“El mundo que vemos es el mito en el que estamos. Podemos elegir el mito a través del cual podemos mirar, pero no podemos renunciar a mirar a través de algunoâ€.
En La travesÃa de las anguilas (Galaxia Gutenberg, 2020), su anterior novela, Albert Lladó desplazaba su mirada hacia los años noventa del pasado siglo para, a través de sus recuerdos y sus vivencias, conformar una narración que, a partir de lo memorÃstico y personal, mirar hacia el pasado reciente como forma no solo de relatar aquel momento, sino también, y principalmente, abordar temas de nuestro presente, producto de aquel momento. AsÃ, la supuesta prosperidad de la ciudad de Barcelona de la época olÃmpica contrastaba con la vida de un barrio que quedaba fuera de ese aparente progreso y bienestar. Y, sin embargo, a partir de sus propias dinámicas, conformaba un espacio vital propio, con unas coordenadas sociales e individuales que mostraban una vida alternativa. En cambio, con MalpaÃs (Galaxia Gutenberg, 2022), Lladó desplaza su acción principal al año 2032, tan cercano como lejano a nuestra realidad, para, igual que la anterior, hablar del presente.
En ambos casos, por tanto, el escritor ha optado por mirar al hoy desde dos perspectivas alejadas, pero conectadas a circunstancias actuales para ahondar en ellas. Y lo ha hecho, además, con dos obras que revelan una voz personal, aunque Lladó haya operado estilÃstica y formalmente de manera muy distinta. Si en aquella tomaba como modelo las novelas de formación y juveniles para ir adentrándose en su construcción, mirando, a su vez, a cierta tradición literaria realista, con un sentido de reescritura de la memoria personal, en MalpaÃs opta por un falso, que no falsario, sentido de novela de ciencia ficción especulativa para abordar a unos personajes que, finalmente, acaban confluyendo en un sentido de tragedia tanto individual como colectiva.
MalpaÃs está narrada por un cronista, por un observador, que permite a Lladó mezclar narración, ensayo y aforismos, para construir dos escenarios que acaban confluyendo a través de dos personajes. Por un lado, Chantal, una mujer que llega a una casa ocupada y autogestionada donde conoce a Layla, a quien acoge bajo su abrazo desde una protección que, finalmente, presentará algunos claroscuros. Por otro lado, Felipe Soto, figura mediática de la polÃtica surgida tras el movimiento indignado del 15M y que, tras una resolución de la Unión Europea, da el salto definitivo para conformar un partido y presentarse a las elecciones y afrontar un referéndum definitivo de independencia para Cataluña.
Alrededor de estos dos personajes, Lladó escribe una novela que se mueve entre esas dos lÃneas narrativas sin aparente conexión más allá de la espacio-temporal en la que se desarrolla la acción para confluir en un final que, sin poder desvelarse en su totalidad, deviene en comentario polÃtico y social sobre nuestro presente y los posibles intereses ocultos de una clase privilegiada que busca aprovechase económicamente a través de la absorción de inmuebles ocupados y autogestionados vÃa un desalojo violento. En este sentido, Lladó arroja una mirada valiente y abierta a debate, una visión del presente que busca ahondar bajo las manipulaciones mediáticas y las proclamas de toda Ãndole. AsÃ, a lo largo de MalpaÃs, Lladó logra, sin abandonar en ningún momento el sentido de la ficción y la búsqueda de un estilo literario que abraza lo experimental y la libertad creativa en su unión de formas, lanzar comentarios polÃticos y reflexiones filosóficas que doten de mayor alcance a lo narrado.
Lo individual y lo colectivo se dan la mano en una visión de los personajes que se enmarcan en un contexto del que, cada uno a su manera, son producto, a la vez que tanto vÃctimas como victimarios, en este último caso, quizá, sin darse cuenta. En este sentido, MalpaÃs muestra a un escritor que aspira también a ofrecer cuestiones de calado filosófico, de lanzar ideas, preguntas, antes que dar respuestas, aunque estas surgen de varias maneras a lo largo de la ficción que las alberga. Una ficción especulativa, pero que Lladó construye a base de combinar distintas formas narrativas que eluden, aunque partan de él, el realismo social más estandarizado mediante rupturas constantes, como, por ejemplo, la introducción de aforismos que, en ocasiones, se repiten a lo largo de la novela a modo de mantras que crean una atmósfera muy particular. O bien, el paralelismo entre la vida pública de Soto y la relación con sus hijos -con uno especialmente, aunque al final Lladó reserva al personaje una conversación con el otro muy significativa-. O la utilización, en el caso de Chantal y Layla, de la literatura no solo como resorte para unas vidas que necesitan de cierta luz, sino también como contrapunto a dos mujeres que intentan poner en orden y controlar sus vidas, como si estas fuesen parte de una ficción sobre la que no tienen poder alguno. Y deben recuperarlo.