Ginebra Raventós es poeta y artista sonora. Con la ayuda de la Beca Injuve para la Creación Joven, ha publicado este 2021 el poemario sonoro Saturn darrere nostre: el glaç, el got, el buit, l’acte verge (Saturno detrás de nosotros: el hielo, el vaso, el vacÃo, el acto virgen), un vinilo de doce pulgadas. Inspirada en la belleza destructora del planeta Saturno y el hipotético sonido del universo, Raventós explora en su obra el vÃnculo entre las personas y el cosmos.
Continuando la tradición de artistas como Henri Chopin, Bernard Heidsieck o Brion Gysin, la autora explora las posibilidades sonoras de la poesÃa. Ha dedicado su carrera artÃstica a la investigación sobre la palabra en formatos amplificados: la psicoacústica, la instalación y la performance. En esta nueva obra, Raventós flirtea con la astronomÃa, la astrologÃa, el Tarot y la literatura.
Además de adentrarnos en el universo particular de Raventós, en esta entrevista hablamos con ella de experimentación, multidisciplinariedad y de los espacios de difusión para la poesÃa sonora.
Una de las primeras veces que hablamos sobre Saturn darrere nostre.., hiciste énfasis en que no es un proyecto experimental, puesto que la poesÃa sonora tiene ya una tradición muy larga. ¿Por qué crees que seguimos considerándola innovadora o experimental?
Hoy en dÃa nuestra visión occidental es muy escrito-céntrica. Nos centramos en la palabra escrita, no en la palabra dicha. Pero esto no ha sido siempre asÃ. De hecho, la oralidad ha sido siempre la forma predominante de comunicarse y de transmitir literatura y conocimiento (es decir, el lenguaje vinculado a la voz, no a lo escrito). No es sino en las sociedades occidentales, y en los últimos siglos, que la escritura y la lectura individualizada, en silencio, se ha tomado como intrÃnseca en el lenguaje y en la literatura. Visto con perspectiva, la escritura es algo muy reciente. En todo caso, la escritura servÃa como apoyo para leer en voz alta. En todas las culturas ancestrales predomina la oralidad y la percepción auditiva. También pasa con nuestra vida. Si lo piensas, cuando nacemos, lo primero que hacemos es emitir un grito, un llanto: la voz. Luego empezamos a hablar y a entender las palabras. Mucho más tarde escribimos y leemos (la mayorÃa de veces al principio en voz alta). Más tarde, la palabra se calla y se encapsula en el papel.
¿Quiénes son tus referentes artÃsticos?
He bebido muchÃsimo de la poesÃa: Crecà con mi madre cantándome canciones de Paco Ibañez como nanas y aprendiendo de memoria clásicos españoles todos los veranos con mi abuela. Alejandra Pizarnick y Silvia Plath fueron mis compañeras de adolescencia. A Hilda Doolittle la descubrà a los 20 y fue mi obsesión/crush mucho tiempo. En BerlÃn, de muy joven, descubrà el trabajo de Cia Rinne, poeta sonora y allà me di cuenta de que esto también se podÃa hacer. Además, adoro a Jean Cocteau por su sutileza y la multidisciplinariedad con la que abordaba lo poético; Antonin Artaud por encontrar las formas de nombrar lo imposible; Passolini, Becket… Todos tienen en común la necesidad de buscar la poesÃa más allá del poema escrito en verso en un papel, ya sea en el cine, teatro o radio. Muchas veces para terminar regresando al papel. Maya Deren que para mà es una poeta del montaje cinematográfico y sin duda, Tarkovsky. El Rythm 10 de Marina Abramovich. Svetlana Aleksiévich, autora de Voces de Chernóbil, por su trabajo con la memoria colectiva. PoesÃa en la industria de la música actual: Blixa Bargeld (exmiembro de Einstürzende Neubauten) y Bad Bunny. Me dejo más de la mitad. Los referentes son vitales para crear, seguramente para existir. ¡Hay que tener muchos!
Más allá de la influencia en tu vida del planeta Saturno y toda su intensidad, ¿cómo se manifiesta la astrologÃa en tu creación artÃstica?
La astrologÃa es un conocimiento antiquÃsimo que me atrae porque nadie sabe de dónde viene y a la vez, forma parte de esos conocimientos presentes, populares, indemostrables. Lo veo como un lenguaje cargado de metáforas y poética; una manera de clasificar la psique humana muy diferente a la psicologÃa tradicional que te ayuda a pensarte con otras categorÃas. Está manera de pensarse está muy presente en mi vida. Asà que me imagino que por allÃ, en esas sutilezas, se entromete en mi creación artÃstica. No creo que trate de expresar mi sentir hacia el cosmos por medio de la poesÃa, sino que el cosmos, a través de la poética, me ayuda a expresar mi sentir hacia otras cosas del mundo que no comprendo. Veo al cosmos, o en este caso a Saturno, como la metáfora o el medio por donde integrar o dar forma a lo que no comprendo. Como cuando necesitas pensar en algo importante o procesar algo abstracto que te angustia y vas a caminar por la Barceloneta, Montjuic o el Raval. Los lugares son indispensables para tranquilizarte o pasar un duelo, pero sustituibles. Lo importante es el proceso que se da en ellos, sobre todo en los momentos de crisis. A veces, los pilares que sujetaban tu mundo se resquebrajan y necesitas volver a armar otros nuevos con los pedazos de estos. Y allà de a poco, paseando observando adentro y afuera se va armando algo nuevo. Eso me sucede con el cosmos o Saturno; serÃan mi Barceloneta, Montjuic o Raval particular.
En Saturn darrere nostre… planteas la reevaluación de los mitos de origen. ¿Puedes hablarnos un poco sobre esta idea?
En el momento de escribir el poema estaba pensando mucho en eso. ReleÃa el Popol Wuj, que recopila las narraciones mÃticas del pueblo K’iche. Me atrae mucho como en este tipo de relatos, que vienen de una oralidad antiquÃsima. En ellos cohabitan una poesÃa indiscutible y una ausencia de binarismos. En el principio, las cosas sólo ocurren. Hay una ausencia de juicio o de moral. Me atraÃa mucho pensar cómo se instauran los pilares de conocimiento e identidad de las comunidades, las grandes verdades que nos narran. De algún modo, me propongo jugar con ello.
¿Saturn darrere nostre… fue siempre, desde su concepción, un proyecto de poesÃa sonora? ¿O cómo es que surge la necesidad de traspasar las fronteras del papel?
Cuando escribo suele haber una voz o un ritmo interior que marca esa escritura. Eso queda plasmado en la manera de repartir las palabras en el papel. Intuitivamente, distribuyo las palabras en el espacio y uso los espacios en blanco como silencios o ecos. Eso probablemente sólo lo veo yo. Para los demás no suenan hasta que no son dichos. Este poema, como la mayorÃa de mis proyectos, cogió vida propia. Al estar indagando en los mitos, no podÃa ser de otra manera que con la oralidad. De hecho, una premisa para la composición sonora del poema era que todos y cada uno de los sonidos fueran generados por la propia voz, una manera de experimentar y llevar al lÃmite esta oralidad. Además, estaba recopilando un montón de información acerca de este planeta. En el poema hay un mantra en sÃ, este “diuen que†(dicen que), que se repite acumulando frases que escuché en documentales, frases que leà en artÃculos de la NASA, que me dijo mi padre, mi amiga, una astróloga y voces desconocidas en el metro. La intención era poner en horizontalidad todas estas certezas, cuestionar la jerarquÃa de la ciencia, lo publicado, la academia, lo hegemónicamente reconocido, en comparación con el saber común, la gente de a pie. QuerÃa dejar que todas las afirmaciones fueran verdades y dejar que existan contradicciones en todas estas informaciones. La oralidad es de todos.
¿Qué te da el sonido que no te da el papel?
Me da el trance, el ritual. Hay algo en el sonido, en la voz, que es capaz de magnetizar afectos y sensaciones que van más allá del sonido mismo o de lo dicho en sÃ. Veo a la voz como una extensión de nuestro cuerpo, como un brazo invisible o un cordón umbilical que nos permite rozarnos, literalmente. Al final, el sonido es vibración, es una onda de presión en el aire que toca tu oÃdo y todo tu cuerpo. El sonido es tacto. Aunque, ¡no nos confundamos! También me encanta el papel, la tinta, los libros como objeto. No los cambiarÃa por nada en el mundo; pero son otra cosa. Son la cápsula contenedora cuando no puedes estar frente a aquella voz, te permite la reinterpretación, es otro viaje necesario. Por eso, en la publicación de Saturn darrere nostre… trabajé mucho todos los aspectos: el texto en sà durante mucho tiempo, la grabación del sonido en el estudio con EMARX y luego, la publicación fÃsica con el diseñador Marc Monguilod. QuerÃa que hubiera vinilo (esa aguja rozando el disco y arrancándole sonido), pero también el soporte texto impreso en el papel grande, con todos los espacios en blanco que las palabras requirieran.
Hace unos meses, en el Museo Reina SofÃa de Madrid, vi una exposición en la que se incluÃan piezas de Brion Gysin, otro exponente de la poesÃa sonora. ¿Por qué parece que para la poesÃa sonora es más apropiado un espacio museÃstico que no una librerÃa?
Por un lado, está la cuestión categórica. En general la poesÃa sonora no termina de estar encasillada en ningún lugar; pero esa “orfandadâ€, a la vez, le da la libertad de colarse en muchos lugares diferentes y abrirse paso a lo inesperado. Al no ser tan bienvenida en su lugar más obvio, que serÃa el mundo literario, tiene que reinventarse. Yo he visto espectáculos increÃbles de poesÃa sonora en clubs de baile, sótanos de bares, talleres mecánicos, carnicerÃas, spätis (los 24 horas de BerlÃn) o imprentas (l’Automà tica). Asà como museos de arte, universidades y algunas pocas veces, librerÃas. También creo que es algo que está cambiando. Por otro lado, hay una cuestión del espacio sonoro-acústico. Es muy difÃcil exponer piezas sonoras porque, a menudo, los espacios museÃsticos no están preparados para ello. Cuando el sonido no es deseado se transforma en ruido. A la vez, todo ruido que se genera en el espacio entorpece o interviene en la obra. Además está la acústica: el sonido actúa en el espacio, rebota en las paredes, el techo, el suelo, los cristales vibran con él. Muchas veces los museos tienen la versatilidad (si son lo suficientemente abiertos de mente) para cuidar y proporcionar a la pieza la acústica que necesitan. Aunque esto sigue siendo un gran problema para el arte sonoro en general, pues todavÃa hay mucha hegemonÃa de lo visual en el arte. Al hacer la presentación de la publicación en la Llibreria Saturnà lia, en Barcelona, una sala repleta de libros, literalmente del suelo al techo, las propiedades acústicas de los libros dieron un sonido espectacularmente limpio, algo muy difÃcil de conseguir. Lo que hizo que me dieran cuenta de que las librerÃas son grandes lugares donde escuchar.
Ahora mismo, hay un cierto auge de la poesÃa multidisciplinar o, lo que yo llamo, poesÃa amplificada o expandida: que no sólo se complementa con música o sonido, sino que abarca otras disciplinas como el teatro, el sonido, la tecnologÃa y/o la danza. ¿Cómo te sitúas tú dentro de este movimiento?
Yo me siento muy cómoda y feliz de que cada vez sea más evidente que el arte no está para encerrarnos en normas y categorizaciones que nos restrinjan. A mà no me interesa ese arte. Pienso en el arte y la poesÃa como un espacio de experimentación, exploración libertad e infinitud. Es necesaria una actitud mental donde desaparezca tanta distinción entre las diferentes formas o medios. Dick Higgins, ya en los noventa, sostenÃa que la idea de categorÃa tiene que ser sustituida por la idea de continuidad. Soy nacida en los noventa, y aunque sus textos los conocà ya de adulta, supongo que se notan estos influjos en el ambiente. Pienso que esta continuidad de la que habla Higgins es la única relación posible entre las distintas actividades artÃsticas. En mi caso, me gusta guiarme por aquello de lo que quiero hablar; y que ello determine el medio que mejor se le acomode. Me gusta indagar, descubrir y aprender nuevas formas y técnicas si mi pieza lo requiere. Eso también es excitante.
¿Qué has aprendido durante la creación de Saturn darrere nostre…?
En un nivel técnico ha sido increÃble poder trabajar en conjunto con mi productor, EMARX, en el estudio. He tenido la suerte de poder trabajar mano a mano con él, poder probar, tomar decisiones y recular, ejecutar lo que tenÃa en mente. Nunca habÃa tenido la oportunidad de utilizar tan buenos equipos, conocimientos y condiciones. He aprendido mucho a escuchar, a componer, a organizar y materializar todo lo que tenÃa en la cabeza. Ha sido una experiencia brutal. También he aprendido de paciencia, pues ha sido un proceso muy muy largo. Con el poema orbitando alrededor de Saturno, no podÃa ser de otra manera.