Álex Chico | Foto: Javiera Gaete Fontirroig

Desde fuera del mapa

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Álex Chico | Foto: Javiera Gaete Fontirroig

Esperábamos con impaciencia este primera novela de Álex Chico (Plasencia, 1980) con la editorial Candaya. Los que conocíamos sus anteriores trabajos de poesía y ensayo suponíamos sobre qué ejes gravitarían sus páginas. A menudo no es rentable crearse unas expectativas altas con un libro pero aquí el resultado no podía ser más satisfactorio y alentador. Un final para Walter Benjamin supera incluso las mejores previsiones que podíamos tener sobre él.

Desde el punto de vista temático el libro está sujeto férreamente sobre tres temas centrales: la vida y muerte de Walter Benjamin, Portbou y la propia existencia del yo narrador que enhebra todas las reflexiones y acciones de la novela. Son tres temas enraizados en uno, que admite además infinitas variantes: la memoria, el paso del tiempo, la fugacidad. Estamos frente a un relato meditado, reflexivo y ensayístico. Acostumbrados a observar este tipo de novelas y ensayos en la literatura centro y norteuropea (nos recuerda especialmente su tono a El Danubio de Magris) observamos que se está implantando con acierto en nuestra literatura en libros que ejercen esta nueva mirada como pueden ser los de Sergio del Molino (La España vacía) o Jordi Carrión (Barcelona: Libro de los pasajes). La novela o ensayo que mezcla memoria con reflexión está afortunadamente de moda, con la máxima calidad, y lo celebramos. En el libro de Álex Chico se percibe pronto que es un trabajo de artesanía, una obra de pensamiento, lo veremos en su reflexión pausada, necesaria, ya que sólo desde la pausa se profundiza. Así acostumbrados a grandes tramas, cliffhangers, subtramas o extremados puntos de giro en las páginas de Un final para Benjamin Walter encontramos todo lo contrario, con profusión, vemos aquí todos los encantos de la buena literatura: reposo, dominio, riqueza de lenguaje, riqueza de estilo y variedad y originalidad de sus símbolos.

Resulta una de las grandes cualidades del libro esa utilización mayestática de los símbolos, afinadas desde las grandes imágenes que cuajan el libro: Portbou (paisaje, desidia, paso del tiempo, abandono, ruinas, lugar del flâneur) y Walter Benjamin (el refugiado, el enigma, el renegado, el intelectual víctima del totalitarismo). En el interior de estas dos grandes imágenes-tema se agrupan el resto de imágenes y reflexiones. Un coro de imágenes que percuten en los grandes temas

También encontramos en Un final para Benjamin Walter un pensamiento de entrada y cierre. Una misma reflexión sirve de entrada y salida del libro, un axioma de calado profundo que anuncia el tema y lo despide:

“Para descubrir el sentido de la vida de un ser humano deberíamos tener la certeza de que podremos asistir a su muerte”. […] “¿es imposible descubrir el sentido de la vida de un ser humano sin tener la certeza de que podemos asistir a su muerte?”.

Y así, una y otra vez, se amartilla la conexión del narrador con un paisaje que nos transporta a los escenarios de Portbou, otro de los grandes dominadores de la novela. Así aparecen invariablemente tres grandes símbolos de la villa ampurdanesa como son la gigantesca estación de tren, el memorial a Walter Benjamin junto al cementerio y las antiguas aduanas abandonadas. En el fondo se trata del tema de las ruinas como trasunto del paso del tiempo. Aterra más la ruina reciente (como la de Portbou reflejada también en la iglesia de Santa María, el antiguo ayuntamiento, el barco Marguerite y los hoteles cerrados y ajados) que la ruina de siglos. Es más terrible el paisaje que se deshace en Portbou, presenciar ese gesto, que cualquier excavación en Persépolis, Pompeya o Asia Menor.

Otra de las grandes cualidades de Un final para Walter Benjamin será la capacidad del autor para glosar textos anteriores. En este caso glosar no será sólo reproducir sino que profundizará y se abismará en la reflexión sobre el texto citado. Así se realizan las buenas glosas y así se aprovechan hasta el límite los referentes. Aprovecha textos fantásticos de Benjamin, como sería la prodigiosa descripción del Angelus Novus que aquí señalamos:

“Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra un ángel que parece a punto de alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente, tiene la boca abierta y las alas extendidas, así es como uno se imagina al Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán lo empuja irremediablemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.

Y realiza tras la cita entonces un trabajo de profundizar, sintetizar y mejorar el texto, una maravilla que a continuación da sentido y agiganta el texto antes citado:

“El Angelus Novus es el Ángel de la Historia, un ser gigantesco que avanza hacia atrás, vuelto hacia los muertos con las alas abiertas, mientras contempla la montaña de cadáveres que se alza a su paso, las ruinas, los escombros, los desechos. Aunque quiere detenerse, el huracán le empuja con fuerza. Desplazándose de espaldas, contempla los surcos en lo que van cayendo miles de cadáveres, las cenizas que sobrevuelan en el pasado, como un remolino que se anuda a nuestro pies. La terrible fuerza del viento anticipa, a su manera, el fascismo y la barbarie…”.

Tenemos en Un final para Walter Benjamin reflexión, profundidad y sentido. Inmejorable estreno en Candaya de Álex Chico con un libro que exige leerse con toda la atención que el escritor le ha dedicado. Como en los buenos licores, conviene apurar la lectura para no dejarse ni una mísera gota en la copa.

Fernando Clemot

Es autor de los libros de relatos: 'La lengua de los ahogados' (2016), 'Safaris inolvidables' (2012) y 'Estancos del Chiado' (2009), Premio Setenil. Su obra está recogida en numerosas antologías de narrativa breve, entre ellas, Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual. También ha publicado las novelas 'El libro de las maravillas' (2011), 'El golfo de los poetas' (2009) y 'Polaris' (2015), así como el ensayo de narrativa creativa 'Cómo armar y desarmar un relato' (2014). Imparte talleres literarios en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Escola d’Escriptura del Ateneu Barcelonès. Desde el 2013 dirige la revista literaria 'Quimera'.

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