símbolo crítico y reivindicativo al poner sobre la mesa la parálisis cultural de nuestro país y la constante huida de jóvenes formados en busca de posibilidades en el extranjero.
Antonia.
Exacto y, de hecho, el cartel del Festival es simplemente un paquete con un matasellos en el que está inscrito el nombre de París. Esta imagen pretende ser una carta, una misiva, en definitiva, un paquete dirigido a España, un paquete que lleva consigo un mensaje muy claro y es que fuera, a nosotros, los jóvenes, se nos valora, desde fuera se nos considera lo suficientemente formados para llevar a cabo un proyecto como este. París no es anecdótico, significa exilio e inmigración, significa capital cultural, proyección internacional…
Pedro. El hecho de que se haga en París responde, ante todo, a la circunstancia que tanto Antonia como yo estemos en París; probablemente si hubiéramos estado en otro lugar el Festival hubiera tenido otra sede, aunque en verdad estos son meros comentarios cabalísticos. Lo que sí es cierto es que a nosotros nos gustaría que el Festival creciera y el próximo año volver a organizarlo, pero esta segunda vez en otra ciudad. Evidentemente, esta primera celebración del Festival está influida por nuestra estancia en París, sea por los ponentes invitados sea por la colaboración recibida, de forma completamente, desinteresada por algunos de nuestros compañeros en el Colegio de España. Además, como ya ha subrayado Antonia, el hecho de que nos encontremos en París no es casual, responde a las circunstancias que se viven en España y la escasez de oportunidades que nuestro país nos ofrece. A estas circunstancias nuestras se suma el apoyo recibido por el Colegio de España en cuanto institución pública que se ha volcado en nuestro proyecto, sin ese apoyo no hubiera sido posible organizar un festival como Artes[H]oy.

A la vez, ¿no se corre el riesgo de idealizar una ciudad como París donde los recortes en cultura y en servicios sociales son a día de hoy más que notables?
Pedro.
Eso ocurre y es habitual, cuando el país que te acoge y te ofrece aquellas posibilidades que tu país no te ha podido dar, sueles idealizarlo, es algo frecuente.

Evidentemente, os pregunto en base a vuestra experiencia como jóvenes investigadores y no por el hecho de que el Festival se ubique en París.
Antonia. Estar fuera siempre es ideal en tanto que es enriquecedor e importante que alguien ya formado, antes de asentarse laboralmente en un lugar fijo, pueda viajar e impregnarse de nuevas culturas, acrecentar su formación con nuevos conocimientos y nuevas experiencias lejos de su ciudad o de su país de origen. En este sentido, irse fuera del propio país es ideal cuando es opcional y temporal, otra situación completamente distinta es aquella que se vive cuando irse a un país extranjero es irremediablemente la única opción y no una elección: estar lejos de casa, en una realidad lingüística que no te pertenece no es fácil.

Para terminar, se dice que en época de crisis nace el mejor arte, ¿tópico o verdad?
Antonia.
Pienso que es un tópico que como todo tópico tiene algo de verdad. Quizás una época de crisis invita a las personas a moverse más, a tener más iniciativa para poder buscarse un hueco en su profesión y buscar un sustento para su vida; todo esto implica, por tanto, dejar atrás la pasividad, pues ya no podemos pensar que todo nos viene dado, lo tenemos que buscar nosotros. En este contexto, seguramente la creación artística o la producción intelectual se ve beneficiada pues nace de un estímulo mayor, de una necesidad de crear a pesar de todo.
Pedro. Sin duda en esta época, hay una mayor necesidad de expresarse y de manifestarse ante la situación que estamos viviendo y esta necesidad expresiva da lugar a una mayor creatividad. Es patente que, hoy por hoy, el deseo de expresión y de manifestación impregna la sociedad, cada uno de nosotros elige un medio para hacerlo, desde escribir un blog hasta manifestarse, cada uno elige sus propias herramientas y entre estas herramientas están, indudablemente, aquellas del arte. Una situación de crisis provoca, conmueve y lleva a la acción a la persona y la acción artística es, indudablemente, una acción muy potente a través de la cual decir y expresar un determinado momento. La crisis ha despertado el deseo de expresión, de decir algo a través de la creación artística, luego si esta creación artística tiene un valor di per se lo podremos apreciar en perspectiva, una vez haya transcurrido el tiempo y volvamos a mirar y a estudiar el arte creado hoy en día.

Anna Maria Iglesia

Anna Maria Iglesia (1986) es licenciada en filología italiana y en Teoría de la literatura

y literatura comparada; Máster en Teoría de la literatura y literatura comparada por la

UB. Es colaboradora habitaual de Panfleto Calidoscopio, ha publicado breves ensayos

en la Revista Forma de la UPF y reseñas en 452f. También ha publicado artículos en El

núvol o Barcelona Review.

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